Hyperloop es un concepto de transporte de masas sostenible basado en tubos al vacío y cápsulas que viajan por ellos a gran velocidad. Aunque la idea no es nueva, el gran volumen de financiación actual está haciendo que el proyecto presente algunos avances significativos en tecnología. Por desgracia, buena parte de los retos que plantea esta movilidad ni siquiera han sido teorizados.
Los expertos en movilidad señalan Hyperloop como puro hype, aunque mientras el proyecto se extiende por el mundo, cientos de concursos dan lugar a nuevas ideas y patentes. Quizá el sistema Hyperloop resulte imposible en la práctica, y que compañías como Virgin Hyperloop o HyperloopTT terminen arruinadas; pero la I+D del proyecto podría aportar valor suficiente.
La idea de Hyperloop no es nueva
La idea de meter a gente en vagones al vacío y lanzarla a gran velocidad a través de un sistema neumático, de forma similar a cómo viajan los billetes de la caja del supermercado, lleva muchos siglos existiendo. De hecho, la primera vez que se registró una patente fue en 1810 en Londres, cuando George Medhurst propuso un sistema “para el transporte rápido de mercancías y pasajeros por vía aérea” con una velocidad máxima de 1000 millas por hora (a).
En 1864 se realizó la primera instalación neumática para el transporte de pasajeros al sur de Londres (Reino Unido) (b). Operó durante dos meses y sirvió como base para la construcción de una vía bajo el Támesis entre 1865 y 1867 (c) que nunca fue terminada. En 1865 también fue patentado un sistema neoyorquino por Alfred Ely Beach (d), que fue rápidamente ignorado.
Como Beach no conseguía permiso para desplegar su sistema neumático para el transporte de personas, por evidentes problemas con la seguridad (e), solicitó uno para construir un sistema idéntico pero para mover el correo. Tras un par de años de obras, en 1871 pasó a llenarlo de gente (f) como si de una atracción de feria se tratase.
Apenas habían pasado dos años cuando en 1873 resultó evidente que nadie usaría un sistema neumático que costaba 25 centavos de dólar (una pequeña fortuna) para desplazarse pocos cientos de metros. El túnel se selló y durante más de un siglo los nuevos intentos por construir algo similar. Ha habido decenas y todos han terminado de forma similar. ¿Ocurrirá con Hyperloop?
¿Es viable el modelo ferroviario Hyperloop?
Dejando a un lado la parte de la movilidad de Hyperloop —el hecho de que el cilindro en forma de vaina se desplace a grandísima velocidad por un tubo al vacío, que está siendo resuelto con bastante éxito—, una de las mayores preocupaciones técnicas sobre el modelo Hyperloop radica en la seguridad del mismo para las personas.
Las vainas circulan a gran velocidad dentro de un tubo al que solo puede accederse en las estaciones. Pero, ¿qué ocurre si una de las cápsulas tiene un mal funcionamiento en mitad del recorrido? Hasta la fecha, este es uno de los múltiples problemas de seguridad no resueltos.
De hecho, prácticamente ninguna eventualidad en materia de emergencia ha sido satisfecha. Si se produce un incendio en la cápsula, hay problemas con los cimientos de las torres, se interrumpe el flujo de energía, hay una vaina en mitad de la ‘vía’ o sucede cualquier otra contingencia como pueda ser una emergencia médica a bordo, una rotura de la cubierta o un accidente, no hay plan.
Póngase por caso que una vaina se avería en el kilómetro 30 de 600 entre Madrid y Barcelona, y que otras cinco o seis cápsulas se dirigen a gran velocidad hacia el punto en que la primera se ha detenido. ¿Cómo frenará de 1200 km/h a cero en tan poco espacio? ¿Cómo serán las evacuaciones de emergencia en un tubo parcialmente al vacío? No se sabe porque no es un problema aún sin solución.
Un proyecto basado en el hardware abierto
Uno de los aspectos más interesantes del proyecto respecto a la I+D es que Hyperloop está clasificado como tecnología de hardware abierto o libre. Al menos, en parte. Esto significa que cualquier empresa puede utilizar los diseños puestos a disposición de todos con el objetivo de mejorarlos o volver a compartirlos con la comunidad.
Esto contribuye al aumento de conocimiento libre, independientemente de si el proyecto de transporte se hace realidad o no. Es decir, incluso si todo el programa fracasa y, como ha ocurrido históricamente, se abandona una vez más la idea de la movilidad basada en tubos de vacío hasta dentro de un siglo, al menos quedará una importante pila de conocimiento aplicado y soluciones ingenieriles que usar en otros ámbitos.
De hecho, parte de esta comunidad no es empresarial, sino universitaria. Dentro del proyecto destaca la iniciativa de investigación basada en concursos que buscan resolver aspectos específicos de este reto de transporte. Muchos de estos equipos de trabajo terminan consolidándose como empresas, como es el caso de Zeleros, la empresa valenciana nacida de Hyperloop UPV.
Se trata de un equipo de trabajo de la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Purdue (Estados Unidos) que ha acumulado varios premios por sus diseños de vaina y la resolución de particularidades técnicas notablemente complejas. Detalles que les han valido varias patentes de construcción, operación y mantenimiento que, sin duda, ayudarán a la humanidad.
Una inyección de capital para investigación
La mayoría de las aplicaciones tecnológicas que se usan hoy en día nacieron en forma de spin off tecnológico que poco o nada tenían que ver con la idea original. Y el factor común de todas ellas fue una importante inversión de capital para investigación. Así fue el caso del nacimiento de internet tanto desde la militar ARPAnet estadounidense como de las científicas FOCUS y CERNET de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en inglés).
El TAC médico (tomografía axial computarizada), que permite detectar enfermedades, tuvo un importante impulso gracias a la carrera espacial, al igual que la actual tecnología fotovoltaica. El GPS surgió como idea militar y hoy ayuda a ubicarnos en cualquier lugar, y algo parecido ocurrió con el magnetrón del microondas. Nunca se sabe las aplicaciones derivadas de investigar.
Lo que sí se sabe es que si se destina suficiente capital a la investigación tanto básica como aplicada, esta acaba produciendo resultados beneficiosos para todos. Quizá Hyperloop no lleve a nada y quede en hype, pero la cantidad de patentes, proyectos conjuntos, empresas resultantes conocimiento obtenido de la actual inversión ya han hecho que merezca la pena.
Imágenes | iStock/Petmal, George Medhurst T. W., Rob Kam, Museum of the City of New York,