¿Por qué los más jóvenes no quieren coger llamadas?

por que los jovenes no cogen las llamadas telefonicas

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Un amplio porcentaje de los jóvenes evitan las llamadas de voz y priorizan los mensajes de texto. Es la ‘Generación Mute’ o ‘Generación Muda’. De hecho, el 96,8% de los jóvenes de 14 a 24 años usó WhatsApp como principal canal de comunicación el último año.

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La improvisación de las llamadas, el no poder tomar algo de tiempo para pensar qué vas a contestar o el tener que atender la llamada en directo pueden ser algunos de los motivos por los que los jóvenes prefieren escribir desde el móvil. ¿Estamos hablando de un cambio generacional o de algo que le ocurre a toda la población?

La tecnología cambia cómo nos comunicamos

Según el informe ‘Sociedad Digital en España 2018’, de la Fundación Telefónica, son los más jóvenes los que más usan los sistemas de mensajería instantánea, aunque el resto no se queda atrás. Se habla de la ‘Generación Mute’, pero el 95,1% de los españoles de todas las edades prefiere comunicarse por WhatsApp. Solo hay una variación de dos puntos entre generaciones.

Esto es especialmente relevante en el ámbito familiar. La mensajería instantánea supera la comunicación en persona con un 86,5% de las comunicaciones familiares (con miembros de todas las edades).

Esto se aplica a todas las apps de texto, tanto a las dirigidas al chat como WhatsApp o WeChat como a las redes sociales que permiten escribir. En estas últimas sí destacan más los jóvenes, más conectados con otras personas a nivel digital. Pero ¿por qué evitamos el teléfono?

Por qué los jóvenes evitan las llamadas

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Una encuesta realizada por BankMyCell a más de 1200 millennials (nacidos entre 1981 y 1996 según este estudio) recogía varios motivos por los que los jóvenes evitan coger llamadas: el tiempo que consumen (75%), hablar con personas “lastimeras/necesitadas” (whiny/needy person, 64%), estar llegando a un evento (55%) o evitar que alguien nos pida un favor (49%).

Las excusas para justificar no haber respondido son de lo más variopintas: no me di cuenta (63%), tengo mala cobertura (12%), estaba en una reunión (9%) o conduciendo (6%), e incluso no poder encontrar el móvil (5%) o decir que estaba roto (4%).

El texto permite pensar la respuesta

Los que prefieren comunicarse en formato de chat indican que una conversación mediante texto permite meditar la respuesta. En ocasiones durante minutos, días o semanas, dependiendo del asunto a tratar y su relevancia.

La idea que subyace es no contestar con lo primero que se nos viene a la mente, que podría no alinearse con lo que habríamos dicho de tratarse de una respuesta meditada o con nuestros objetivos futuros.

Frente a una llamada telefónica en que la conversación discurre más rápidamente, el chat facilita parar, pensar, escribir, considerar si vamos a editar el texto, e incluso postergar la réplica hasta que estemos seguros de que es la adecuada. Lo llaman sociedad de la inmediatez, pero muchos prefieren pensar cada contestación eliminando malentendidos y errores futuros.

Las llamadas pueden resultar molestas

Hay ámbitos en los que las llamadas son imprescindibles por su urgencia o temática a tratar. Pensemos, por ejemplo, en dar una mala noticia: si no podemos hacerlo de forma presencial, el teléfono o la videollamada se considera la solución más adecuada. Pero esto no siempre es así.

Una llamada de teléfono inesperada sobre un tema que no sea urgente o que no nos interese puede suponer una distracción y una molestia. Incluso lo consideramos spam. A diferencia del chat, la llamada ha de ser atendida en el momento e incluso puede ocasionar costes económicos por distracción al perder el hilo de lo que estábamos haciendo.

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Pero hay otro ámbito en el que las llamadas pueden generar molestias a personas ajenas a la conversación. Por ejemplo durante los viajes en transporte público, al responder a alguien del trabajo estando con la familia o viceversa.

El chat facilita mantener una conversación sin perjudicar a las personas que tenemos alrededor al ocupar nuestro canal visual pero no su canal auditivo. A menos que practiquemos el phubbing, en cuyo caso el chat hace que nos alejemos de las personas con las que compartimos espacio físico.

¿Pedir permiso para llamar?

En el vídeo de arriba, cuando se pregunta sobre diferentes elecciones personales, una de las encuestadas responde “escribir diciendo ‘¿Te puedo llamar?’ y luego llamar”. Pedir cita para hablar por teléfono, especialmente en temas laborales, se ha convertido en una práctica educada para evitar molestar a la otra parte.

Este acuerdo entre las dos partes involucradas combina la velocidad de transmisión de información de la llamada con el poder elegir en qué momento será atendida. De este modo ambos participantes reservan un hueco y organizan sus agendas y preparan el tema a tratar, siendo el intercambio más productivo.

Por Marcos Martínez

Imágenes | iStock/Mattia Baldini, ROOM, ROOM

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