Los móviles son los dispositivos tecnológicos más utilizados en el mundo. También forman parte de las tecnologías móviles las tabletas, los lectores electrónicos, los reproductores de sonido portátiles y las consolas… es decir cualquier dispositivo móvil con acceso a Internet y capacidad multimedia que puede facilitar un gran número de tareas, especialmente relacionadas con la comunicación.
Está claro que son fáciles de utilizar y que permiten una gran personalización. En el ámbito de la enseñanza, esta personalización nos puede conducir hacia un aprendizaje individualizado adaptándose a las necesidades o características de sus usuarios. Y casi lo más importante, adaptándose a los intereses del usuario, es decir a su motivación.
Considerando el número de personas que posee, al menos un teléfono móvil o un Smartphone es evidente que se deben promover nuevos escenarios en los que tengan cabida desde la capacitación de los docentes, al desarrollar nuevos enfoques pedagógicos, o el acceso a contenidos de calidad específicamente desarrollados para estos dispositivos.
Estos días de vuelta al colegio seguro que hemos visto muchas aplicaciones pensadas para organizar las actividades escolares, para estar en contacto con el centro educativo y por tanto con el seguimiento de la actividad de nuestros hijos.
También aplicaciones relacionadas con las actividades y materias escolares puesto que existe ya una amplia gama de proyectos de aprendizaje móvil en los que se aprovechan las ventajas únicas de los dispositivos móviles para facilitar el aprendizaje.
Pero, todavía son muchas las ocasiones en las que este tipo de aprendizaje se tropieza con la barrera de la falta de seguridad. Sin embargo, entre otras muchas actividades, el aprendizaje móvil ofrece oportunidades para promover la seguridad del alumnado. En muchos centros se está enseñando al alumnado a que reflexionen sobre la forma en que utilizan la tecnología móvil, en lugar de prohibirlas.
Esto está haciendo que las escuelas estén cambiando sus normas de uso aceptable. Los estudiantes deben asumir sus responsabilidades con respecto a las acciones que realizan con los móviles pero partiendo de la información, del asesoramiento y de la formación y no de la prohibición.
