Hace apenas un año, la Comisión Europea planteaba una reforma general sobre la protección de datos con el objetivo fundamental de ampliar los derechos a la privacidad y otorgar a las personas usuarias un mayor control de sus datos personales.
Hoy esta reforma se plantea complicada. En el entorno digital son muchos los factores intervinientes:
1. La propia evolución del sector tecnológico que nos hace plantearnos como mínimo estos interrogantes:
¿Cómo proteger la privacidad sin poner freno a la tecnología y al nuevo desarrollo de aplicaciones y servicios que sin duda aportan importantes utilidades al usuario? ¿Cómo evitar la rápida obsolescencia de las nuevas regulaciones directamente vinculadas a un sector que está en constante ebullición, en constante evolución?
2. El debate sobre el derecho al olvido, dando a las personas el derecho a que se borren inmediatamente sus datos (por ejemplo de una red social o de cualquier web) cuando no existan razones legítimas para conservarlos.
3. El derecho a la portabilidad de los datos personales.
Nos parece oportuno reivindicar un compromiso decidido por parte de las Instituciones y las empresas para adoptar políticas que verdaderamente garanticen la privacidad y la protección de los datos personales de la ciudadanía. Pero también reflexionar que somos nosotros los primeros que debemos tener una conducta adecuada en pro de la protección de nuestros datos. Sin duda, esta la base sobre la que se debe asentar nuestra privacidad.
La celebración del día 28, día Internacional de la Privacidad es una buena excusa para conocer más sobre nuestros derechos respecto a la protección de los datos personales. Esta celebración está impulsada por la Comisión Europea, el Consejo de Europa y las autoridades de Protección de Datos de los países de los estados miembros.
Aprovechamos para aportaros algunas recomendaciones:
• Eliminar la información personal de los ordenadores, móviles y cualquier otro dispositivo que vayamos vender, regalar o reciclar.
• Utilizar conexiones wi-fi protegidas.
• No compartir excesiva información personal por ejemplo en redes sociales.
• Utilizar programas de encriptación de la información cuando se tengan que realizar el envío de datos personales y/o financieros.
