¿Cómo puede un móvil frenar una epidemia?

tecnología móvil durante la pandemia de COVID-19

Innovación

La lucha contra la pandemia tiene muchas caras. Más allá de la labor médica en primera línea, el rastreo de contagios, el control de los flujos de transporte o la protección del tejido social y económico son igualmente importantes.

En muchos de estos frentes, el papel de la tecnología móvil está siendo fundamental. De hecho, casi todos los países están sacándole partido de alguna manera u otra. Sin embargo, los enfoques adoptados son diferentes. Desde el uso de datos anonimizados con fines estadísticos que se ha hecho en España hasta el control individualizado de las personas desplegado en Corea del Sur, pasando por soluciones algo más rudimentarias, pero efectivas, como los SMS de Grecia.

España: una app móvil y datos anonimizados

El análisis de datos y la estadística han desplegado parte de su potencial durante la pandemia de COVID-19. En España, uno de las primeras estrategias adoptadas fue medir cómo habían cambiado los patrones de movilidad durante el confinamiento. Para ello, el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial desarrollaron el estudio DataCOVID con los datos facilitados por las operadoras de telefonía.

De acuerdo con el INE, se analizan datos de posición de más del 80% de los teléfonos móviles de todo el país. Estos datos han sido previamente agregados y anonimizados para proteger la privacidad de las personas. Los resultados del estudio, que pueden ser consultados por cualquiera, desvelan que desde la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo, alrededor del 85% de las personas no ha abandonado su lugar de residencia.

Otro de los enfoques ha sido el de apoyarse en la tecnología móvil para mejorar la autoevaluación y el seguimiento de posibles contagios. La Comunidad de Madrid fue la primera en contar con una herramienta móvil para ello, la app Coronamadrid. El objetivo era reducir la presión sobre los servicios de atención primera en las semanas más duras del brote, fomentando el autodiagnóstico y el control de casos sintomáticos leves.

vista área de Barcelona

De cara a la gestión de la pandemia en el medio plazo, el Gobierno central está desarrollando una aplicación móvil similar de la que, de momento, se conocen pocos detalles. Eso sí, tanto en esta aplicación como en la de Madrid, y al igual que en el estudio DataCOVID, se mantendrá en todo momento el anonimato y la privacidad de los usuarios.

De un SMS a la monitorización de las personas

Otros países, sin embargo, han adoptado un enfoque bastante más invasivo para la privacidad de las personas. Corea del Sur, ejemplo mundial de buena gestión y capacidad de reacción durante la pandemia, es uno de ellos. En el último pequeño brote registrado en el país, las autoridades sanitarias accedieron a los datos de uso de tarjetas de crédito y la geolocalización móvil de cientos de personas. Esto les ayudó a detectar a todos los posibles enfermos y frenar el contagio.

Además, desde el principio de la pandemia de COVID-19, Corea del Sur ha contado con una app de seguimiento y rastreo de todos los posibles casos. La plataforma permite elaborar un autodiagnóstico que si se valora como posible positivo, termina en un test. Si este es positivo, el usuario pasa a formar parte de la base de datos pública de contagios. 100 metros a la redonda de cada uno, se establece una valla virtual. Este sistema advierte a los demás si están cerca de una persona con COVID-19.

Así, el país que sufrió el primer brote de la enfermedad por coronavirus fuera de China ha logrado contener los contagios sin aplicar medidas de confinamiento extremo. Sin embargo, no son pocas las voces que han expresado su preocupación por la privacidad de los usuarios.

uso de la tecnología en Corea durante la pandemia

No es necesario utilizar las últimas innovaciones y el análisis de big data para sacarle partido a la tecnología móvil. En Grecia han optado por el uso de SMS para un sistema que puede parecer rudimentario, pero que ha resultado efectivo.

Mientras duró el confinamiento, cualquier persona que quisiese salir a la calle tenía que escribir un mensaje de texto a un número del Gobierno expresando los motivos. En respuesta, los ciudadanos recibían (o no) un permiso que luego debían mostrar a la policía si era solicitado. El sistema estuvo en uso hasta el pasado 5 de mayo. En total, los griegos enviaron 110 millones de SMS durante 42 días.

Datos para la protección social

Las medidas adoptadas para frenar la pandemia de COVID-19 están teniendo un impacto económico importante. La paralización de muchas actividades ha dejado a numerosas familias sin su fuente de ingresos, empujándolas a una situación de vulnerabilidad. La mayor parte de países ha querido establecer mecanismos de escudo social para proteger a estos grupos de población; y, además, asegurar una recuperación más rápida del consumo en el medio plazo.

Sin embargo, en algunas partes del mundo, conocer la situación real de la población es muy difícil. Para solventar este obstáculo, algunos países están recurriendo también a la tecnología móvil. En Uganda, por ejemplo, se ha optado por localizar las áreas donde vive la población más vulnerable y utilizar datos de las operadoras para saber quién vive realmente allí. De esta manera, se tiene acceso a información actualizada de la que carecen los registros oficiales.

En Bangladesh quieren ir un paso más allá. La idea es utilizar machine learning para analizar los registros de uso telefónico de los usuarios y detectar patrones que indiquen una situación de vulnerabilidad. De esta manera, se filtrarían los grupos de personas elegibles para ciertos tipos de ayudas.

De la inteligencia artificial al caso paradigmático de Corea del Sur, todos estos proyectos muestran que, más allá de la búsqueda de la vacuna, el estudio del virus y la lucha diaria en los hospitales y centros de salud, la pandemia de COVID-19 también puede combatirse con tecnología móvil.

Por Juan F. Samaniego

Imágenes | Unsplash/NASA, Kaspars Upmanis, Harry Cunningham

Archivado en
Subir