Mientras los rebrotes de coronavirus marcan la incertidumbre diaria, las empresas se ven obligadas a retomar su rutina laboral en un mundo que ha cambiado de reglas.
Las medidas higiénicas, la distancia social y las limitaciones laborales son algunos de los retos que han de enfrentar las compañías. Y para hacerlo de forma eficiente y segura, tanto para trabajadores como clientes, ponen sus miras en las soluciones tecnológicas que siempre se han aliado con el desarrollo empresarial.
De esta forma, el internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés), que permite la comunicación entre dispositivos conectados y la automatización de procesos, y la IA, que ayuda a interpretar los datos recogidos por esos equipos, son más relevantes que nunca.
Tal y como explica este artículo de ‘IoTNews’, la convergencia de estas dos herramientas, que ya se conoce con las siglas AIoT, trabaja, sobre todo, en tres líneas: el teletrabajo, la distancia física y las transacciones sin contacto.
IoT e IA para el teletrabajo de las empresas
Internet de las cosas convierte las máquinas de cualquier empresa en dispositivos conectados, capaces de enviar información sobre su estado y funcionamiento mediante internet. Así, es posible monitorizar y controlar de forma remota su funcionamiento.
Un pequeño minorista, por ejemplo, será capaz de comprobar la temperatura de sus máquinas refrigeradoras desde su portátil o su tablet, en casa y sin tener que trasladarse al lugar de trabajo. Y esto sucede también en las cadenas de montaje, empresas de proveedores, hospitales, industrias de logística, etc.
Los avances en este campo protagonizan el siguiente paso: la automatización de procesos, que permitirá que sea el propio dispositivo el que sepa cómo debe comportarse cuando se presenta una dificultad. Agregando análisis predictivos, se ahorra en tiempo y recursos económicos, pues es posible detectar fallos antes de que lleguen a convertirse en un problema que paralice la producción.
Otra de las ventajas es que se podrán programar labores de mantenimiento en periodos de inactividad laboral, incrementando la eficiencia.
Además, contar con toda esa información recopilada ayuda a las empresas a tener una visión global y centralizada de sus procesos y productos, por lo que resulta más sencillo elaborar planes de negocio más eficaces.
De esta forma, IoT y IA trabajarán en favor de las empresas que decidan pasar a un enfoque proactivo, con capacidad de anticipación.
Eso sí, conviene tener en cuenta dos inconvenientes. Por un lado, la capacitación de los trabajadores, en los que hay que invertir tiempo y esfuerzos para ofrecerles orientación profesional. Por otro, la seguridad de los sistemas, que deberá ser implementada para que los datos no se vean comprometidos.
Soluciones para la distancia de seguridad
Sin embargo, no todos los trabajos pueden realizarse desde casa. Se imponen, por tanto, medidas de distanciamiento físico en espacios como locales de restauración, obras urbanas, fábricas o medios de transporte.
Por ello, en estos entornos se verán más dispositivos que calculen esa obligada separación de dos metros. Y que se activen de forma sonora y/o visual cuando uno de los usuarios no la esté respetando.
Los wearables también pasarán a tener mayor relevancia. Las pulseras y relojes inteligentes ofrecerán datos de geolocalización de cada empleado que permitirán saber dónde se encuentra en cada momento. Asimismo, estos accesorios serán capaces de tomar la temperatura de los usuarios para determinar si tienen fiebre.
En este sentido, la empresa Polte Corp, por ejemplo, ya trabaja en un prototipo. Será un colgante que avisará a los trabajadores cuando se acerquen demasiado entre ellos. Es un pequeño aparato que evitará el uso del móvil (sobrecargado de apps) y que funcionará con una tarjeta de identificación.
Interacciones sin contacto
El virus de la COVID-19 es supuestamente capaz de sobrevivir durante horas en diferentes superficies. En consecuencia, se pide a los ciudadanos que intenten no tocar ningún objeto cuando están fuera de casa. Aquí, de nuevo, el IoT y la IA pueden ser útiles a las empresas.
Los edificios inteligentes serán claves gracias a los sensores en los sistemas de iluminación que solo se encienden cuando detectan la presencia de un individuo o a los grifos que se activan al acercar las manos. De este modo, no solo se evita el contacto físico, sino que se ahorra en energía. Estas soluciones ya están presentes en centros comerciales, estaciones, hoteles o edificios de oficinas.
Otros instrumentos a tener en cuenta son los sensores de ocupación y las cerraduras inteligentes. Son capaces de determinar si se excede el número de personas recomendado para un espacio y restringen el acceso. O los sistemas HVAC de ventilación, calefacción y aire acondicionado, que controlan la temperatura y niveles de humedad de una habitación, para minimizar los efectos del virus.
Y para activar cada uno de estos dispositivos, la voz es el instrumento más seguro. Los altavoces inteligentes están pasando del ámbito del hogar al de los edificios inteligentes y ya se pueden ver en ascensores y máquinas expendedoras. Además, las interacciones con la IA de estos aparatos abren un nuevo campo para las estrategias publicitarias.
El reconocimiento facial también vivirá un importante impulso. Aunque presenta problemas como la correcta identificación con la mascarilla y la preocupación por la protección de datos. Así que, de momento, se reserva a espacios controlados en los que el número y nombre de usuarios formen una pequeña red, fácilmente reconocible por el sistema.
Por Noelia Martínez
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