Un suceso inesperado que pilla al observador por sorpresa y de gran impacto socioeconómico. Un evento que, una vez pasado, se racionaliza, dando la impresión de que se podía esperar que hubiese ocurrido.
La definición de cisne negro, desarrollada por el filósofo e investigador libanés Nassim Taleb, podría ser también la definición de la CODIV-19. Casi nadie lo vio venir, pero las últimas dos décadas están llenas de señales que nos indicaban que algo así podía pasar. Hoy, con más de ocho millones de contagios en todo el mundo y el conteo de fallecidos acercándose al medio millón, según los datos de la OMS, lo único incuestionable es el profundo impacto socioeconómico de la pandemia.
Más allá de los riesgos propios de la enfermedad, las nuevas medidas de control, los cierres de fronteras y las medidas de confinamiento de la población han afectado en gran manera al comercio internacional y, en particular, a la cadena de suministro de muchas industrias.
Fábricas de coches que tuvieron que parar por no contar con todas las piezas, laboratorios farmacéuticos que se quedaron sin suministro de ciertos compuestos, proyectos energéticos paralizados por falta de componentes tecnológicos… Los ejemplos de los daños que puede provocar la interrupción en la cadena de suministro global se acumulan. ¿Pueden los datos y su análisis en tiempo real minimizar su impacto?
La visibilidad de la cadena de suministro
“La visibilidad de la cadena de suministro es crucial para comprender el impacto de la interrupción. Obtenerla se considera un elemento clave para optimizar la eficiencia y la agilidad de la cadena de suministro durante la producción habitual”, explica Ziyang Fan, director de comercio digital del World Economic Forum. Si no podemos ver en tiempo real qué pasa a lo largo de toda la cadena de suministro, difícilmente podremos conocer dónde está el problema para intentar solucionarlo.
Sin embargo, la elevada complejidad de las cadenas de suministro, articuladas por multitud de empresas e intermediarios distribuidos por todo el mundo, y su escasa digitalización hace que, a día de hoy, la transparencia total de la cadena sea prácticamente imposible.
“Es necesaria la transparencia en el flujo de productos, el dinero y la información en cada nivel de la cadena de suministro”, señala el informe ‘COVID-19: Orquestando la recuperación de las organizaciones y las cadenas de suministro’ de Deloitte. “Las empresas deberán adoptar nuevos enfoques digitales para arrojar luz sobre su red de proveedores y obtener visibilidad del suministro de materiales y componentes críticos lo más rápido posible”.
La solución pasa por los datos
Salvo contadas excepciones, la mayoría de países del mundo reaccionaron a ciegas a la primera ola de la pandemia. Con el paso de las semanas, los datos de la enfermedad se convirtieron en una prioridad. Con la información en casi tiempo real de contagios, movimientos de personas y estado de las infraestructuras sanitarias se lograron tomar mejores decisiones.
Salvando las distancias, a nivel industrial ha sucedido algo parecido. La consultora Gartner ha publicado un análisis con tres de los principales impactos de la COVID-19 en la cadena de suministro y cómo el análisis de big data puede ser la solución.
Cuellos de botella
En primer lugar, la COVID-19 ha mostrado la fragilidad de las cadenas de suministro cuando se producen cuellos de botella en la logística. Es decir, las restricciones en los flujos de mercancías llevan a las industrias a depender de solo una parte del transporte, lo que limita en gran medida la carga y frena el suministro.
En este sentido, el análisis de datos puede ayudar a descubrir en qué medida un sistema de visibilidad en tiempo real, que monitorice la actividad de todos los actores de la cadena de suministro, puede ser útil para solventar los cuellos de botella. Además, la información obtenida será útil de cara al futuro para evitar las interrupciones en el caso de que se produzcan nuevos cisnes negros.
Cierres de fronteras
El confinamiento de la población de ciudades, regiones e incluso países enteros, así como el cierre de fronteras en buena parte del mundo, ha tenido un fuerte impacto en la industria de la distribución a nivel global. En este caso, el análisis de datos en tiempo real puede reducir las pérdidas asociadas a mercancías que no pueden llegar o salir de determinados territorios. Además, permite tener un control efectivo de todo el stock, desde el almacén central hasta las fábricas o las tiendas de venta al por menor.
Fuerza laboral limitada
Como consecuencia del confinamiento y de las medidas estrictas de salud pública, las plantillas de los almacenes y centros de distribución se han visto reducidas. Esto ha provocado retrasos importantes en toda la cadena de suministro, tanto en la recogida como en la entrega de productos.
La tecnología de análisis de datos en tiempo real permite conocer la situación concreta en todos los puntos de la cadena de suministro, evitando desequilibrios y, por lo tanto, pérdidas. Por ejemplo, si se sabe que un proveedor no tiene capacidad para entregar un pedido en un momento concreto, una empresa de distribución no enviará su flota a recogerlo. Además, la visibilidad de la cadena de suministro permite reasignar recursos allí donde se necesiten para reforzar su funcionamiento y asegurar la continuidad del negocio.
La transparencia total es complicada
Visibilizar los datos dentro de una misma compañía es una cosa. Lograr que toda una cadena de suministro lo haga, con sus múltiples proveedores, distribuidores e intermediarios, es otra muy distinta. Según Fan, el objetivo último es tener acceso a los datos, la visibilidad completa de la cadena. Para ello, hay tres elementos clave que deben solucionarse antes:
- Completar la digitalización de toda la cadena de suministro. Esta sigue dependiendo en gran medida del papel a día de hoy.
- Garantizar la privacidad de los datos. La información de cada empresa que forma parte de la cadena de suministro no debe quedar expuesta. Para ello, las tecnologías criptográficas o blockchain pueden ser de gran ayuda.
- Incentivar a los proveedores mediante, por ejemplo, programas de financiación preferentes para aquellos más transparentes.
La complejidad de las cadenas de suministro en la actualidad hace que los cambios no puedan implementarse en poco tiempo. Sin embargo, las fragilidades expuestas por la pandemia de COVID-19 podrían acelerar la digitalización y la transparencia de los datos de toda la red de distribución global.
Por Juan F. Samaniego
Imágenes | Unsplash/Andy Li, Lenny Kuhne, Reproductive Health Supplies Coalition