Cada vez es más frecuente encontrar canales de éxito en YouTube, Instagram y TikTok protagonizados por niños. Francia ya cuenta con una ley cuyo objetivo es proteger a los menores de 16 años que trabajan como influencers. Y en España, ¿cómo están protegidos?
Aunque parece que TikTok está ganando fuerza en ese sector con rapidez, una de las plataformas digitales en la que más contenido protagonizado por niños influencers se puede encontrar es YouTube. Es, por ejemplo el caso de Ryan Kaji, quien con 9 años encabeza el ranking de los youtubers mejor pagados del mundo.
Los números son, sin duda, estratosféricos. Según la lista elaborada el pasado año por la revista ‘Forbes’, su canal Ryan’s World, que a día de hoy supera los 30 millones de suscriptores, podría producir unos 25 millones de euros en beneficios. Por supuesto, surge el debate de si es ético que un menor de 10 años sea la cara reconocible de un negocio tan lucrativo.
La ley de Francia para proteger a los kidfluencers
En Francia se aprobó el año pasado una ley con la intención de regular las horas que trabajan los menores de 16 años. El objetivo del Parlamento es firme: proteger a los niños influencers del país, también conocidos como kidfluencers, ante la proliferación de canales donde son protagonistas. Se trata de una ley pionera a nivel global en la industria del entretenimiento.
La ley marca límites para las horas trabajadas por menores que publican contenidos en internet. Sus beneficios también estarán protegidos: se guardarán en cuentas a las que podrán acceder al cumplir 16 años. Las empresas que quieran contratarlos tendrán que solicitar permiso a las autoridades y las plataformas deberán eliminar el contenido solicitado.
Niños y niñas españoles entre las estrellas de YouTube
Se parte de la base de que, salvo excepciones, el trabajo infantil está prohibido en Francia, y eso incluye internet. ¿Y qué ocurre en España? En nuestro país también tenemos una buena cuota de ‘estrellas’ infantiles como Claudia y Gisele, Las Ratitas, dos hermanas menores de 9 años.
Su canal alcanza los 24 millones de suscriptores y es uno de los muchos infantiles entre las primeras posiciones del ranking de SocialBlade. Su contenido es el habitual en estos casos: estrenar juguetes, asumir retos (los famosos challenges) y embarcarse en planes familiares.
Unas posiciones más abajo entre los youtubers más exitosos en España se encuentra MikelTube, con 7,54 millones de suscriptores. Se trata de un canal infantil presentado por Mikel y su hermano Leo, de 8 y 4 años, respectivamente. Con 3 millones de fans y también entre los primeros cincuenta están Las Aventuras de Dani y Evan.
El caso de España: ¿están protegidos nuestros menores?
Asociado a estos canales se desarrolla habitualmente un negocio consistente en publicar libros o personalizar juguetes, entre otros acuerdos publicitarios. Es un debate complejo y la línea que separa la diversión familiar de la explotación laboral de menores, así como de su imagen, resulta difusa.
Puede que, como en el caso del sharenting, no sean conscientes de posibles riesgos como la sobrexposición y el ciberacoso. Según el artículo 18.1 de la Constitución Española, los niños son titulares de derechos como el de la propia imagen, estando obligados los padres de manera irrenunciable e intransferible a velar por su seguridad y bienestar.
En España los menores de 14 años no pueden tener presencia en redes sin consentimiento, pero son los progenitores quienes gestionan los canales. Y aunque estos realicen casi todo el trabajo, un estudio de la Universidad Rey Juan Carlos afirma que los menores pueden grabar hasta seis horas semanales. No solo en casa, también en agencias de publicidad.
¿Qué hacer cuando un hijo quiere ser influencer?
Toda la responsabilidad cae sobre los progenitores, ya que, a falta de regulación, prima la Ley del Espectáculo, que no contempla fenómenos tan recientes. Y hay otro punto de vista interesante: muchas de las profesiones del futuro guardan relación con este tipo de canales.
Con la formación adecuada, los menores pueden terminar convirtiéndose en emprendedores digitales. Hay infinidad de oportunidades: castear, competir en esports, pilotar drones, ser influencer. Si un hijo quiere ser esto último, es necesario comprender sus gustos, talentos y motivaciones. También proteger su autoestima ante el vaivén de los likes.
Si se acompaña a los hijos mientras crean contenidos positivos en internet, se fomenta la mejora de sus habilidades. Se puede explicar el trabajo técnico que ‘esconde’ un canal de YouTube, la ventaja de dominar idiomas, la ayuda de una estrategia o la recomendable implantación de un plan de negocio. El éxito de un niño influencer puede ser efímero, pero la experiencia del proceso es valiosísima.
Por Pablo Vinuesa
Imágenes | Portada: foto de Julia M Cameron en Pexels; interior: foto de August de Richelieu en Pexels.