Según cifras de la consultora Nielsen, el mercado mundial de la cosmética crecerá hasta los 863 000 millones de dólares (casi 704 000 millones de euros) en 2023. Incluir la tecnología en los productos que se lanzan al mercado marcará la diferencia en un sector cada vez más competitivo y con exigencias más altas por parte de los consumidores.
Porque no solo se trata de un simple interés estético. Al hablar de tecnocosmética se hace también referencia a una preocupación por la salud y por artículos novedosos que cuiden al usuario frente a problemas como la contaminación.
Nuevos ingredientes
El desarrollo de nuevos componentes pasa por la sostenibilidad y los beneficios de la economía circular. Reutilizar desechos de productos naturales reduce la huella del carbono y trabaja en favor de los Oobjetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Así, por ejemplo, los posos del café son ricos en antioxidantes, las cáscaras de los cítricos contienen gran cantidad de polifenoles y las semillas del tomate presentan abundante aminoácidos. Desde la Universidad Complutense de Madrid, por ejemplo, ya están estudiando los beneficios de este tipo de residuos.
Una de las claves de la tecnocosmética pasa por el descubrimiento de péptidos hasta ahora desconocidos en la naturaleza (los péptidos son moléculas compuestas por aminoácidos con diferentes propiedades). Nuritas es una empresa que ya utiliza la inteligencia artificial y el análisis del ADN para hallar esos péptidos en los alimentos. Sus algoritmos funcionan a partir de una completa base de datos de todas las moléculas conocidas, para predecir cuáles aportarán beneficios a los seres humanos.
Salud en la piel
Dentro del universo de la tecnocosmética, el cuidado de la piel tiene un peso fundamental. Tal y como explica Statista, este sector crecerá hasta los 180 000 millones de dólares (casi 147 000 millones de euros) en 2024.
En 2019, L’Oréal y La Roche-Posay presentaron My Skin Track pH. Se trata de un sensor portátil que se aplica sobre la piel para medir los niveles de pH y dictaminar qué tipo de tratamiento es el más adecuado en cada caso. Es un adhesivo microfluídico que funciona junto con una app de móvil y ofrece información en tiempo real para conocer datos sobre la sequedad, nivel de grasa u otros problemas de la epidermis. Por este dispositivo, la marca consiguió el premio a la mejor innovación en el CES (Feria de Electrónica de Consumo).
Otra marca a tener muy en cuenta es Foreo. Su dispositivo de limpieza facial Luna 3 es uno de los artículos de moda. Cuenta con 16 intensidades diferentes para cada tipo de piel, según las necesidades que previamente establece la aplicación con la que trabaja. Asegura eliminar el 99,5% de la suciedad y la grasa y mejorar la firmeza de la piel. Se basa en una tecnología de pulsaciones llamada T-Sonic, ondas sónicas que ayudan a limpiar el rostro de forma más profunda.
Maquillaje a medida
Por otro lado, Perso es un asistente digital de belleza que también pertenece a L’Oréal y que se presentó en el CES de 2020. A través de su inteligencia artificial es capaz de crear bases de maquillaje y barras de labios totalmente personalizadas según el tono de piel del usuario. Este solo debe subir un selfi a la app y dejar que el algoritmo analice características como arrugas profundas, visibilidad de los poros e incluso condiciones climáticas del lugar de residencia. Además, incorpora capacidades de machine learning para seguir mejorando.
Y, para revolucionar completamente el mundo de la tecnocosmética, es necesario hablar de otra de las estrellas del CES. Opte, de Procter & Gamble, es una impresora portátil para cubrir las manchas, cicatrices y zonas hiperpigmentadas de la piel. Primero, la cámara de Opte escanea el rostro para detectar todas las imperfecciones, sirviéndose de luces LED que encuentran manchas invisibles al ojo humano. Y después utiliza hasta 120 boquillas de inyección que liberan la cantidad precisa de maquillaje y depositan una fina película sobre la piel, lo que impide el desaprovechamiento del producto.
Realidad aumentada y reconocimiento facial
L’Oréal quiere ser pionera en el sector beauty tech. Para ello, en 2018, adquirió la empresa ModiFace, una empresa tecnológica que ha puesto a su servicio sus conocimientos de realidad aumentada. La idea es revolucionar la experiencia de compra al permitir que los usuarios comprueben de forma digital qué tal les quedan los artículos antes de comprarlos. Las pruebas incluyen maquillaje virtual y color para el cabello.
En una línea muy parecida, funciona el Vichy SkinConsult AI. Esta IA, también basada en la tecnología ModiFace, utiliza el reconocimiento facial para diagnosticar el estado de la piel y posibles problemas como sequedad, grasa o nivel de envejecimiento. De esta forma, se ofrece un tratamiento totalmente personalizado, así como un plan de hábitos saludables.
Más y más iniciativas
La tecnocosmética abarca todos los campos, impresionando al usuario con sus novedades.
Desde 2018, la empresa Firmenich trabaja con la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) para aplicar los usos de la inteligencia artificial a la elaboración de perfumes.
Por otra parte, son llamativos los tratamientos que utilizan tecnología de la NASA. La firma gallega Ylé Cosmetics, por ejemplo, comercializa el Led Mask Phototerapy System. Trabaja con instrumentos fotodinámicos propios de la agencia estadounidense para tratar problemas cutáneos a partir de diferentes longitudes de onda.
Y ya existen aceleradoras de startups para desarrollar nuevos componentes, dispositivos y productos. El grupo LVMH ha creado La Maison des Startups, con la que quiere estimular ideas emprendedoras en el campo de la belleza.
Por Noelia Martínez