Escuelas y aprendizaje móvil

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RSC

school-child Este año el número de dispositivos móviles conectados, básicamente teléfonos móviles, superará a la población del mundo (en torno a 7.100 millones). Reflexionemos un momento, sobre la cantidad y diversidad de acciones y tareas que realizamos desde un dispositivo móvil.

Es evidente, que nuestra actividad diaria en sus diferentes facetas sea profesional, social, de ocio… depende cada vez más de la conectividad, de la conectividad en cualquier momento y lugar.
Sin embargo, las tecnologías móviles a menudo están prohibidas en las escuelas. No nos es ajena la preocupación y dificultad de las escuelas y de su profesorado para garantizar la seguridad y evitar conductas no adecuadas por parte del alumnado. Pero la integración efectiva de las TIC en educación pasa también por la integración de la tecnología móvil y esta integración es todavía un reto y lo es, por tanto, la integración de la e-Seguridad en la programación curricular.

Es evidente que la prohibición del móvil en los sistemas formales de educación no impide que los jóvenes hagan uso de él. Por el contrario, las escuelas deberían aumentar la conciencia estudiantil sobre el uso de dispositivos móviles de forma segura y evitar los peligros inherentes de acceso abierto a la comunicación y la información.

Está claro que al igual que cualquier TIC, la tecnología móvil se puede utilizar para acceder a material inapropiado o para publicar contenidos ilegales, también puede ser vehículo de comportamientos indeseables como la intimidación o la interacción con desconocidos.
No obstante, el potencial de aprendizaje de los dispositivos móviles es impresionante, no aprovecharlos representaría una oportunidad perdida. Las tecnologías móviles son imparables, crecen constantemente y continuamente se dan a conocer nuevas funcionalidades.

Las tecnologías móviles pueden sin duda contribuir a mejorar la calidad de la enseñanza. Las investigaciones de la UNESCO han revelado que los dispositivos móviles pueden ayudar a los docentes a utilizar el tiempo de clase con mayor eficacia.

Los estudiantes pueden utilizar la tecnología móvil para realizar tareas pasivas o de memorización, como escuchar una clase o repetir la información en casa, disponen de más tiempo para debatir ideas, compartir distintas interpretaciones, trabajar en equipo y participar en actividades de laboratorio en la escuela y otros centros de aprendizaje. Lejos de aumentar el aislamiento, el aprendizaje móvil ofrece más oportunidades de cultivar las competencias complejas necesarias para colaborar con otros de manera productiva.

Los programas informáticos sincronizan las tareas entre los distintos dispositivos, de modo que los alumnos pueden continuar en un dispositivo móvil el trabajo que comenzaron en un ordenador de mesa y viceversa, con lo que se garantiza la continuidad del aprendizaje.

Por estas y otras muchas razones, la UNESCO considera que el aprendizaje móvil se merece el cuidado y consideración de los responsables políticos. “Directrices para las políticas de aprendizaje móvil”. http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002196/219641E.pdf

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