Se trata de un tipo de contrato laboral que ha ido aumentando su importancia en los últimos años y, con la última reforma laboral aprobada en 2022, ha cobrado especial protagonismo: hablamos del contrato fijo discontinuo.
No es un tipo de contrato nuevo, pero el actual gobierno quiso potenciarlo como arma para luchar contra la excesiva temporalidad en la contratación de la que ha venido adoleciendo el mercado de trabajo español.
Así, con la idea de crear empleo estable y de calidad, y en concreto mejorar la estabilidad de los trabajadores de sectores sometidos a una gran estacionalidad, se eliminó el contrato de obra y servicio, se limitaron los contratos temporales y se reforzó la figura del contrato fijo discontinuo.
Si se ha logrado el objetivo o no es algo difícil de cuantificar, pero según el informe ‘¿Cuántos son los trabajadores fijos discontinuos?’ elaborado para Fedea, en 2022 se firmaron 2,3 millones de contratos fijos discontinuos en España, aunque al acabar el año habría sólo 1,42 millones de empleados con un contrato de este tipo.
Y es que, parece demostrada la dificultad de cuantificar cuántos trabajadores fijos discontinuos hay y cuántos de ellos están activos o inactivos en un momento dado; Pero lo que está claro es que este tipo de contrato tiene una relevancia importante en el mercado de trabajo actual.
Por ello, vamos a ver con más detalle en qué consisten y cuáles son sus ventajas e inconvenientes.
¿Qué es un contrato fijo discontinuo?
Regulado por el artículo 16 del Estatuto de los Trabajadores, el contrato indefinido fijo-discontinuo se define como aquel que se concerta para la realización de trabajos de naturaleza estacional o vinculados a actividades productivas de temporada, o para el desarrollo de aquellos que no tengan dicha naturaleza pero que, siendo de prestación intermitente, tengan periodos de ejecución ciertos, determinados o indeterminados.
Además, pueden utilizarse para el desarrollo de trabajos consistentes en la prestación de servicios en el marco de la ejecución de contratas mercantiles o administrativas que, siendo previsibles, formen parte de la actividad ordinaria de la empresa.
Por tanto, están pensados para realizar tareas o trabajos que se consideran de naturaleza estacional o están relacionados con actividades productivas de temporada o bien de prestación intermitente.
Algo, por ejemplo, muy habitual en el sector primario donde la recolección de frutos se realiza en momentos concretos del año, o en el sector turístico, que está muy vinculado a ciertas épocas del año y tiene una gran importancia para nuestro país (no en vano es el principal sector productivo nacional).
Así, se excluye específicamente la contratación por circunstancias de la producción o por sustitución de persona trabajadora, que se regulan específicamente a través de los contratos de sustitución (antes interinidad) y no pueden tener una duración superior a seis meses (ampliable a un año).
Por el contrario, como contratos indefinidos que son, los fijos discontinuos se presumen concertados sin fecha de finalización, con las mismas condiciones que otro contrato indefinido no discontinuo. Por tanto, se presupone que el trabajador fijo-discontinuo es un empleado estable de la empresa y permanece en ella por tiempo indefinido.
Así, si te preguntabas cuál es la duración máxima de un contrato fijo discontinuo, la respuesta es sencilla: no hay tiempo máximo. Eso sí, el tiempo de trabajo efectivo se distribuye por periodos de actividad, cuya duración (así como otros requisitos) se debe especificar en el contrato por escrito.
Al acabar el periodo de tiempo de trabajo establecido, la relación laboral queda suspendida hasta la siguiente llamada para que el trabajador retome su labor.
En cuanto a la duración de la jornada, en principio el contrato fijo discontinuo requiere que se realice una jornada completa, pero si el convenio colectivo de la empresa permite la jornada parcial esta también puede aplicarse a los trabajadores fijos-discontinuos.
¿Qué derechos tiene un trabajador con contrato fijo discontinuo?
Además de tener la consideración de empleado por tiempo indefinido, el trabajador fijo-discontinuo tiene derecho a que su antigüedad se calcule teniendo en cuenta la duración completa de la relación laboral, y no el tiempo de servicios efectivamente prestados (con excepciones que deben responder a criterios de objetividad, proporcionalidad y transparencia).
Y esto se aplica también a los que hayan sido contratados por empresas de trabajo temporal y/o subcontratas, que también pueden celebrar este tipo de contratos respetando las normas fijadas para ellos.
Por lo demás, todos los derechos de los trabajadores fijos-discontinuos están equiparados con los de los indefinidos, incluyendo la indemnización por despido improcedente, el derecho a disfrutar de vacaciones o el de cobrar una prestación de desempleo (si se cumplen las normas establecidas).
¿Qué desventajas tiene un contrato fijo discontinuo?
Para el trabajador, los principales inconvenientes de este tipo de contrato son dos. El primero que sus ingresos serán irregulares ya que el salario no va a ser continuo a lo largo del año, y esto puede provocarle dificultades económicas en los periodos de inactividad.
Por otro lado, está la posibilidad de que la irregularidad en la prestación del trabajo le genere una sensación de incertidumbre, a pesar de que el contrato sea de carácter indefinido.
En cuanto a las desventajas para las empresas, recurrir a los contratos fijos discontinuos supone un mayor grado de obligaciones legales referidas a la reincorporación anual de los empleados y a la manera de justificar los periodos de inactividad.
Además, obliga a realizar una compleja planificación de sus recursos humanos para que la plantilla esté bien ajustada a las necesidades reales de la organización.
¿Y qué ventajas tiene?
Por contra, el contrato fijo-discontinuo tiene claras ventajas tanto para el trabajador como para la empresa. En el caso del primero, le aporta estabilidad laboral a pesar de que su trabajo no se desarrolle durante todo el año. Sin embargo, claramente ofrece mayor estabilidad que un contrato temporal.
Además, el empleado conserva sus derechos (vacaciones, antigüedad…) como si tuviera un contrato fijo convencional. Por último, este tipo de contrato permite que un trabajador compagine su vida laboral con otras actividades o trabajos durante los periodos de inactividad.
En cuanto a los pros para las empresas, este tipo de contratación les permite adaptar la fuerza de trabajo a las fluctuaciones en la demanda, contratando trabajadores solo cuando se necesitan.
Por otro lado, al otorgar a los empleados los mismos derechos que un contrato indefinido, permite una vinculación mayor con la empresa y un mayor compromiso con el trabajo a desempeñar.
Finalmente, la flexibilidad laboral que se consigue gracias al contrato fijo discontinuo ayuda a rebajar costes (al evitar tener que buscar y formar nuevos empleados para trabajos esporádicos) y favorece la permanencia de un equipo de trabajo estable y ya formado.
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