Tecnología ante desastres naturales, máquinas que salvan vidas

Innovación

En los últimos 25 años, los desastres naturales han acabado con la vida de más de 1,35 millones de personas en todo el mundo. Además, solo en 2019, el coste económico de este tipo de catástrofes superó los 150.000 millones de dólares. Son tragedias medioambientales que, según la ONU, se han cuadriplicado en los últimos 40 años debido, en gran medida, a las consecuencias del cambio climático.

Emisiones de CO₂ y calentamiento global provocados por las acciones del hombre. Aunque, curiosamente, también está en nuestra mano aportar una solución. Porque los avances tecnológicos son los mejores aliados para luchar contra este tipo de desgracias, a la hora de prevenirlas y de atenuar sus consecuencias.

Inteligencia artificial y deep learning

Predecir cuándo va a ocurrir un incendio: ese es el reto que se plantea Bee2FireDetection, de la empresa portuguesa Compta. Su inteligencia artificial utiliza sensores ópticos, térmicos y espectrométricos (que estudian la radiación electromagnética) para anticiparse al fuego gracias a IBM Watson Visual Recognition. 

Esta inteligencia artificial recopila datos las 24 horas del día a través de cámaras de vigilancia, a distancias de hasta 15 km. Y es capaz de detectar una columna de humo o una subida de temperatura y alertar de su presencia, en tiempo real.

Por su parte, la japonesa Fujitsu trata de paliar el problema de inundaciones y crecida de los ríos que sufren en su país. Solo en julio de 2020, más de tres millones de personas tuvieron que ser evacuadas por las lluvias caídas en la isla de Kyushu, con desbordamientos que provocaron 58 muertes.

En 2019, la compañía presentó su tecnología Mitigación de Desastres de IA. Se trata de un modelo matemático construido con el histórico de datos respecto a la cantidad de lluvia y de nivel de agua alcanzados en cada zona. Se basa en el llamado modelo de tanque, que identifica la descarga de agua a la que puede llegar el caudal de un río. Son conocimientos hidrográficos que ayudan a que sus algoritmos predigan posibles inundaciones. Además, sus características deep learning facilitan que la tecnología adecue sus mediciones cuando se producen cambios en la geografía.

Drones y desastres naturales

Los drones son los dispositivos que mejor está demostrando su valía frente a los desastres naturales, gracias a su facilidad para acceder a zonas remotas y la reducción de tiempos y de riesgo humano que supone.

Desde la Universidad de Piura de Perú y con la colaboración del Banco Mundial, se presentó en mayo un avión no tripulado de ala fija que será el encargado de llevar alimentos y suministros médicos a los lugares que hayan sufrido una catástrofe medioambiental. 

La tecnología del dron le permite alcanzar los 1.000 metros de altura y soportar lluvias y rachas de viento. Su capacidad de carga aguanta un peso de hasta cinco kilos, por lo que podrá ir y venir con los alimentos que no se puedan transportar por carretera e incluso con kits de emergencia y unidades de sangre.

Los drones también pueden estudiar la actividad volcánica, incluso la de los volcanes más inaccesibles del planeta. Así lo está demostrando el trabajo de la Universidad de Brístol en Papúa Nueva Guinea en la isla de Manam. Su dispositivo, equipado con sensores de gas y espectrómetros, recopila datos que, combinados con anteriores registros, sirven para conocer mejor la actividad de su volcán. 

El objetivo no es solo anticipar cuándo se producirá una posible erupción, sino también analizar las emisiones de CO₂ a la atmósfera y medir el impacto sobre la salud de los habitantes de la región.

Iniciativas tan tecnológicas como solidarias

A veces no se necesitan complejos modelos matemáticos ni sofisticados equipos; un sencillo SMS puede ser capaz de marcar la diferencia. El terremoto de Haití en 2010 demostró la eficacia de los mensajes geolocalizados para encontrar a víctimas y desaparecidos.

A raíz de este caso, se puso en marcha el programa TERA (Trilogy Emergency Application), una app que Cruz Roja trata de llevar a todos los países en los que trabaja. TERA permite la comunicación por SMS entre las agencias de ayuda y los afectados por la tragedia, a los que se les da voz para informar sobre su situación real. Y se administra de manera remota, por lo que se activa de forma inmediata cuando se produce una catástrofe. 

De forma muy parecida funciona el proyecto Serval, nacido en la Universidad Flinders de Adelaida (Australia). La comunicación se establece mediante mensajes de texto, llamadas y el envío de archivos. La diferencia está en que la aplicación funciona aunque no haya cobertura de red; solo precisa las redes wifi y la de los teléfonos cercanos. Así, aunque la catástrofe haya provocado la caída de las infraestructuras, se mantiene el contacto.

Por último, una iniciativa global que pretende unificar todo tipo de esfuerzos. En Call for Code participan, entre otros, IBM, las Naciones Unidas y The Linux Foundation en la búsqueda de soluciones tecnológicas de código abierto, para que cualquiera pueda beneficiarse. Cada año, se seleccionan proyectos que se sirven de la inteligencia artificial, el análisis de datos, el cloud o el internet de las cosas (IoT) para remediar crisis humanitarias, entre las que se encuentran los efectos de los desastres naturales. Invitan a startups y desarrolladores de todo el mundo a presentar sus ideas y premia al ganador con una financiación de 30 millones de dólares.

Cuando se dice que lo digital ha cambiado para siempre el mundo, no es una frase hecha. Millones de personas pueden salvar sus vidas y su futuro gracias a la tecnología que lucha contra tragedias medioambientales.

Por Noelia Martínez

Imágenes | Jasper van der Meij, Alain Bonnardeaux on Unsplash, Fujitsu, Call for Code, alex browning/Unsplash

Archivado en
Subir