¿Y si ‘blockchain’ pudiese reforzar nuestro compromiso con el medioambiente?

blockchain y medioambiente

Innovación

Mejorar la transparencia de la cadena de valor, reforzar el cumplimiento de los acuerdos ambientales o impulsar un sistema de recompensas. Mediante este tipo de acciones, la tecnología blokchain o cadena de bloques tiene el potencial de relanzar la lucha contra el cambio climático.

La línea de emisiones de CO2 es una línea ascendente. De hecho, los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera son los más altos de los últimos 800.000 años. La pendiente también es positiva para las temperaturas medias globales, que siguen batiendo récords. Los acuerdos de París iban a marcar un antes y un después en el compromiso global con la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, han pasado cinco años y la mayoría de estos compromisos siguen sin aplicarse.

La tecnología no va a ser la única solución a nuestros problemas, pero es una herramienta clave para lograr revertir la situación. Según una investigación desarrollada en la Universidad de Cambridge, blockchain es la tecnología con mayor potencial para reforzar la cooperación global necesaria para impulsar la lucha contra el cambio climático.

Una organización descentralizada y transversal, pero coordinada

La tecnología de blockchain no es otra cosa que una base de datos distribuida y segura. Es decir, no necesita intermediarios, ya que todos sus usuarios confían en ella, lo que permite que su gestión sea descentralizada. En una cadena de bloques, son varios nodos independientes los que se encargan de verificar las operaciones, que pueden ser desde transacciones bancarias hasta acuerdos políticos.

Sobre el papel, tal como sostiene la investigación del Centre for Business Research de la universidad británica, blockchain podría permitir la creación de una organización climática descentralizada, en la que participasen tanto estados y empresas como individuos. Todas las partes interaccionarían a través de smart contracts (el código que se ejecuta con cada operación) y los compromisos climáticos de cada uno podrían estar vinculados a un token o una criptomoneda, como una forma de medir su desarrollo.

La transparencia de los mercados de carbono

los mercados de carbono

Uno de los puntos más controvertidos de la lucha contra el cambio climático es el de los mercados de carbono. El objetivo de este instrumento es reducir las emisiones de CO2 a nivel mundial, pero ha resultado una herramienta compleja y difícil de controlar.

La idea de base es que cada país y empresa tiene unas emisiones máximas asignadas. Si puede cumplir con los límites, puede vender su capacidad restante. Si no puede, tiene la posibilidad de comprar derechos de emisiones. Así, se premia a las compañías más sostenibles y se financia la transición energética.

Saber a ciencia cierta quién emite qué puede ser una tarea imposible en determinados territorios o con organizaciones multinacionales. Ante las dificultades de gestionar este mercado de forma transparente, varias compañías tecnológicas, como IBM, y organizaciones ambientales, como Pacific Alliance, han intentado apostar por la tecnología blockchain para reforzar la transparencia y la fluidez de los mercados de carbono.

Si los derechos de emisiones se gestionasen a través de una escalera de bloques única y descentralizada, que calculase de forma automática las emisiones de cada uno de los actores involucrados y cuyas transacciones fuesen verificadas por varios actores independientes, los mercados de carbono podrían ganar transparencia a todos los niveles.

La monetización de los compromisos

tokens medioambientales

Firmar un documento en una cumbre internacional es una cosa. Mantener los compromisos a largo plazo es otra muy diferente. Uno de los grandes desafíos de la cooperación internacional es la inexistencia de mecanismos que velen por el cumplimiento de los acuerdos. Un sistema blockchain, gracias a los smart contracts y a la posibilidad de tokenizar (monetizar) los compromisos, podría llenar ese vacío.

Por ejemplo, cada país que adquiere una serie de compromisos climáticos delante de la comunidad internacional podría realizar un depósito en tokens (algo a lo que se le da un valor determinado, como las criptomonedas). En caso de no poder cumplir los compromisos o de retirarse de los acuerdos de cooperación a gran escala, el estado no podría recuperar ese valor y el resto de participantes en el acuerdo podrían invertirlo en acciones climáticas. Todo esto estaría controlado y automatizado en mediante una serie de smart contracts.

Lo mismo podría aplicarse a niveles más locales, donde la tecnología blockchain podría destinarse a, por ejemplo, asegurar el cumplimiento de los compromisos de conservación de una especie o de mantenimiento y protección de parques naturales o a implementar una legislación pesquera más sólida que evitase la sobreexplotación de ciertos caladeros.

Además, tal como recoge el informe del Foro Económico Mundial, PwC y el Stanford Woods Institute for the Environment ‘Building block(chain)s for a better planet’, la cadena de bloques, a nivel empresarial, permite el control y la transparencia de la cadena de suministros, sea local o internacional, la descentralización de la gestión energética, o incentivar la aplicación de los principios de la economía circular.

Blockchain puede ser la oportunidad tecnológica que estábamos esperando para reforzar nuestro compromiso con el medioambiente y la lucha contra el cambio climático. El siguiente paso es evitar que la tecnología no se quede solo en promesas.

Por Juan F. Samaniego

Imágenes | Unsplash/RawFilm, Marcin Jozwiak, Stanislaw Zarychta

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