Un atasco kilométrico en una gran ciudad; una central térmica a pleno rendimiento. Es fácil imaginar las emisiones de gases de efecto invernadero en ambos ejemplos, pero, ¿cuál es la huella de carbono de una web?
Alrededor del mundo existen unos 5000 millones de usuarios de internet. Casi dos tercios de la población del planeta están conectados a la red. La electricidad necesaria para tener en marcha este sistema de comunicación que enlaza cualquier rincón del mundo es inmensa. Dar una cifra concreta de este consumo es complicado, pero algunos cálculos señalan que, cada día, internet necesita alrededor de 2,5 millones de MWh de electricidad. Un número en constante crecimiento.
Por comparar, el día que más energía se consumió en toda España en el mes de enero se demandaron algo más de 800 000 MWh, según datos de Red Eléctrica. Y es que internet hace tiempo que necesita más electricidad que la mayoría de países del mundo. En total, la red emite más de dos millones de toneladas de CO₂ cada día. Cada vídeo que vemos en streaming, cada búsqueda en Google y cada web tiene su huella de carbono.
¿Cómo conocer la huella de carbono de una web?
A la hora de saber cuánta energía y cuánto CO₂ emite una única web, existen aproximaciones exhaustivas y otras más sencillas. Todo depende de la web que queramos analizar. Desde el punto de vista industrial, si el objetivo es hacer una auditoría seria, lo más efectivo es hacer un análisis de ciclo de vida o LCA, por sus siglas en inglés. Esta herramienta evalúa los impactos ambientales de un producto durante todas las fases de su existencia.
El ciclo de vida de una web incluye el proceso de concepción y desarrollo, el despliegue, su uso y su mantenimiento. Además, debe tener en cuenta tres elementos esenciales en una página web: la red, los centros de datos y los usuarios. Así, el LCA es un proceso complejo cuyo desarrollo requiere personal experto y bastantes recursos. Para un análisis más sencillo, existen algunas herramientas virtuales:
- Website carbon calculator. Esta plataforma, desarrollada por Whole Grain Digital en 2018, se ha convertido en la referencia para obtener una visión general de la huella de carbono de una web. Tras un análisis de pocos segundos, ofrece una estimación de las emisiones que produce cada usuario que entra en la web y una serie de pronósticos mensuales. Además, presenta los resultados de forma visual y muy comparativa.
- PageSpeed Insights. Esta herramienta, diseñada por Google, no ofrece directamente un cálculo de la huella de carbono de una web, pero sí hace un análisis muy útil para optimizar todos los elementos de la página que contribuyen a aumentar su consumo de energía. A través de una amplia gama de herramientas asociadas, PageSpeed Insights permite reducir el código HTML, optimizar el tamaño de las imágenes y los vídeos y disminuir los tiempos de carga, entre otros muchos elementos.
Cómo reducir el consumo y las emisiones de una web
Internet son paquetes de datos. Cada vez que hacemos un clic, una pequeña cantidad de información viaja a través de la red hasta un punto y vuelve. En el traslado y la gestión de estos datos intervienen múltiples factores y todos ellos tienen su parte de responsabilidad en la huella de carbono de una web.
Optimización de los servidores
Las páginas web se almacenan en servidores. Además del almacenamiento en sí, cada vez que algo pasa en esa web, el servidor (una especie de gran ordenador conectado) tiene que hacer una serie de operaciones. Esto consume energía y, en consecuencia, genera emisiones. Para reducir la huella de carbono asociada a los servidores, pueden seguirse varias estrategias:
- Apostar por servidores cloud en lugar de dedicados, ya que son mucho más eficientes en el reparto de recursos. También se puede apostar por computación serverless, en la que todos los procesos, aplicaciones y servicios están en la nube. Esto no significa que desaparezcan los servidores, pero sí que se optimice mucho su uso.
- Elegir un hosting adecuado. Existen varias opciones de hosting verde y sostenible. Por lo general, son empresas que se preocupan de la huella de carbono de sus infraestructuras y apuestan por la optimización constante y el consumo de energía de fuentes renovables, entre otras cosas.
Un uso de la red más eficiente
A la hora de analizar la huella de carbono de una web atendiendo al uso que hace de la red, hay un elemento que cobra más importancia que ninguno: la distancia física del usuario final. Cuanto más lejos esté el servidor del usuario, más gasto energético será necesario. Por eso, para reducir las emisiones de una web es recomendable:
- Contratar un servidor cercano al usuario siempre que sea posible. Si la web ofrece servicios en un área determinada, por ejemplo, será más eficiente tenerla alojada en un servidor de esa región o país.
- Considerar el uso de una red de distribución de contenidos o CDN. Este tipo de redes están formadas por varios puntos donde se almacenan los datos. Cuando un usuario quiere acceder a ellos, la CDN responde enviándolos desde el punto más cercano. Así, se reduce el consumo y se mejora la latencia.
- Reducir la carga útil. Es decir, reducir la cantidad de datos que es necesario enviar a través de la red.
Optimización de la página web
La propia estructura y configuración de la web es uno de los apartados donde más espacio existe para la optimización. Empezando por aspectos como contar con un código limpio y optimizado y terminando por elementos como las fotografías, hay muchos elementos que pueden influir en la carga útil de la web. Al disminuir la cantidad de datos que es necesario enviar, se reduce el consumo de energía y la huella de carbono.
- Utilizar el menor número de integraciones posible.
- Evitar usar múltiples extensiones o plugins que se solapen; es mejor quedarse solo con lo necesario.
- Apostar por un diseño sobrio, útil y que cargue rápido en cualquier dispositivo y sea cual sea la conexión.
Al final, una web bien optimizada que consume menos energía es también una web que funciona mejor. Como queda de relevancia con el uso de PageSpeed Insights, existen muchos factores que dificultan el uso de una página (formatos de imagen poco comprimidos, código CSS que no se usa, integraciones y extensiones inútiles…) que también disparan sus necesidades de energía.
Por Juan F. Samaniego
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