¿La sostenibilidad puede ser rentable? Estos proyectos demuestran que sí

Innovación

Es necesario combatir el cambio climático, pero, ¿qué tan rentables son las soluciones medioambientales? Una de las grandes trabas a las que se enfrentan estas iniciativas es la falsa premisa de que resultan económicamente ineficientes.

Para cambiar esa idea nació Solar Impulse Foundation, una organización creada por Bertrand Piccard, con la que quiere demostrar a empresas y gobiernos que la ecología es la respuesta lógica para conseguir un mundo más sostenible. Y, al mismo tiempo, crear puestos de trabajo y generar nuevos mercados.

El ecologismo no ha de verse como una compleja utopía, sino como una auténtica oportunidad para abrir nuevas líneas de negocio. Según palabras del propio Piccard, “la protección del medioambiente solo se convertirá en realidad si se percibe como económicamente viable y no requiere sacrificios monetarios”.

Una vuelta solar al mundo

En 2005, Piccard comenzó a desarrollar un proyecto revolucionario: la construcción de un avión que se alimentara con energía fotovoltaica y no necesitara ni una gota de combustible. Su iniciativa vivió algunos reveses, pero también exitosas pruebas, como las que supusieron realizar el primer vuelo nocturno entre dos continentes. En 2016 consiguió la hazaña que buscaba: dar la primera vuelta al mundo con una aeronave tripulada que funcionaba únicamente con energía solar

El avión Solar Impulse 2 se propulsa con la energía que producen sus más de 17 000 células fotovoltaicas. Estas nutren a cuatro pequeños motores que mueven las hélices del aparato a una velocidad de hasta 400 revoluciones por minuto. El objetivo era conseguir una aeronave con la envergadura de un Boeing 747 y el peso de un coche familiar. Algo que parecía imposible para la industria, pero necesario para reducir el gasto energético.

Y los ingenieros de Solar Impulse Foundation lo lograron con un aparato de 72 metros de envergadura y poco más de dos toneladas de peso. El avión se apoya, además, en la capacidad de las células solares para almacenar energía y garantizar el vuelo autónomo durante la noche. Así como en un diseño que favorece el planeo, por lo que se minimiza el consumo eléctrico.

Piccard aterrizó el 26 de julio de 2016 en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) después de una travesía de 40 000 kilómetros y más de 500 horas de vuelo, en la que se alcanzó una velocidad de 76 km/h y una altura de más de 8500 metros. En la gesta también participó André Borschberg, un piloto con el que Piccard se fue alternando en el manejo del avión.  

El desafío estaba sobre la mesa: si el Solar Impulse 2 había  sido capaz de dar la vuelta al mundo gracias a la energía solar, ¿no era esta la demostración de que cualquiera puede usar tecnología limpia a nivel industrial y reducir el uso de los recursos naturales?

Los nuevos desafíos de Solar Impulse Foundation

El siguiente reto para la fundación es el ‘Desafío de las 1000 soluciones’. Con él pretenden empoderar a emprendedores de todo el mundo para que trabajen en nuevas ideas rentables y capaces de proteger el planeta

Su propósito es poner en contacto a los creadores de estas iniciativas con las corporaciones, inversores y gobiernos que pueden implementarlas. Se trata de proyectos que giran en torno a temas como contaminación, economía circular, edificios verdes, agricultura sostenible, gestión de residuos y, en definitiva, cualquier ámbito relacionado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A las ideas elegidas se les otorga la etiqueta ‘Solar Impulse’, que garantiza esa doble condición de protección hacia la naturaleza y viabilidad económica. Las propuestas son seleccionadas por un grupo independiente de expertos a través de un proceso que valora tres criterios principalmente: la viabilidad técnica, la huella ambiental y la rentabilidad

Por otro lado, la fundación también colabora con la Comisión Europea para adecuar su proceso de evaluación a los criterios que utiliza a la hora de elegir proyectos medioambientales. El porfolio del desafío ya incluye muchas iniciativas que han demostrado su impacto positivo y la mejora en la calidad de vida. Analizamos algunas de ellas a continuación. 

Inteligencia ambiental 

Breeze Technologies propone un dispositivo que trabaja con sensores inteligentes capaces de analizar los datos climáticos y la calidad del aire. Aporta datos en tiempo real y de alta resolución, y ofrece herramientas y metodología para mejorar el aire hiperlocal (el más cercano a nivel geográfico). Puede integrarse con otros recursos, como el software de gestión de edificios.

Gestión de residuos

Economía circular para una granja de tratamiento de residuos. MBIO procesa restos de productos ricos en humedad, como frutas y verduras, estiércol y subproductos de aguas residuales, a través de la digestión anaeróbica, que los convierte en biogás y fertilizantes biológicos. Además, es un proyecto inclusivo que serviría para generar trabajo en sectores sociales desfavorecidos.

Inodoros ecológicos

URIMAT pretende reducir a cero el consumo de agua que realizan los urinarios tradicionales. Sus inodoros ecológicos fabricados en cerámica de alta tecnología transportan el residuo líquido hasta la red general de tuberías sin emplear agua ni dejar ningún rastro de olor. Están pensados para uso no doméstico.

Hoja biosolar

Un fotobiorreactor que imita el funcionamiento de las hojas de las plantas para transferir los nutrientes que los cultivos necesitan y asegurar las condiciones óptimas de desarrollo. La empresa Arborea se sirve de microorganismos fotosintéticos para cultivar alimentos con muy poca agua y sin necesidad de suelo ni materias primas agrícolas. El objetivo es producir alimentos de forma más sostenible y eficiente.

La humanidad se enfrenta al reto de cambiar radicalmente sus hábitos para proteger el planeta. Si se hace con herramientas económicamente rentables, la transición será más sencilla.

Por Noelia Martínez

Imágenes | Solar Impulse Foundation

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