IoT rural: conectividad para frenar el éxodo hacia las ciudades

IoT en agricultura y ganadería

Innovación

El goteo es constante. En cada padrón que se publica, la tendencia se consolida. El rural se vacía en favor de las ciudades. ¿Puede la conectividad IoT frenar este éxodo?

IoT en agricultura y ganadería

El proceso de concentración urbana es un fenómeno mundial. Según los datos de la ONU, 4.500 millones de personas (un 55% de la población mundial) viven en ciudades. En 2050, serán 6.500 millones. Además, no solo se vacían los pueblos. Las ciudades pequeñas pierden población y las grandes ciudades son cada vez mayores. Hoy por hoy, ya hay 33 núcleos urbanos en el mundo con más de 10 millones de habitantes.

En España, la tendencia es similar. Mientras los polos de Madrid y Barcelona atraen cada vez a más habitantes, los pueblos se vacían y las ciudades pequeñas, incluyendo muchas capitales de provincia, pierden población. Regiones como Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha, Aragón o Asturias están entre las más castigadas. El desafío es tal que se ha convertido en un auténtico problema de estado que ha llevado a la creación reciente de un Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico.

El fenómeno de la despoblación rural no es nuevo y sus causas son complejas. Políticas poco ajustadas a la realidad rural o la industrialización de las ciudades son algunos de los motivos de base, tal como señala el informe ‘La despoblación rural en España’ del Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales. En última instancia, es la falta de oportunidades laborales y la promesa de una mejor calidad de vida la que lleva a la gente a abandonar el rural. Y aquí es donde internet de las cosas (IoT) y el poder de la digitalización pueden tener algo que decir.

IoT en el campo

Un campo de datos

La conectividad de los objetos puede aplicarse en cualquier sector y la agricultura no es una excepción. Internet de las cosas permite recabar todo tipo de datos sobre las actividades que se desarrollan en el campo. Datos que se convierten en información valiosa para la toma de decisiones y que posibilitan la automatización inteligente de las actividades. Esto lleva, a su vez, a la revalorización de la actividad agrícola y a la mejora del nivel de vida de quienes se dedican a ello.

La llamada agricultura data-driven utiliza todo tipo de sensores para recabar datos sobre los cultivos, las condiciones climáticas, el uso de recursos, las enfermedades y plagas y el funcionamiento de la cadena de suministros al completo. Empresas como Libelium, con sede en Zaragoza, constatan que la demanda de conectividad rural es real. De bodegas de vino que monitorizan las condiciones productivas de cada cepa a grandes plantaciones controladas por drones, las posibilidades de la tecnología IoT son muchas.

Otros proyectos, como Eco-Rural-IoT, desarrollado entre España y Portugal, se centran en los usos de la tecnología para ganar en eficiencia. Implementado en el Rancho Guareña, en Zamora, con la colaboración de Nebusens, TAMIC, la Universidad de Salamanca y el Instituto Superior de Engenharia do Porto ha logrado reducir los consumos de agua, energía y productos fitosanitarios mediante la sensorización y el análisis centralizado de los datos de la explotación.

El uso eficiente de recursos es también uno de los objetivos perseguidos por la implementación de IoT en invernaderos. Hoy por hoy, el uso de sensores y la toma de decisiones basadas en datos contribuye a incrementar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas de forma importante. Tanto que la agricultura ya es el segundo sector con más demanda de dispositivos IoT después de la industria.

IoT en la gestión de ganado

The internet of sheep o el ganado conectado

Junto con la agricultura, la ganadería es la otra gran actividad que vertebra el rural. No solo porque de ella dependen muchos empleos directos e indirectos, sino porque la propia actividad necesita el rural. Hoy por hoy, sería imposible desarrollarla en las ciudades.

Hace cinco años, el profesor de la Universidad de Lancaster Gordon Blair llamó la atención de la comunidad investigadora con un proyecto singular. Aplicar las tecnologías de conectividad de los objetos, reservadas hasta ese momento a entornos urbanos e industriales, a la gestión ganadera. Apodado como the internet of sheep (el internet de las ovejas, en inglés), el proyecto estudió la aplicación de IoT a grandes rebaños de ovejas en Gales, desarrollando técnicas para optimizar el consumo de recursos y anticipar posibles riesgos (en particular, debido a la región en la que se desarrolló, los riesgos ligados a las inundaciones).

Desde entonces, ha habido otros proyectos similares. La red Agripir de la Unión Europea, compuesta por 150 organizaciones, está desarrollando cinco proyectos de innovación para aplicar IoT a la ganadería. Desde E-PASTO, una investigación para mejorar la localización de los animales que estén pastando en los prados de alta montaña en verano, hasta LIVE-PRE-LIFE, un sistema para mejorar la convivencia entre grandes predadores y ganadería en la montaña, Agripir trabaja para introducir más innovación y tecnología en las industrias agropecuarias de los Pirineos.

El estado de una viña, las cantidades de fertilizantes exactas para una plantación de patatas, el consumo de hierba de un rebaño de cientos de ovejas. Información hasta hace poco guardada en el mundo de la intuición que ahora se convierte en datos medibles. Información que puede guardar una de las llaves para frenar el despoblamiento del rural.

Por Juan F. Samaniego

Imágenes | Unsplash/elizabeth lies, Dan Meyers, Judith Prins

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