¿Qué implicaciones tiene espiar el WhatsApp de otra persona?

Consejos y trucos

Espiar el WhatsApp de otra persona puede parecer una travesura, un comportamiento fuera de la moralidad, pero sin más implicaciones más allá del punto de vista ético. Error. Mirar sin consentimiento el WhatsApp de otra persona constituye un delito y puede llegar a tener pena de prisión. Y hay más: si el individuo al que se le mira el WhatsApp, el correo electrónico o las redes sociales, es o ha sido pareja, el delito se agrava.

Espiar el WhatsApp es ilegal

Pueden existir muchas situaciones en las que una persona quiera leer conversaciones privadas de otro, pero aquí no valen las excusas. Si es algo que dicha persona no quiere comunicar en público, no deberían existir más asteriscos ni tratar de buscar el resquicio por el que la conciencia descanse. Todos tenemos derecho a la intimidad.

Y no solo es una cuestión de moralidad o ética. El Código Penal recoge datos sobre este asunto e incluso ya ha habido sentencias firmes sobre esto.

Qué dice la ley: artículo 197 del Código Penal

El Código Penal habla sobre las implicaciones de espiar el WhatsApp de otra persona sin consentimiento, así como cualquier otro asunto de carácter privado, como correos electrónicos, cartas, mensajes de redes sociales, llamadas… 

El artículo 197 del Código Penal apunta que constituye un delito a la intimidad “descubrir secretos o vulnerar la intimidad de otro, sin su consentimiento, y se apodere de papeles, cartas, mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos o efectos personales o intercepte sus telecomunicaciones”.

En el Código Penal se contemplan como castigo las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de uno a dos años.

Además, si se difunden estos contenidos, se revelan o se ceden a terceros, la pena de prisión será de dos a cinco años. En los casos de difusión de mensajes o contenidos multimedia sin el consentimiento de la víctima, también se multa a quienes continúen difundiendo esta información a pesar de conocer el origen ilícito. La pena de prisión será de uno a tres años y la multa, de doce a veinticuatro meses.

Estas penas y multas se pueden agravar en caso de que los delatores sean las personas encargadas de los ficheros o si se obtiene un fin lucrativo.

Más grave si el delito lo ha cometido un compañero sentimental

Espiar el WhatsApp de otra persona siempre es una mala idea. Si, además, esta persona tiene o ha tenido alguna relación sentimental con la víctima, el delito se agrava a ojos de la justicia.

En el mencionado artículo 197 del Código Penal se apunta quela pena se impondrá en su mitad superior cuando los hechos hubieran sido cometidos por el cónyuge o por persona que esté o haya estado unida a él por análoga relación de afectividad, aun sin convivencia.

Es una situación muy ‘tóxica’ que se da más a menudo de lo que puede parecer. Aunque suele quedar en casa, si uno de los dos se decide a denunciarlo, tiene todas las de ganar. Y las consecuencias pueden ser muy graves.

¿Y si solo se le coge el móvil sin que se dé cuenta?

Cuando se habla de espiar el WhatsApp o cualquier otra aplicación, se suele pensar en un tipo de hackeo o en la utilización de herramientas informáticas para conseguir acceder a esta información. Aunque ni siquiera es necesario esto, ya que el modo más ‘inocente’ de leer conversaciones ajenas, es decir, el de tomar el móvil de alguien cuando esta persona no está atenta, ya es un delito en sí mismo.

Y es que la ley no habla del modo en el que se accede a dicha información, sino en el hecho en sí, que es la invasión a la intimidad. Y este es el auténtico delito.

La era digital no es muy diferente a la era analógica

Hoy en día, abrir una conversación de WhatsApp entre dos personas sería el equivalente a entrar a hurtadillas en la casa de alguien y robar una carta de su buzón. En un momento de la historia en que hay más información en el mundo virtual que en el real, la forma de espiar ha cambiado. Sin embargo, el delito es el mismo.

Da igual si se coge el móvil de alguien sin su consentimiento o si se recurren a sofisticados programas o aplicaciones que prometen acceder a la información privada de otra persona. Aquel que decida hacerlo puede acabar pagando una elevada multa e incluso pasando una temporada en prisión. No existe ninguna información en el mundo que merezca tanto la pena.

Por Noelia Hontoria

Imágenes | Imagen de Heiko en Pixabay  | Imagen de Ramon López Calvo en Pixabay | Imagen de StartupStockPhotos en Pixabay 

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