Un nuevo comité científico lo confirma: ni el 5G ni las radiofrecuencias afectan a la salud

Innovación

El Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) ha presentado su nuevo ‘Informe sobre radiofrecuencias y salud’, editado por el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación, a través de una ponencia virtual. Este informe analiza tres años de datos (entre 2016 y 2019; el anterior abarcaba de 2013 a 2016) y metaestudios, y concluye que “no hay evidencia de riesgo para la salud de las personas”, aplicable al 5G.

Sin embargo, la opinión pública se ve con frecuencia contaminada con un altísimo nivel de bulos y falsas noticias que entran en conflicto con la evidencia y confunden a la población. Este año el CCARS ponía sobre la mesa la importancia del papel de la divulgación científica, así como la necesidad de hacer accesible el conocimiento científico a la población general. Un reto notable.

¿Hay relación entre el 5G y una mala salud?

Francisco Vargas, director científico del CCARS, fue el encargado de señalar los objetivos y conclusiones del ‘Informe sobre radiofrecuencias y salud’. Partiendo de “datos fiables, objetivos y contrastables”, con foco en el metaanálisis, revisiones sistemáticas y ensayos clínicos, se ha llegado a las conclusiones que se describen de forma literal:

Con respecto al 5G, el estudio concluye:

¿Qué pasa con la hipersensibilidad electromagnética?

En estos tres años no ha cambiado nada con respecto a estos síntomas, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue sin clasificar de enfermedad por falta de evidencia científica. En palabras de Vargas, “los estudios clínicos controlados con voluntarios han demostrado que no hay una relación causal entre la exposición a diversas fuentes de radiofrecuencia y los síntomas que ellos dicen sentir”.

De la conferencia, “las nuevas evidencias confirman que no se han observado efectos adversos para la salud derivados de la exposición a las radiofrecuencias emitidas por las antenas de telefonía móvil, transmisión de radio y televisión y sistemas inalámbricos (wifi) utilizados en el trabajo, la escuela o el hogar”. Todo apunta a que se trata de un trastorno sintomático con otro origen.

¿Por qué se estudia el hipotético daño de la telefonía en la salud?

De izquierda a derecha y de arriba a abajo | Francisco Vargas, Javier Lafuente, Marta Balenciaga, Covadonga Caballo, Mª Teresa Arcos

De toda nueva tecnología surgen dudas y preocupaciones. Preguntas cuyo cuestionamiento es saludable desde una perspectiva crítica. Por desgracia, también surgen bulos, mentiras y falsas noticias, algo que ocurre cada pocos años con las nuevas generaciones de telefonía. Como señaló Vargas, “esto nos pasó con el 2G, el 3G y el 4G”.

Así lo resaltó también Covadonga Caballo, subdirectora general de Sanidad Ambiental y Salud Laboral, que destacó que “estamos hablando de progreso; el uso de elementos que utilizan radiofrecuencia se ha popularizado y ha mejorado significativamente nuestra existencia, facilitando el acceso al conocimiento, a la comunicación y a las nuevas tecnologías […] mejorando significativamente la calidad de nuestras vidas”.

“Toda mejora lleva consigo la necesidad de profundizar en el estudio de hipotéticas consecuencias para la salud”, continuó, especialmente si genera preocupación pública, sea o no justificada. Ya sea por los bulos o por la falta de conocimientos técnicos para abordar estas cuestiones, hay muchas personas preocupadas por la posible relación entre radiofrecuencia y enfermedades.

Esto significa que es imprescindible trasladar a la población la seguridad de las radiofrecuencias, especialmente si el grueso de la ciudadanía no ha recibido la formación necesaria para comprender su mecánica, y hacerlo a un nivel que sean capaces de comprender. Estamos hablando de divulgación científica para luchar contra pseudociencias y timos.

María Teresa Arcos, directora general de Telecomunicaciones y Ordenación de los Servicios de Comunicación Audiovisual del  Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, apuntó a que “lo que escasea no es conocimiento científico, es divulgación; la conexión de ese conocimiento científico, desde su torre de marfil, al ciudadano de a pie”. 

Un grupo multidisciplinar e independiente

Como señaló Javier Lafuente “los diversos profesionales que componen el actual comité científico proceden del mundo de la física, de la ingeniería de telecomunicaciones y de la medicina”, haciendo hincapié en que “no solo es multidisciplinar, sino que es independiente”.

Con respecto a sus funciones, el CCARS es “un órgano de referencia que sirve de interlocutor tanto a nivel nacional como internacional en materia de evaluación gestión y comunicación de los posibles riesgos de la radiofrecuencia”. Para cumplir este objetivo realizan una intensa labor de acopio de artículos científicos publicados, que a su vez conforman la base del ‘Informe sobre radiofrecuencias y salud’. Este es el quinto informe que publican.

Marta Balenciaga, decana-presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación (COIT), señaló que el CCARS “tiene la misión de aportar elementos de juicio, información y asesoramiento de carácter científico y técnico a las administraciones públicas y al conjunto de la sociedad”.

Redactado por M. Martínez Euklidiadas

Imágenes |Scott Elkins/Unsplash, CCARS, PxHere

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