Así empezó ‘Orange Chante’

RSC



Fue Walt Disney quien una vez dijo que “la mejor manera de empezar algo es dejar de hablar de ello y empezar a hacerlo”. Aplicar esa frase fue la mejor manera de llevar a la práctica una idea que luego fue sueño y que finalmente adquirió los contornos rugosos de la realidad: ya que en las fundaciones Orange promovemos la música vocal, por qué no promoverla internamente hasta el punto de crear un coro de empleados de Orange.

Una vez decidido que aquello no era un sueño, acordamos que la mejor manera de conseguir bajos, tenores, sopranos y contraaltos era, precisamente, asaltar sus sueños. Esta vez la frase era de Steve Jobs: “Tu tiempo es limitado. No lo desperdicies viviendo el sueño de otra persona”. O llevado a nuestro territorio: ¡canta!
A partir de ahí debería ser la suerte quien nos proporcionara buenas voces y un adecuado reparto entre tonos y entre chicos y chicas. Como también la suerte necesita de ayuda, y en Orange siempre estamos dispuestos a prestarla, nada mejor, que contratar un buen director, de poder ser con conocimientos de domador ante lo que se podría encontrar.

Desde entonces las cosas han ido bien y deprisa: 33 coros en cinco países . Pero estos son solo números. Lo realmente importante es lo que han vivido cada uno de ellos. Por ello, y ya que hemos citado a Disney y Jobs, nada más justo que mencionar a continuación lo que esta experiencia está suponiéndoles mediante las palabras que ellos mismos han utilizado para calificarla, a través de una historia hecha de retazos:

«Entré en el coro para poder cantar, para crear ilusión en otros y porque, lo reconozco, fue una puerta que se abría en un momento muy complicado de mi vida. Quizá lo primero que deba decir es que la vida no deja de sorprenderte y que con el tiempo el coro se ha convertido en algo imprescindible, en la mejor medicina y lo que me ha mantenido vivo en momentos muy duros, al conseguir que hasta el peor de los días se vuelva algo mágico, la mejor terapia para complicados momentos personales y profesionales. Me brotan muchas palabras para definir lo que está siendo esta experiencia: unión, ilusión, reto, entusiasmo, asombro, inquietud, complicidad, compañerismo, alegría, emoción, humanidad, compromiso, esfuerzo, orgullo, satisfacción.

He aprendido a soñar, incluso a convertir los sueños en realidad, a no temer, a creerme que si quiero puedo. He disfrutado de lo que significa liberar emociones, que junto a las de mis compañeros creaban en el aire una intensa armonía, posiblemente el perfume que desprende el ser consciente de que al cantar repartimos felicidad. Y todo esto que hoy os confieso ha tenido también un efecto positivo en mi trabajo, pues además de poder hacer algo distinto en mi entorno laboral, he conocido a compañeros de una forma que jamás hubiera imaginado, tratando su lado más personal y humano, gente implicada que me ha motivado y ayudado en mi día a día y con la que se ha generado un compromiso compartido que me ha ayudado a valorar y entender mucho mejor el trabajo en equipo.

Puede sonar a peloteo, pero trabajo mejor, soy más productivo y ahora hasta deseo que llegue el lunes (el día de los ensayos). Si fuera un anuncio de televisión diría que el coro supone el mejor complemento para la vida personal y profesional..utilizar en grandes dosis. He volado a escenarios sólo antes concebidos en la imaginación, me he vuelto a sentir vivo y mi hijo me lo agradece cantando conmigo y ahora sé que mientras viva estoy a tiempo para lo que venga. Le he puesto una sonrisa a la vida».

Autor: Manuel Gimeno, director general de la Fundación Orange

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