Se habla mucho del internet de las cosas o Internet of Things. Sin embargo, aún hay muchas personas que no saben qué es IoT o para qué sirve. Se estima que el IoT ya conecta 31.000 millones de dispositivos en todo el mundo, pero muchos vivimos ajenos a una realidad interconectada que cambiará todas las reglas de forma silenciosa, ubicua y sin freno. Así es el IoT.
¿Qué significan las siglas de IoT y qué es un objeto conectado?
IoT son las siglas de la expresión inglesa Internet of Things, que en español traducimos como «internet de las cosas» y llamamos IdC. Cuando decimos que algo es un «objeto de internet», lo que queremos decir es que está conectado a dicha red. A veces de forma directa (como nuestro móvil con 5G) y otras a través de redes intermedias (como la pulsera de actividad o smartband).
Las pulseras de actividad, que en esencia son sensores de datos con forma de banda, son un claro ejemplo de penetración del IoT en nuestra vida. Las llevamos como si fuesen relojes, pero son mucho más. Con conexión bluetooth a nuestro smartphone, el móvil les sirve de puente a internet.
En algunos casos los smartwatches o relojes inteligentes se conectan directamente a la red mediante SIM, y es que hay muchos tipos de redes IoT.
¿Qué es una red IoT y para qué sirve?
Una red IoT es una red en la que un nodo central enlaza varios objetos conectados. De hecho, las viviendas forman su propia red IoT primitiva cuando un router enlaza varios ordenadores, smartphones, tabletas, la televisión y quizá algún otro electrodoméstico o máquina. El objetivo de una red IoT es conectar la realidad y sus objetos físicos con internet y aplicaciones en la nube.
Así es una red IoT doméstica
En el primer ejemplo observamos una IoT doméstica. Un hogar con el router como centro de la red del que ‘cuelgan’ una smart TV, los diferentes teléfonos inteligentes de la familia, el ordenador de la casa y una pequeña red de bombillas inteligentes, todo conectado mediante wifi.
Además, la misma red tiene subredes bluetooth, como la que tiene el televisor con el mando y el frigorífico y los diferentes teléfonos con el robot aspirador, la cerradura de la puerta o alguna pulsera de actividad.
Así es una red IoT empresarial
En la segunda red IoT, observamos una red del Internet of Things a nivel de edificio empresarial. En este caso la red de la empresa conecta varios routers y sistemas en un mismo edificio. Nace la oficina IoT. Estos sistemas, a su vez, son nodos o puntos centrales de sistemas más pequeños. A esta ramificación se la llama ‘jerarquía’ y es muy frecuente en todo tipo de redes informáticas.
IIoT, el internet de las cosas industrial
Además de lo anterior, una de las aplicaciones más extendidas del IoT es el Industrial Internet of Things (IIoT) o internet de las cosas industrial (IdCI). Se usa mucho en todo tipo de industrias:
- Logística. Para saber dónde está cada camión, container y objeto de la línea de distribución, por ejemplo. También son muy útiles a nivel de almacén. Tanto las empresas de distribución como los grandes aeropuertos e incluso tiendas de cierta envergadura monitorizan los objetos y robots dentro de sus instalaciones con objeto de optimizar rutas, abaratar costes o añadir seguridad.
- Fabricación. Los robots conectados a internet que vemos en una línea de montaje de coches son IIoT. También lo son las impresoras en serie de una editorial o los elementos de corte de una serrería, si están conectados a la red. En realidad, todo tipo de proceso de fabricación, de botellas PET a peluches, puede estar conectado y formar parte del internet de las cosas.
- Construcción. Cada vez es más frecuente tener sensorizada y conectada la maquinaria de obra. Saber dónde está una retroexcavadora es importante, pero analizar en tiempo real su combustible, estado de conservación o tener cada componente digitalizado aporta mucho valor. Además, ya se usan cascos y otros EPI IoT, y saltan avisos ante accidentes laborales.
- Agricultura. La agricultura es un sector poco digitalizado, pero ya se están añadiendo sensores de humedad, robots de riego o siembra e incluso recolectores que analizan el color de los cultivos para recogerlos en su momento óptimo o drones que patrullan terrenos buscando plagas. Si están conectados, son IoT, lo que ayuda a la trazabilidad y seguridad alimentaria.
¿Cómo de seguro es el IoT?
Dado que no existen los sistemas inexpugnables, los objetos del IoT siempre entrañan riesgo. Pero con las herramientas adecuadas este riesgo puede reducirse mucho. Estas son algunas de las herramientas básicas para mejorar la seguridad del IoT:
- Adquirir hardware y software de confianza. Adquirir lo más asequible puede ponernos en un lugar vulnerable. Pensemos que los objetos de IoT como una pulsera de actividad o un ordenador de empresa recogen mucha información potencialmente peligrosa si se difunde.
- Comprar solo dispositivos actualizados y actualizables. Poder solucionar problemas de seguridad es clave. Por eso es imprescindible invertir solo en dispositivos que puedan parchear vulnerabilidades que aún no se han descubierto a medida que estas se hagan públicas.
- Dispositivos que permitan cambiar la contraseña. La seguridad deja completamente de lado los objetos del IoT sin contraseña, pero también las que no permiten cambiarla. Hemos de buscar siempre sistemas que nos permitan actualizarla con frecuencia.
- Sistemas antiDDoS. Existen en el mercado sistemas de protección que evitan que los dispositivos del IoT sean vulnerables a ataques DDoS, convirtiéndose en botnets o redes zombies.
¿Qué tiene que ver el IoT con el edge computing?
El edge computing es un modo de procesado de datos que busca acercar la nube al usuario. Así, en lugar de medir nuestras pulsaciones, enviar los datos a través de la red, procesarlos en un servidor a miles de kilómetros de distancia y devolver la señal de vuelta para visualizarla en la pulsera, el smartphone puede ocuparse de ese proceso, evitando la latencia y mejorando la seguridad.
Evidemente, el edge computing está muy relacionado con el IoT porque lo que pretende es procesar la información en los propios objetos conectados en lugar de hacerlo en un servidor. Al menos, parte de ellos. Es el futuro del procesado de datos.
Se estima que en el mundo hay 31.000 millones de dispositivos. En menos de una década habrá cerca de 100.000 millones, y es que son objetos particularmente útiles en todo tipo de propósitos. De la reducción del consumo de objetos de más consumo a ayudarnos en nuestra vida diaria
Por Marcos Martínez (Euklidiadas)
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