Gracias a los nuevos teléfonos resulta raro quedarse sin espacio. Algunos, como el iPhone XS Max, incluyen hasta 256 GB de espacio interno, y la mayoría de Android admite tarjetas Micro SD, que ya alcanzan los 400 GB. Pero, si somos usuarios medios, es posible que el teléfono nos avise de que se queda sin espacio. De modo que borramos algunos archivos. ¿Dónde van los archivos que hemos borrado en el móvil? ¿Van a alguna parte? ¿Se quedan en el terminal?
¿Cómo borrar una fotografía o un programa en el móvil?
Al igual que en el PC, nuestro teléfono móvil guarda sus archivos en una memoria. En el smartphone esta es similar a la de un pendrive: una memoria flash o sólida. Si nos bajamos un programa, este se guarda en esa memoria. Cuando navegamos, el navegador almacena en ella información. Si hacemos una fotografía, es en la memoria donde quedará grabada.
Todos son bytes (ceros y unos), y suelen borrarse de la misma manera. En Android e iOS, basta con pulsar sobre el icono de un programa o sobre una fotografía para ver opciones. A menudo, una de ellas es “desinstalar”, para el caso de las apps, y “eliminar/borrar” para los archivos.
Una vez hemos seleccionado que queremos deshacernos de unos datos en cuestión, esto desaparecen. Algunos programas, como Google Fotos, tienen una papelera donde el archivo se conserva durante 30 días. Si queremos, podemos vaciar la papelera, como en Windows. Sin embargo, aunque no podamos verlos, los archivos seguirán presentes en la memoria del teléfono.
¿Qué ocurre cuando borramos un archivo?
Muchos usuarios creen que, al borrar un archivo, este desaparece de la existencia. No es así. Por ejemplo, si borramos una fotografía que hemos enviado por WhatsApp o por email, esta está ya presente en otro teléfono móvil o dispositivo. Pero, además, la foto borrada seguirá (oculta) en nuestro smartphone.
Olvidémonos por un momento de la tecnología y paseemos por la acera. En un momento dado, un cordón de obra nos pide que nos desviemos porque acaban de colocar nuevas baldosas. Es decir, parte de la acera ha sido etiquetada como “no usar”, pero esto no significa que no esté ahí.
Si nos saltamos el cordón, podemos caminar sobre ella. Algo similar ocurre al borrar archivos: con las herramientas adecuadas podemos ver las fotografías “borradas” que han quedado ocultas. Y es que borrar no es lo mismo que “destruir todo registro”. Hay una diferencia.
Cuando borramos un archivo, le decimos al teléfono que no lo queremos, así que lo etiqueta como “no usar”. En lugar de eliminarlo del todo, simplemente lo acordona y pinta un rótulo “se puede sobreescribir”. Ahora, si hacemos otra fotografía, es posible que el móvil la guarde encima de un archivo eliminado, y en ese momento este sí desaparecería. Pero, si tenemos espacio, primero ocupará esa parte de la memoria que nunca tuvo uso.
¿Podemos acceder a archivos borrados?
Sí, y esto puede llegar a ser peligroso: si nos roban el terminal, algunos archivos borrados podrían ser localizados. También si lo vendemos o donamos. De ahí la importancia de contar con una seguridad reforzada mediante PIN o contraseña. Borrar y sobreescribir es como pintar un cuadro por encima de otro porque el de abajo no nos interese.
Hay aplicaciones para Windows, como Recuva o Dr. Fone, que nos permiten recuperar información en tarjetas Micro SD o dentro de la memoria del terminal. Para usar apps directamente en el teléfono, es necesario rootear el móvil, es decir, obtener permisos de superusuario. No se recomienda hacer esto si no somos usuarios avanzados.
En teléfonos Apple como el mencionado iPhone X, que tenemos de oferta en nuestra tienda, formatear a estado de fábrica un terminal sí borra completamente todos los datos. Esto es muy interesante si vamos a cambiar de teléfono y vender o donar tu antiguo smartphone. En Android, depende del fabricante. Por eso se recomienda usar la aplicación CCNDroid Wiper, desarrollada por el CNI (Centro Nacional de Inteligencia).
Es importante que quede claro que eliminar por completo los archivos es difícil en la mayoría de los terminales. Es por eso que debemos tener cuidado, en primer lugar, con qué tipo de contenido nos descargamos o generamos. Incluso con las mejores medidas de seguridad, podemos cometer errores y hacerlos públicos.