Con la llegada de internet y las redes sociales, la forma en la que interactuamos ha cambiado. Y si nos centramos en el aspecto romántico, incluso aún más.
En estos momentos, cualquier persona con un smartphone y acceso a internet puede establecer comunicación con otra con intenciones románticas. Y, en algunas ocasiones, incluso hacerlo con éxito. Factores como la distancia, que permiten la interacción sin estar presente, son esenciales para entender el auge de aplicaciones para ligar como Tinder, Grindr o Brenda.
Incluso otras redes sociales que no estaban diseñadas en un primer momento para ello acaban siendo lugar y punto de encuentro de jóvenes, y no tan jóvenes, que quieren entablar amistad y lo que surja. El objetivo inicial de Instagram, que no es otro que el de compartir con otros usuarios las fotografías que hacemos, se ha diluido con el tiempo a favor de la interacción romántica.
Gracias a los mensajes privados, a las imágenes en las que intentamos aparecer con nuestra mejor cara y a la distancia a la que hacíamos alusión antes, Instagram se ha convertido en una aplicación atractiva para los que buscan pareja, ya sea esporádica o estable.
Y donde hay mercado e interés por parte de los usuarios siempre existirá una porción de riesgo. La Agencia Federal de Comercio de los Estados Unidos ha alertado de una creciente oleada de estafas en internet relacionadas con el acto primitivo del flirteo. En total, el número de personas que cayeron ante estas estafas desembolsaron más de 200 millones de dólares el año pasado. En relación con 2018, esto ha supuesto un aumento del 40%.
Todo empieza con un «hola, ¿qué tal?»
Por norma general, el primer contacto con el estafador se produce a través de mensaje directo. Pero en un apartado que suele estar oculto, ya que el emisor de dicha comunicación no está en la lista de seguidos de la víctima.
Cuando accedemos al apartado de mensajes privados, si alguien a quien no seguimos nos envía uno, aparecerá bajo el nombre de ‘Solicitudes’. Esto no quiere decir que el mensaje sea una estafa, pero hay que estar alerta.
Por lo general, suele tratarse de una chica muy atractiva, a veces extranjera, la que comienza la conversación. A través de ella intentará seducir a la víctima para ganarse su confianza y obtener dinero de diferentes maneras. El comienzo del diálogo es banal y típico, un «hola guapo, qué tal» suele bastar. Si no se le sigue la corriente, se marchará. Si se contesta, comienza el juego.
La confianza se gana a base de dar pena y lástima. Es sencillo. La chica suele lamentarse de que ha perdido a su pareja, ya sea en un accidente o por un divorcio o separación. La víctima comienza a sentir empatía.
La relación continúa, así como prosigue el envío de fotos, siempre a través de mensaje directo en Instagram. Llegará un punto de la conversación en que quiera trasladarse a otro lugar, ya que la red social puede detectar a scammers (estafadores) y cerrarles la cuenta. Así que, si insiste en comenzar un hangouts en Google o en seguir la conversación vía correo electrónico, desconfía.
Comienza el amor. La víctima acaba prendado de la chica y esta le pide dinero para ir a visitarle porque, claro, también se ha enamorado. Incluso pueden pedirlo porque quieren enviarte algo.
Pero, ¿qué pasa cuando en un momento de la conversación el ambiente se caldea y la pareja decide ir a mayores? Pues que el usuario puede encender su cámara web y practicar acciones frente a ella que deberían permanecer en la intimidad. Dichas acciones pueden ser grabadas y usadas para extorsionar y pedir dinero a cambio de no ser difundidas.
Cómo detectar las estafas: puntos vitales que debemos seguir
La página oficial de Facebook ofrece al usuario una serie de puntos que se deben seguir escrupulosamente para evitar las estafas a través de Instagram. Estos apartados pueden extrapolarse a cualquier red social, algo que se debe tener muy en cuenta.
- Desconfiemos de cualquier persona que no conozcamos personalmente.
- Si nos pide dinero, desconfiemos el doble.
- Si alguien nos exige una cuota para solicitar un empleo, es una estafa.
- Evitar cuentas no verificadas que pretenden ser de grandes empresas.
- Dudar de personas que dicen ser de Instagram y nos requieren datos personales. Instagram no va a ponerse en contacto con nosotros de esa manera.
- Rechazar un mensaje en el que nos piden ayuda para un familiar en peligro.
- Desconfiar de personas que nos conocen y nos piden que hagamos clic en algún enlace.
- Estar alerta ante mensajes con faltas de ortografía, redacción o que parezcan el fruto de un mal trabajo de traducción de otro idioma.
Como hemos podido comprobar en los anteriores puntos, no solo vamos a encontrar estafas de tipo romántico. Las hay relacionadas con premios de lotería, préstamos, inversiones falsas, tarjetas de crédito, suscripciones de pago en un servicio y la suplantación de personalidad o phishing.
Por último, algo que debemos tener siempre en mente a la hora de evitar cualquier estafa en internet: ‘si es demasiado bueno para ser cierto, es que no lo es‘.
Por Antonio Bret
