Los SUV (siglas de Sport Utility Vehicle) representan el segmento de vehículos más vendidos. Si en 2018 esta agrupación representaba aproximadamente un tercio de todas las matriculaciones, en 2019 ya coparon hasta la mitad de los vehículos comercializados, según la Asociación Nacional de Importadores de Automóviles, Camiones, Autobuses y Motocicletas (Aniacam).
Vehículos de línea atractiva, compactos… y que contaminan un montón, alejándose de los objetivos en emisiones. La línea preferida en el mercado europeo casi siempre emite más CO2 que otras familias, en cuarto lugar y solo por detrás de los deportivos, con 196,1 gramos por cada km, de las berlinas de lujo, con 155,4 gramos por km y de las furgonetas, con 134,2 gramos por cada kilómetro recorrido. ¿Por qué? Por estas razones.
Un informe que choca contra las normas CAFE
En 2006, el mercado de los SUV en EE. UU. ya copaba más del 50% de las ventas totales. Una tendencia que caló en Europa a partir de 2010. Ahora, en plena crisis sanitaria, las agresivas ofertas han consolidado esta ventaja. Pese a tratarse de los líderes en dióxido de carbono emitido, es evidente que los compradores siguen prefiriendo un SUV a cualquier otro formato de vehículo.
Comencemos por un dato clave, la cifra exigida por la norma CAFE (Corporate Average Fuel Emissions): una media de 95 gramos de CO2 por cada kilómetro. Al final del año, todos los vehículos comercializados deben alcanzar esta meta. De lo contrario, los fabricantes serán sancionados. Correcciones mediante, alcanzar esta media no es fácil, si bien los diésel emiten menos CO2 que los de gasolina y los eléctricos se encuentran muy por debajo, con emisiones inferiores a los 50 g/km. Para estos, la normativa establece los 58 g/km.
El informe que ha dado la voz de alarma corre a cargo de Jato Dynamics. Y concluye que “las emisiones de los SUV son 36,5 g/km más altas que el objetivo de la UE”. Un objetivo recogido por la Presidencia y el Parlamento europeo el año pasado.
Esta no es una sentencia contundente. Los SUV pequeños, más ligeros y sin las mismas prestaciones de sus hermanos mayores, reducen esta cifra hasta los 122,7 g/km, todavía lejos de los objetivos impuestos por la normativa. Serían, en cualquier caso, una alternativa interesante desde la perspectiva de los fabricantes.
Y vehículos como las VAN, tan habituales por las calles de nuestras ciudades, —es decir, las clásicas Citroën Berlingo, Peugeot Partner, Renault Kangoo o Fiat Doblo— suelen contaminar un 30% más. En las normas CAFE también se recoge que estas furgonetas deberán emitir un 15% menos de CO2.
La importancia de los SUV en el mercado actual
Si bien, como indicamos al comienzo, las berlinas de lujo o derivados de turismo contaminan más, estos son segmentos residuales respecto a los SUV, cuyo segmento de venta es muy superior.
Esta es la razón por la cual no se están alcanzando los objetivos globales. Estos modelos han ido mejorando su competitividad, alcanzando precios cada vez más atractivos frente a híbridos y eléctricos que aún quedan lejos respecto a sus homólogos en gasolina y diésel. La gran pregunta que usuarios y fabricantes se hacen es: ¿cómo seguir siendo rentable cumpliendo con los objetivos?
Durante 2019, según los rankings de ventas los SUV mejor vendidos son el Nissan Qashqai, con más de 30 000 matriculaciones, SEAT Arona, con poco más de 25 000, Peugeot 3008 y Peugeot 2008 y, en quinto lugar, el Renault Captur. Por debajo en la tabla destacan fabricantes como Hyundai, Volkswagen, Toyota y Ford.
2020 marcó una tónica similar, y durante su primera mitad gobernaron nombres similares: Nissan Qashqai, SEAT Ateca, SEAT Arona, Peugeot 3008 y Volkswagen T-Cross. Y es que el más vendido de nuestro país, la gama Nissan Qashqai, cuenta con más de 5000€ de descuento respecto a su precio original, quedándose el crossover en 18 800 euros respecto a los 23 700€ de su PVP. Un aliciente demasiado atractivo —el Nissan Qashqai eléctrico no llegará hasta 2022—.
Un SUV es un vehículo pesado. El Nissan Qashqai supera los 1300 kg. Sus dimensiones holgadas no salen gratis. No en vano, esta familia se denomina crossover por su hibridación, por tratarse de todoterrenos compactos con alma y estética de caja propia de los deportivos.
Hablamos de vehículos atractivos bajo diseños robustos, con buen rendimiento en carretera y un gran maletero para albergar las necesidades de pequeñas y grandes familias. Pero el precio a pagar parece demasiado alto.
Por Israel Fernández
Imágenes | Webs oficiales de Nissan, Seat, Peugeot, portada de Unsplash (perteneciente a Marcin Jozwiak)