Tipos de memoria en el ordenador: una guía para no perderse

Consejos y trucos

Cuando hablamos de los tipos de memoria de un PC u ordenador, todo son siglas y tecnicismos. En este post intentamos aclarar ideas sobre estos componentes que muchas veces están escondidos en las ‘tripas’ del ordenador. Destacamos las más importantes y qué función tiene cada una.      

Memoria RAM

La llamada memoria RAM o Random Access Memory almacena datos e instrucciones de los programas que se requieren en un momento determinado. Esta información es usada en tiempo real por la CPU o unidad de procesamiento del equipo. Se puede decir que en la RAM están los datos de los que el ordenador va a echar mano para facilitar que el usuario, en un momento muy concreto, navegue, escriba un texto o vea un vídeo en YouTube, por ejemplo. 

La RAM es fundamental porque es la que permite que los programas se inicien, se carguen y se ejecuten. De su capacidad dependerá en gran parte la velocidad en que se van a desplegar esos programas y van a responder a las demandas del usuario. Por ejemplo, si usamos un navegador, la RAM va a guardar los datos de las webs que visitamos para evitar cargarlas cada vez que accedemos a ellas. Y lo mismo pasará con las aplicaciones abiertas.  

Es, por tanto, una unidad que no almacena permanentemente los datos, sino que tiene un carácter volátil. Es decir, la información que se guarda en un momento dado se pierde cuando el ordenador se apaga. O cuando se produce un fallo de energía. Por eso, es una memoria con una capacidad de almacenamiento mucho menor a otras, como la de los discos duros y las unidades SSD, que son el verdadero ‘trastero’ al que van a parar todos los archivos que generamos, desde documentos ofimáticos a fotos o vídeos. 

La RAM ha tenido muchas variantes. Desde la histórica DRAM, que se utilizó hasta los años noventa, hasta las modernas DDR5 SDRAM, y la GDDR SDRAM, que se utiliza para el renderizado de vídeo, una tarea muy exigente y que consume muchos recursos del ordenador.  

Memoria caché

Es una memoria que se sitúa entre la RAM y el procesador del ordenador, y que acelera el intercambio de datos. Este tipo de memoria, que suele pasar desapercibida para el usuario corriente, hace que los procesos en el ordenador se ejecuten más rápido. De esta forma evita, por ejemplo, que el procesador tenga que esperar. El tamaño de la memoria caché, que está organizada por niveles, es mucho menor que el de la RAM.

Memoria ROM

Las siglas responden a Read Only Memory. Es decir, que es una memoria solo de lectura. Donde los datos se leen y usan, pero no se modifican. En el módulo de memoria ROM de un ordenador la información permanece, incluso cuando se apaga el equipo o se queda momentáneamente sin energía eléctrica. 

Así, en la ROM residen datos clave para el equipo. Se trata de todas las instrucciones que el ordenador necesita para empezar a funcionar. Lo que se conoce como la BIOS o instrucciones de inicio. Y también está ahí el firmware del equipo, es decir, todas las instrucciones que controlan los circuitos electrónicos incluidos en la máquina. La introducción de datos en la memoria ROM la hace la marca del ordenador en fábrica. Y por eso es muy difícil cambiar la información almacenada en ella

Disco duro y SSD

El disco duro es el dispositivo principal donde se almacena toda la información que genera el usuario: los programas instalados, los archivos de música, imagen o vídeo, etcétera. Tradicionalmente ha consistido en discos giratorios provistos de un brazo móvil (hard disk drive o HDD) que buscaban la información. 

Esta tecnología está siendo reemplazada por las unidades de almacenamiento de estado sólido (SSD), que no tienen partes móviles y que están hechas a base de circuitos electrónicos (chips de memoria NAND Flash). Como ventaja, los discos SSD son mucho más pequeños, ligeros y transfieren de forma más rápida la información. Por eso se han convertido en la opción a la que recurren todos los fabricantes de portátiles, por ejemplo. Eso sí, son más caros que los discos tradicionales.   

Memoria ‘swap’

Los ordenadores con sistema operativo Windows o Linux disponen de esta clase de memoria, que es virtual. Swap se puede traducir por “espacio de intercambio”. Es bastante parecida a la memoria caché, pero a ella recurre exclusivamente el sistema operativo, y no el resto de los componentes del ordenador. En Windows, por ejemplo, es un archivo que está en el interior del sistema operativo. En esencia, la memoria swap permite disponer de memoria adicional a la que reporta el módulo RAM, que suele tener problemas de rendimiento cuando abrimos demasiadas aplicaciones.  

Memoria USB

Es lo que en el argot popular se suele llamar lápiz USB, ‘pincho’ o pendrive. Estos dispositivos, que utilizan circuitos de estado sólido, permiten hoy transportar cantidades ingentes de ficheros y documentos en el espacio que ocupa un mechero. Los hay incluso de 128 o 256 GB de capacidad. Es decir, permiten almacenar más información que muchos discos duros de sobremesa o de portátil.   

Discos duros y SSD externos

La tecnología flash también ha llegado al mundo de los discos duros portátiles o externos, que hasta hace poco solo se vendían con el sistema clásico de discos móviles (HDD). Un SSD externo es una opción mucho más cara, pero es recomendable si lo vamos a conectar muy frecuentemente al ordenador porque es mucho más veloz que la tecnología analógica. En cambio, si se trata de almacenar documentos que se van a ver o consultar muy de vez en cuando, o si se quiere hacer una copia de seguridad, la mejor opción sigue siendo el disco duro de toda la vida.

Por Juan I. Cabrera

Imágenes | iStock.com/cagkansayin, iStock.com/bukharova, iStock.com/Rainer Puster

Archivado en
Subir