A diario nos cruzamos con noticias falsas que nos llegan a través de las apps de mensajería, las redes sociales y webs que editan información online. Aunque puede parecer difícil, detectar un bulo puede ser sencillo si se realiza un análisis de la información que estamos recibiendo.
Comprobar la veracidad de cualquier contenido requiere un esfuerzo. Si primero se cuestiona y después se confirma la información recibida, cada individuo puede evitar creerse lo primero que lee y convertirse en un propagador de noticias falsas.
Las llamadas ‘fake news’ en los países anglosajones son informaciones que viralizan contenidos falsos. Según explica Carmen García, responsable de Alfabetización Mediática y Estrategia Educativa de Maldita.es, “en 2017 la Unión Europea creó un grupo de expertos que realizaron un informe para regular las noticias falsas. En él concluyeron que no debemos hablar de fake news, sino de bulos o desinformación. Son, en general, cadenas de WhasApp o Telegram que mezclan datos falsos con información real, medios que la mezclan con opinión y de bromas que se viralizan y se terminan creyendo”.
Suelen ser contenidos que reafirman los propios estereotipos o prejuicios, que transmiten satisfacción o indignan y enfadan. Para García, “los bulos se producen por interés económico, por ideología, para crear el caos o para trolear a una persona o institución. Para evitar la polarización y mejorar la convivencia se debería hacer el ejercicio de frenar, pensar y verificar antes de compartir, sobre todo cuando son noticias que reafirman nuestras convicciones y nuestro cerebro tiende a no verificarlas, porque así coge ‘atajos’ a la hora de racionalizar”.
Desde Maldita.es insisten en que “la educación es la mejor vacuna contra la desinformación, porque hay temas que, sin conocimiento, es difícil verificarlos. Hacerse las preguntas adecuadas es el mejor antídoto para no creer mentiras”.
Recomendaciones básicas para detectar una noticia falsa
- Pensar. Es decir, ejercitar el pensamiento crítico y poner en duda la información que nos llega. Antes de compartir cualquier mensaje en cadena o titular sorprendente, hay que tomarse uno o dos minutos y reflexionar.
- Valorar las emociones. Debe valorarse si lo que se está leyendo genera una reacción emocional muy grande y desconfiar si es así. Las noticias falsas están creadas con el fin de generar asombro, sorpresa o rechazo y la consiguiente reacción.
- Valorar las convicciones. Si la información recibida confirma convicciones (políticas, sociales, etcétera) que ya se tienen, es posible que se trate de una noticia inventada bien redirigida hacía personas que se las pueden ‘creer’ de entrada. Desconfiar e investigar es un hábito sano para que la mentira no gane terreno.
- Confirmar la transparencia. Si la información o noticia no cita fuentes, no incluye enlaces, ni muestra documentos oficiales con cifras o informes, carece de transparencia y, por ello, de credibilidad. No creer a ciegas sin desconfiar es básico para estar bien informado.
- Desconfiar de informaciones ‘en caliente’. Las noticias de última hora que corren como la espuma por chats y redes nada más producirse, sin contrastar con fuentes acreditadas, suelen generar las reacciones más impulsivas sin verificar los hechos que las provocan.
García explica que hay que hacerse preguntas básicas. “Como en la vida real, cuando un ‘cotilla’ te cuenta algo y dudas. Debemos preguntarnos quién nos cuenta algo, quién se lo ha dicho a esa persona. Y acentuar este cuidado en situaciones de emergencia, cuando se tiende a creer lo primero que nos cuentan y saber dónde, cuándo y en qué contexto alguien ha dicho algo (una autoridad o un famoso, por ejemplo)”, señala.
Técnicas de confirmación de una noticia
Cualquiera puede contrastar las falsedades. Con estas sencillas técnicas se puede frenar cualquier embuste.
- Hay que leer la noticia entera y no solo el titular, que puede resumir en exceso y sesgar la información. La pregunta que desde hace meses introduce Twitter de “¿no prefieres leer el artículo antes de compartir?” es un ejemplo de buenas prácticas.
- Se debe averiguar la fuente. Sin autoría o enlace no se debería compartir. Y si tiene autoría, es obligatorio confirmar que la fuente es legítima con una inmediata búsqueda del autor o el medio en Google, por ejemplo. Igual de rápido se puede comprobar si el medio o web tiene sesgo ideológico y confirmar que realmente contiene la noticia.
- Buscar el titular en Google y utilizar verificadores y fact checkers. Las noticias ciertas suelen reproducirlas varios medios y no solo uno.
- Buscar los datos que se citan, como acontecimientos o declaraciones de autoridades. Además, se debe verificar el contexto comprobando la fecha o el lugar en el que han ocurrido los hechos, y preguntar a quien ha compartido la información.
- Cuando se recibe una imagen que cuenta una historia, se puede hacer una búsqueda «inversa» de imágenes y comprobar si otros sitios la reprodujeron.
- Si se recibe un audio o un video, se pueden buscar en internet mediante sus palabras clave. Esas palabras claves también ayudan a buscar en la red el origen de cifras y otros datos que facilite una noticia para comprobar la veracidad de los mismos.
Según Maldita.es, la desinformación nace de webs anónimas y se amplifica desde las redes cerradas hasta los medios de comunicación. Como indica García, “las redes ‘cerradas’ (mensajería, pantallazos reenviados y audios anónimos) son más peligrosas, pues no se sabe la información que llega, ni el origen, ni las veces que se ha compartido, y son atractivas porque tienen mucha impunidad”.
Por Marián Álvarez Macías
Imágenes | Markus Winkler-Pexels | Maldita.es |