El derecho a reparar: el camino a un futuro más sostenible

RSC

En noviembre de 2020 la Unión Europea aprobó la normativa referente al derecho a reparar. Entró en vigor en marzo de 2021 y ya se están empezando a ver algunas actuaciones por parte de los fabricantes. El objetivo común es reducir el impacto medioambiental y mejorar la sostenibilidad en el mercado económico.

¿Qué es el derecho a reparar?

Mucho se ha hablado hasta ahora sobre la obsolescencia programada o la poca vida útil que ofrecen los aparatos en los tiempos actuales. Comprar un nuevo dispositivo, a veces, sale más barato que reparar, por lo que la cultura del usar y tirar se ha impuesto también en el segmento de los aparatos electrónicos. 

La Unión Europea, dentro de su plan de acción del Pacto Verde Europeo, exige el desarrollo de una estrategia de reparaciones rentables para los consumidores, de manera que se opte por este camino en lugar de sustituir de inmediato un producto ante el mínimo fallo. 

En busca de una mayor reparabilidad del producto

Entre las medidas que se han propuesto destaca el etiquetado con información sobre la reparabilidad de un producto, algo similar al etiquetado de eficiencia energética que ya tienen los electrodomésticos. 

En esta etiqueta se podrá conocer la durabilidad de un producto y su facilidad de reparación, entre otras cuestiones. La normativa busca también que la garantía legal de un producto se ajuste a su vida útil. En general, el propósito es que los fabricantes y vendedores respondan más ante cada producto vendido, un movimiento que no solo beneficia a la economía del usuario, sino también al medio ambiente.

10 años de piezas y actualizaciones periódicas 

Una vez establecida la vida útil de un producto según este etiquetado, la Unión Europea pretende que los fabricantes se comprometan a ofrecer actualizaciones de software periódicas, enfocadas sobre todo a parches de seguridad para mantener el dispositivo protegido y evitar vulnerabilidades. 

En el lado del hardware, uno de los pasos propuestos es ofrecer diez años de repuestos asegurados para el consumidor. Es decir, que en ese periodo pueda encontrar piezas para reparar su dispositivo y evitar comprar uno nuevo por falta de suministros. Por supuesto, esto genera una nueva controversia del lado de los fabricantes, ya que asegurar esto puede conllevar una subida de precios.

Apple abre el camino

Uno de los primeros movimientos que se han visto en este aspecto viene de la mano de Apple. Con su nuevo servicio ‘Self Service Repair’, se compromete a ofrecer a usuarios particulares las piezas necesarias para que puedan reparar en casa sus dispositivos, adjuntando también el manual de instrucciones. Por supuesto, también podrán acceder a ella los servicios de reparaciones no oficiales, que podrán ofrecer estas piezas originales. 

Además, para que el usuario siempre sepa si le han puesto piezas oficiales o no, con la actualización de software iOS 15.2 se incluye un nuevo apartado en el menú Ajustes gracias al cual se puede obtener información sobre cámara, pantalla y batería, aunque puede variar según modelo.

Microsoft hace lo propio con Surface

Hace poco Microsoft también ha anunciado una nueva medida para poner su granito de arena en este derecho a reparar. Se trata de una asociación entre Microsoft y iFixit, por la que se garantiza que servicios técnicos independientes puedan acceder a la compra de herramientas de Microsoft. Esto incluye la venta de repuestos oficiales

Por el momento, solo se aplica a los dispositivos Surface, pero se espera que con el tiempo se amplíe la lista de productos compatibles. Por ahora, los dispositivos compatibles con este nuevo servicio son la Surface Laptop 3 (2019), Surface Pro X (2019), Surface Pro 7 Plus (2021 y Surface Pro 8 (2021).

En Estados Unidos también se trabaja por el derecho a reparar

Aunque esta nueva normativa ha llegado de la mano de la Unión Europea, al otro lado del charco también están trabajando para incorporar en sus políticas este derecho a reparar. El presidente de Estados Unidos, Jon Biden, ha aprobado una normativa bajo el Plan de Acción de Economía Circular, con el que se busca un crecimiento económico sostenible. 

Esta habla de forma explícita sobre el derecho a reparar y pretende obligar a los fabricantes a que sus productos sean más duraderos, más sencillos de reparar y más reciclables.

Todavía queda mucho camino por andar y, sobre todo, hay muchas actuaciones por definir para lograr que este derecho a reparar sea realmente capaz de marcar la diferencia y dar un paso adelante y no se quede solo en buenos propósitos.

Por Noelia Hontoria

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