¿Qué pasa cuando dejamos de usar el móvil?

Consejos y trucos

Hemos interiorizado tanto el uso continuo del móvil que resultaría casi imposible pensar en dejarlo guardado en un cajón. Si fuéramos capaces de hacerlo, ¿tendría efectos beneficiosos para nuestra salud? Varios estudios inciden en que una desintoxicación, aunque sea parcial, aporta numerosas ventajas.

Alargar la mano hacia el bolso o el bolsillo del pantalón, hacer el gesto para desbloquearlo y comprobar si hay notificaciones importantes. Mirar en un momento qué hay de nuevo en nuestros perfiles sociales y revisar las aplicaciones de mensajería rápida. Cada vez más analistas creen que nos hemos vuelto adictos al móvil.

Cómo serían nuestros primeros días sin móvil

Los datos de utilización de nuestros smartphones, vistos de una manera fría, impactan. Por ejemplo, el usuario medio norteamericano llega a consultar sus notificaciones una media de 52 veces al día. Y si hablamos solo de tocarlo, el número aumenta hasta los 2 600 toques. Nuestro apego al dispositivo es tal que llegamos a desarrollar comportamientos compulsivos, como el del doomscrolling.

Como bien reza el dicho popular, “de todo se sale”. Las reacciones iniciales a dejar el móvil, eso sí, serán negativas. En las primeras doce horas aumentará nuestra ansiedad, ya que el cerebro echa en falta la liberación continua de cortisol que producen redes sociales y notificaciones. Esta estudiada manipulación de los sistemas de dopamina es la base de nuestra adicción al aparato.

El fear of missing out o FOMO llegará a las 24 horas, acompañado de un incremento de pulsaciones y presión sanguínea. Alrededor del tercer día se anticipa el pico de ansiedad, momento en el que la mayoría de usuarios podría sentir ‘vibraciones fantasma’. Aunque se trate de la fase más dura del proceso, también es cuando se empiezan a notar síntomas positivos.

El ‘mono’ de móvil no es tan grave como pensamos

Por ejemplo, por hacerles caso de manera plena por primera vez en mucho tiempo, nos preocuparemos más por amigos, familiares y parejas. Un par de días después se aprecia también un aumento de la capacidad de atención. Y entre el quinto y el séptimo las habilidades cognitivas mejoran de manera significativa.

A partir de esta primera semana de reducción drástica de uso mejora bastante la calidad del sueño. De momento, los estudios no han podido determinar si se debe más a la reducción del nivel de excitación cortical (arousal) o al menor impacto de la luz azul, pero la relación es inequívoca. Menor uso del móvil equivale a mejor descanso.

Tras dos semanas la ansiedad habrá decrecido y, según algunos estudios, también los índices de depresión. Algo relevante, dado que los adolescentes que pasan cinco horas delante del móvil tienen un 71 % más de probabilidades de desarrollar factores de riesgo para el suicidio. También hay notables beneficios físicos, como la disminución del dolor de cuello y de las muñecas debido al agarre del terminal.

Cómo impacta a nuestra salud mental una semana sin redes

Quizás para la mayoría de usuarios afrontar un periodo de al menos dos semanas alejados de un móvil puede ser poco menos que una tarea titánica. ¿Y si limitamos la ‘gesta’ a abandonar nuestros perfiles sociales durante siete días? Incluso esto aportará beneficios a la salud mental.

Según una investigación publicada en la revista ‘Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking’, una sola semana sin aplicaciones como Facebook, Twitter, Instagram y TikTok es suficiente para aportar “mejoras significativas en el bienestar, la depresión y la ansiedad”. El beneficio, para aquellos usuarios que pasan en ellas al menos una hora al día, es inmediato e independiente de la edad.

Se instó a desinstalar las apps móviles, cerrar las sesiones del navegador e incluso activar bloqueadores, pero ninguna recomendación era obligatoria. De una media de uso de ocho horas a la semana se pasó a 21 minutos, lo que provocó una mejora en el estado de ánimo de 4,9 puntos con respecto al grupo de control. También bajaron los síntomas de depresión y ansiedad.

A falta de más investigación, buenos usos

Cada vez hay más estudios que relacionan un uso abusivo con el incremento de problemas de salud mental. Hablamos tanto de móviles, en general, como de aplicaciones sociales en particular. Tanto es así que incluso desde las propias plataformas son conscientes de estos peligros, lo que ha disparado la preocupación generalizada de gobiernos y legisladores. 

No tiene sentido demonizar a las plataformas y obviar sus beneficios y oportunidades, pero sí sería positivo romper la idealización de las redes sociales. Probar a hacer una desintoxicación, aunque sea breve, nos ayudará a comprobar si una reducción de su empleo es beneficiosa. Y, sobre todo, conviene saber que hay herramientas a nuestro alcance para afinar la experiencia.

Muchas de ellas, como el bloqueo de notificaciones, las alertas de uso intensivo y los modos de concentración, están ya integradas en las propias aplicaciones y el sistema operativo de móviles y ordenadores. Desde Orange se apuesta desde hace años #Porunusolovedelatecnologia, con consejos muy útiles que nos harán sentir mejor en el día a día.

Por Pablo Vinuesa

Imágenes | Portada: foto de Eddy Billard; interiores: fotos de Creative Christians y Emma Simpson, todas en Unsplash.

Archivado en
Subir