La desigualdad territorial llega hasta los coches eléctricos

Innovación

En España faltan puntos de recarga para vehículos eléctricos, según un informe de ECODES y el Observatorio de Sostenibilidad. El informe, titulado ‘Puntos de recarga para la movilidad eléctrica en España’, señala una evidente desigualdad territorial en la vertebración de infraestructura para recarga rápida de vehículos eléctricos.

En el estudio se habla de urbano y rural, entendiendo como lo primero la clasificación de ‘Áreas Urbanas de España 2021’ y el ‘Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA)’. Al no usar la clasificación mundialmente aceptada de la ONU-Hábitat, los datos no son comparables con otros países o regiones. Aun así, son interesantes y muestran la desigualdad de acceso a la electrificación.

¿Dónde hay más puntos de recarga en España?

La densidad de puntos de recarga se corresponde bastante bien con la poblacional, como ocurre también con infraestructuras tan dispares como fábricas, hospitales, zonas de tiendas, bibliotecas y piscinas públicas. La infraestructura se ‘abarata’ cuando hay más gente en un lugar porque más gente la utiliza. Esto consolida algunas diferencias territoriales.

El grueso de los puntos de carga (69 %) se encuentran en suelo urbano (3760), mientras que 1162 están en áreas rurales y 1028 se ubican en corredores y carreteras principales. También son los puntos más empleados. Sin embargo, cuando se analizan los cargadores rápidos, las cifras cambian: hay 17 en áreas rurales, 132 en urbanas y 134 en corredores y carreteras.

Esto último tiene sentido porque la carga lenta o media se emplea en entornos locales, mientras que la rápida es necesaria cuando se está de paso. Es coherente que los no-lugares de las estaciones de carretera tengan puntos de recarga, de la misma forma que concentran gasolineras.

La comparación más interesante es la que relaciona la superficie en km2 con los puntos de recarga. Es decir, cuánta área corresponde a cada cargador. Si en áreas urbanas hay un cargador por cada 4,11 km2, en los corredores principales hay uno cada 70,65 km2 y en áreas rurales uno cada 349,10 km2. Esta medida sí muestra una clara desigualdad territorial.

Desigualdad territorial en los puntos de recarga

La desigualdad territorial a la hora de acceder a los puntos de recarga es similar a la que existe con los colegios: la baja densidad poblacional hace que el coste por persona sea elevado, por lo que la gente que vive en áreas dispersas ha de desplazarse más kilómetros para dar con esta infraestructura.

Como consecuencia de que los puntos de recarga se concentren allí donde vive más gente, se tiene como resultado que los habitantes ubicados fuera de los núcleos densos no pueden acceder a ellos. Así, en los corredores y carreteras principales 127 250 personas comparten un cargador de carga rápida, mientras que en urbano se comparte entre 237 265 personas y en rural, 293 080 personas.

Aunque hay diferencias significativas, los tres conjuntos de datos tienen un problema similar: cada cargador rápido se comparte entre 188 722 personas, lo que hace muy difícil tener uno disponible cuando se necesita. Y, sin este, es complicado que las personas cambien vehículos muy contaminantes por otros que lo son algo menos.

Este esquema vulnera la propuesta de Reglamento de la Unión Europea por la que persigue que haya puntos de carga para turismos al menos cada 60 kilómetros de la red principal de carreteras. Como se observa en el mapa, esto no ocurre.

Según cierra el informe, “la actual distribución de puntos de carga está muy fuertemente condicionada por estrategias comerciales de oferta y demanda”. Una forma de desplegar infraestructura que perjudica sobre todo al medio rural que es, aunque parezca paradójico, el más dependiente del vehículo privado.

En cualquier caso, esta desigualdad es relativa: faltan puntos de recarga en todas partes. Al menos, de recarga rápida. La lenta es ubicua y, a menudo, no se tiene en cuenta o es ninguneada.

¿Sabías que un enchufe ‘normal’ puede cargar un coche eléctrico?

Es cierto que España no está aún preparada, en según qué regiones, para viajes largos con coche eléctrico. Sin embargo, cualquier punto del planeta sí está preparado para trayectos cortos como los que se realizan de casa al trabajo, y vuelta. ¿El motivo? Un enchufe normal carga un vehículo eléctrico, aunque lo haga despacio.

Un coche está parado en España más del 97 % del tiempo. Esto supone más de 23 horas diarias. Salvo vehículos como taxis, que circulan buena parte del día. Aun así, este porcentaje deja claro algo importante: si se dispone de un punto de carga lenta, entonces es viable cargar el coche.

Un enchufe Schuko (el más habitual en nuestro país) aporta un voltaje de 230 V a 50 Hz y 16 A. Esto arroja una potencia de unos 36 kWh si el coche se enchufa una hora. Un vehículo que esté parado 10 horas al día, ya sea en el trabajo o en casa, y que tenga accesible un enchufe normal, puede cargarlos.

Estos 36 kWh permiten recorrer entre 144 y 206 kilómetros en función del vehículo. Dicho de otra forma, ya hay infraestructura de carga lenta suficiente como para usar el coche en trayectos del día a día, siempre y cuando se disponga de cualquier enchufe junto al aparcamiento, ya sea en casa o en el trabajo.

Redactado por M. Martínez Euklidiadas

Imágenes | Michael Fousert, ECODES

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