Hace pocos años que ha aparecido una nueva forma de trabajar en la construcción, reparación y mantenimiento del asfalto. Una orientada a la cuarta revolución industrial y a la carretera 4.0 (conectada e inteligente). Es el asfalto 4.0, la respuesta técnica a la pregunta: ¿pueden las carreteras durar más y ser un poco menos contaminantes?
¿Qué es el asfalto 4.0?
Se dice que si algo no se mide, no puede mejorarse. Esta es la idea básica tras la eficiencia energética, y también tras el concepto de asfalto 4.0. A diferencia de lo que puede parecer, el asfalto 4.0 (integrado con frecuencia en el concepto “carreteras 4.0”) no es un tipo de asfalto sino un conjunto de técnicas constructivas para infraestructuras más durables, asequibles y sostenibles.
Este conjunto de técnicas, cuyo paraguas a su vez es la industria 4.0 o cuarta revolución industrial predicha por Klaus Martin Schwab (inventor del foro de Davos), busca adaptar “uno de los sectores más atrasados en la transformación digital”, según la Asociación Española de Fabricantes de Mezclas Asfálticas (Asefma). Es precisamente esta asociación uno de los organismos que lo abanderan.
La idea simplificada tras el asfalto 4.0 consiste en analizar las ventajas de la digitalización de los procesos constructivos. Por ejemplo, el firme es particularmente vulnerable a factores como la temperatura de fabricación o extendido, por lo que la idea es monitorizar absolutamente todo el proceso y, en base a estos datos, mejorarlo de forma continua.
Dentro de unos años es probable que veamos nuevos roles dentro del tendido o la mejora de una carretera, como expertos en datos, climatólogos, responsables de digitalización o programadores de maquinaria industrial. Todo para que las condiciones en las que se construye la carretera sean óptimas para una máxima durabilidad, seguridad y un mínimo impacto ambiental.
Asfalto 4.0, una respuesta a la movilidad y sostenibilidad
Derivadas del petróleo crudo, las carreteras modernas no han sido nunca algo particularmente sostenible. Un informe de 1985 publicado por Torben C. Hansen, experto en construcción de la Universidad Técnica de Dinamarca, ya sostenía que de 1945 a 1985 los promotores de este tipo de infraestructura se habían despreocupado del todo de cualquier tipo de impacto ambiental fruto de su actividad, así como de las ocasionadas por el uso de ella.
Es a raíz de la publicación de normativa orientada al reciclaje de materiales viales y del avance de la digitalización que en la década de 1990 se empieza a valorar la posibilidad de reducir el impacto ambiental de la movilidad rodada que, comparada con sistemas como el ferroviario, son enormemente contaminantes. Es en este caldo de cultivo en el que nace el asfalto digital.
Pero no es hasta finales de la década de 2010 que empieza a tomar protagonismo, esta vez impulsado no tanto por cuestiones de eficiencia y coste sino medioambientales. De hecho, esta técnica constructiva con vetas digitales protagonizó en 2018 la XIII Jornada Nacional de Asefma y, junto con sistemas más maduros de construcción, como BIM, se están abriendo camino.
Según la EAPA (European Asphalt Pavement Association), las metas del asfalto 4.0 relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están encaminadas, por una parte, a una construcción y conservación de menor impacto y, por otra, al desarrollo de firmes que reduzcan el consumo de los vehículos que circulan sobre ellos.
¿Cómo se pueden digitalizar las carreteras?
Hace milenios que se hace uso de planos para el tendido de carreteras. Los mapas de carreteras del Imperio Romano así lo demuestran. Pero no es hasta mitad del siglo XVII que se comienzan a registrar con cierto cuidado factores como el trazado, los materiales o el tiempo de obra.
En la actualidad, lo más frecuente es que cada proyecto incluya miles de documentos digitalizados de la planificación, diseño o ejecución de la obra, aunque estos datos aún están ‘desestructurados’ incluso cuando se habla de archivos de AutoCAD dibujados con esmero.
Lo que se necesita en asfalto 4.0 es el equivalente a BIM en construcción de edificios. BIM es un software de construcción mediante el cual se registra cada componente de un edificio para su correcta ejecución y mantenimiento. Pero las carreteras pueden ser mucho más difíciles de trasladar a este entorno, porque los factores que hay que registrar son muy complejos:
- Cuánto tardó en llevarse el asfalto.
- La temperatura a la que se extendió.
- Durante cuánto tiempo se estuvo extendiendo.
- Cuánto viento hacía.
- El nivel de irradiancia.
- La densidad de compactación por kilómetro y minuto.
Algunos fabricantes de maquinaria industrial ya proporcionan a las empresas herramientas como asfaltadoras automáticas que registran todo el proceso, aunque aún se está muy lejos de unificar en una sola base de datos digitalizada todo el proceso. Por ejemplo, se ven compactadoras guiadas por GPS que registran su posición, la temperatura del asfalto y su densidad según avanzan.
Todos estos datos, convenientemente almacenados, accesibles y analizados, pueden aportar pistas sobre qué secciones del firme son más susceptibles a la erosión, qué zonas tendrán que ser reparadas primero o, mucho más importante, qué métodos constructivos están relacionados con una elevada durabilidad y seguridad. El asfalto 4.0 es una máquina de análisis.
Por M. Martínez Euklidiadas
Imágenes | John Kakuk, Jamar Penny