Para muchos, las siglas “IoT” (internet of things) aún son desconocidas. Pero la realidad es que cada vez que controlamos las luces de la casa con nuestro smartphone estamos haciendo uso del IoT. Porque el internet de las cosas agrupa todas esas interconexiones entre distintos aparatos tecnológicos a través de una red. Así de fácil.
¿Un frigorífico que avisa de la caducidad de un alimento? ¿Una lavadora que se programa en remoto? ¿Un robot de vigilancia que nos manda un aviso cuando alguien intenta forzar la puerta? Distintas aplicaciones en las que el internet de las cosas nos hace la vida mas fácil. Una industria con 66.000 millones de dólares en ingresos y un crecimiento del 20% respecto al año pasado, según Juniper Research, y un mercado que ya en 2014 estaba valorado en más de 600.000 millones de dólares.
Pero el IoT también plantea muchos retos. Internet está creciendo tanto que son necesarias soluciones de gestión de conectividad robustas y escalables. ¿Se saturará la red con tantas conexiones simultáneas, con tal grueso de datos viajando a velocidades constantes? La infraestructura, seguridad y estrategias empresariales han de ajustar sus objetivos tanto para capitalizar este crecimiento como para hacerlo sostenible. Y aquí es donde entra en juego el RSP.
Qué es el RSP (Remote SIM Provisioning)
Aprovisionamiento de SIM remota. Con este nombre no es fácil de entender. Pero en realidad es muy fácil de explicar: cada dispositivo, ya sea una tablet o una cafetera inteligente, cuenta con sus propia SIM, un identificador que podría compararse con nuestro DNI. Muchas de estas SIM permanecen inactivas y nunca llegan a utilizarse, pero sí saturan la cantidad de IDs disponibles.
Lo que quiere conseguir con esto la GSMA —o Global System for Mobile Communications— es que esta SIM pueda ser activada de forma remota, de manera que puedan incluso agrupar las distintas SIM por dominios, para crear diferentes perfiles según su función. Los principales servidores de este servicio —porque una SIM no es solo un identificador, también es un servicio— dan a los operadores de red móvil la opción de crear y alojar nuevos perfiles eSIM que sean consumidores en su propia infraestructura.
El RSP permite a cualquier dispositivo IoT conectarse de forma remota a una plataforma IoT, hasta aquí todo claro. El cambio de paradigma viene cuando esta conexión no ha de venir implementada de fábrica, sino que puede ‘activarse’ después de su implementación. Profundizando un poco más, el RSP permite que las redes identifiquen y autentiquen nuevos dispositivos por el aire.
Una gestión en la que no hace falta acceder de forma física al dispositivo permitiendo, por ejemplo, formas SIM (iSIM y eSIM) más pequeñas e integradas dentro de la circuitería interna —no olvidemos que la SIM de cualquier smartphone precisa de su propia ranura extraíble—.
¿Y en qué redundan estas mejoras? En una minimización de las interacciones humanas para poner a punto los equipos, de manera que se reduce o directamente suprime ese gasto de tiempo y recursos para implementar, migrar y activar nuevos dispositivos IoT. Estos sistemas pueden escalarse hasta el infinito sin necesidad de tener que andar estableciendo procesos.
Un momento decisivo
Tengamos en cuenta que el confinamiento por la COVID-19 no ha hecho sino acelerar el asentamiento del IoT en materias tan dispares como la abogacía, la salud o mercados minoritarios sin apenas presencia en redes que se han visto obligados a transformar su ecosistema. El trabajo en remoto no ha sido una alternativa, ha sido una necesidad imperiosa.
Solo en número total de conexiones, se prevé que este 2020 cerrará con 35.000 millones de aparatos conectados, 83.000 millones en 2024. Un crecimiento del 130%. Cifras abrumadoras en las que el RSP va a significar un cambio decisivo. Aunque no será el único elemento disruptor.
5G y encriptación cuántica, dos ingredientes clave
El RSP supone una innovación en términos de comunicación que va de la mano de otros dos avances: el 5G y la encriptación cuántica. Del primer protocolo, el cual tomará el testigo del actual 4G LTE, ya hemos hablado largo y tendido, sobre su implementación en sectores como la medicina o incluso el tenis.
Del segundo aún queda bastante camino por andar, pero sabemos que supondrá un salto cualitativo en términos de seguridad, que permitirán implementar medidas de protección adicional en las capas del ecosistema de IoT y que fortalecerán la comunicación ante riesgos de ataque, ya que la encriptación tradicional quedará obsoleta y cifrados como el AES-256 apenas pueden compararse con la criptografía cuántica. Como decíamos aquí, la propia intrusión destruiría la información cuántica, registrando de paso el asalto.
En resumen, el RSP forma parte de una revolución donde las telecomunicaciones necesitarán menos que nunca interacciones físicas. Durante los meses de confinamiento hemos vivido interrupciones en la distribución de SIMs, cortes y conexiones lentas. El RSP va a permitir un despliegue más controlado, un flujo constante para que esas interacciones estén focalizadas a atender otras necesidades más urgentes.
Por Israel Fernández
Imágenes | Unsplash (1, 2, 3 y 4)