Cuando se habla de negocios de inteligencia artificial (IA), los imaginamos en el futuro. Al no entender muy bien su mecánica, los desplazamos hacia delante en el tiempo. Sin embargo, la IA ya está en el mercado. Tenemos la oportunidad de hablar con Cristina Sánchez, CEO y cofundadora de Acuilae, empresa que desarrolla herramientas de inteligencia artificial para otras empresas.
Os dedicáis a proyectos de inteligencia artificial. ¿Cómo se pueden explicar vuestros servicios a alguien ajeno a este mundo?
Nos dedicamos a hacer soluciones que se llaman de inteligencia artificial, que no es nada más que ayudar a los seres humanos a tener mejores resultados usando operaciones matemáticas. Empoderar al humano con ayuda de las máquinas.
Es lo que se ha venido haciendo hasta ahora: todas las aplicaciones informáticas trabajan con ordenadores. Pero ahora hacemos que el ser humano sea mucho más productivo a través de operaciones matemáticas (algoritmos).
“Para nosotros fue un reto porque manejamos millones de datos”
¿Por qué? Porque estas operaciones matemáticas van a aprender de los datos históricos que las empresas tengan almacenadas, al igual que los seres humanos aprenden de la experiencia. No es lo mismo un niño de 11 años que un adolescente. La experiencia se va acumulando y las respuestas a las preguntas que se le hacen van a ir cambiando con la edad.
Así es como se trabaja con estos algoritmos matemáticos: aprenden de la experiencia. Pero, como son máquinas, los humanos tenemos que ayudarles a través de datos.
¿Algún ejemplo más concreto de uso de algoritmos?
Hace tiempo hicimos un proyecto para una empresa latinoamericana. El plan era desarrollar un algoritmo para detectar el fraude bancario en transacciones electrónicas. Es decir, detectar en tiempo real si es un fraude o no cuando vas a un cajero automático o cuando haces una compra de débito o crédito. Por ejemplo, porque te hayan robado la tarjeta o te la hayan duplicado.
“Ethyka es un sistema de seguridad para los sistemas de inteligencia artificial”
Actualmente estos sistemas funcionan en todas las entidades financieras pero no todas usan algoritmos entrenados con miles de transacciones electrónicas. Para nosotros fue un reto porque manejamos millones de datos y conseguimos una precisión del 86%.
También trabajáis en asistentes virtuales. ¿Están lo suficientemente desarrollados?
Nos estamos familiarizando con ellos. Es hablar con una máquina que te entiende, te informa y te ayuda en momentos en los que los agentes teleoperadores están muy ocupados, fuera de horario de consulta o de vacaciones. O simplemente porque prefieras interactuar con una máquina.
Desarrolláis lo que llamáis asistentes ‘evolucionados’. ¿Qué diferencia hay entre el chatbot y el asistente evolucionado?
Los chatbot al uso son los que responden directamente y tienen una estructura de ‘pregunta-respuesta-pregunta-respuesta’. Se desarrollan para resolver temas de información sobre compañías o incidencias. Los chatbots evolucionados, o asistentes virtuales evolucionados, van mucho más allá:
Tienen un lenguaje mucho más humano, sus respuestas están también más humanizadas, entienden el tono de tu voz (por ejemplo, para tranquilizarte en una conversación), pueden detectar contenido ‘tóxico’, palabras tabú y, en nuestro caso, llevan implementados un módulo ético de desarrollo propio (Ethyka) que distingue ‘lo bueno’ de ‘lo malo’ basándose en los principios éticos de la sociedad española.
¿Cómo se puede programar la ética en una máquina?
Ethyka es un sistema de seguridad para los programas de inteligencia artificial. La visión más aplicable son los asistentes virtuales y los call centers. ¿Cómo funciona? Las compañías quieren enriquecer a sus asistentes mediante el reentrenamiento del aprendizaje con el cliente con el que ha estado interactuando. Este reentrenamiento se hace supervisando las conversaciones que el asistente ha tenido.
“Ethyka funciona contra el maltrato de animales, violencia de género, homofobia, xenofobia, y también en materia de protección infantil”
Con la plataforma Ethyka no tendrías que gastar ese tiempo. Es un módulo que te informa de qué sentencias o diálogos han de ser reentrenados. Cada compañía tiene unos intereses diferentes y se pueden hacer estos módulos ad hoc. Habrá empresas a las que no les resulte relevante los comportamientos tóxicos frente al maltrato de animales, por ejemplo.
Ahora mismo Ethyka funciona contra el maltrato de animales, violencia de género, homofobia, xenofobia, y también en materia de protección infantil. Queríamos empezar por temas genéricos que interesan a todo el mundo dentro de la ética social. Otras empresas querrán dirigir este módulo a otros principios.
Además de reducir costes, ofrece mucha fiabilidad y ayuda a extraer otra información oculta en los diálogos. Al tema del contenido tóxico le hemos añadido un “índice de toxicidad”.
¿Habéis automatizado la automatización? Parece que estáis añadiendo una capa extra que elimina el posible rozamiento de automatizar un chatbot.
Sí, efectivamente. Hace tiempo ganamos el concurso Lánzate y tuvimos la opción de sentarnos con los directivos de algunas empresas, como la CEO de ING Direct, Almudena Román. En una conversación nos señaló una línea de negocio que era aplicar Ethyka a los call centers. Ella vio que también se podía aplicar a las auditorías internas. En lugar de usarlo para reentrenar un algoritmo, aquí podríamos analizarlas en un contexto distinto.
¿Qué se aprende en un programa de mentoría como Lánzate, de Orange y la EOI?
Gracias al programa tienes la oportunidad de reunirte con gente que toma grandes decisiones en grandes compañías. En nuestro caso Facebook, ING, IBM y Microsoft. Por lo general, esta oportunidad no se tiene. Además, en algunos casos aportan nuevas visiones.
“El impulso de las tecnologías de inteligencia artificial me despertaba mucha inquietud”
Tú les cuentas tu proyecto y ellos, con la agilidad que caracteriza el tener que tomar decisiones complicadas a lo largo de todo el día, te cuentan su impresión. No es una mentoría al uso pero te llevas feedback de gente que ha visto muchos proyectos y tomado muchas decisiones.
Nosotros nos llevamos eso y algunos contactos. En IBM, por ejemplo, se interesaron mucho en nuestro producto y tenemos contacto con la directora de Innovación Tecnológica. Con Orange hemos podido dar a conocer la marca, e incluso estamos intentando hacer un piloto con Ethyka.
¿Cómo surge una empresa como Acuilae, dirigida a la IA?
Acuilae surge porque quería un cambio profesional. He trabajado 20 años para desarrollo de software en Grupo Accenture y el nuevo impulso de las tecnologías de inteligencia artificial me despertaba mucha inquietud.
Decidí salir de la compañía y en ese momento Pedro Diezma, emprendedor con experiencia en otras empresas propias con quien mantenía contacto, me comentó que por qué no, antes de buscar un trabajo con terceros, intentábamos montar una compañía de inteligencia artificial, que es el futuro tecnológico.
Nunca hice una locura: salí de la carrera y estuve trabajando en Accenture durante 20 años. He sido madre dos veces. Aunque se intenta decir que lo profesional y lo personal se puede compaginar, es complicado, sobre todo cuando eres mujer. Ahora que mis hijos eran mayores, era el momento.
Imágenes | Acuilae, iStock/OstapenkoOlena, iStock/greyj