El envío de correos electrónicos a lo largo y ancho del planeta equivale a la huella de carbono que emiten, a la vez, 890 millones de vehículos. Esta producción de CO2 es preocupante para la sostenibilidad del medioambiente.
Navegar por internet contamina, y mucho
No es algo que se suela tener en cuenta. Parece como si, simplemente, se usara una pequeña cantidad de electricidad para encender nuestro ordenador, móvil o tablet para poder navegar por internet. Y punto. Pero no, consultar información online y enviar correos electrónicos supone un tremendo impacto real en el medioambiente debido a las emisiones de CO2. Cambiar los hábitos de consumo para reducir dicha huella es trabajo de todos, tanto de empresas como de individuos.
Los correos electrónicos que enviamos a diario son almacenados por servidores informáticos que, como no podía ser de otro modo, necesitan energía para funcionar. Esto se traduce en expulsión de gases que favorecen el efecto invernadero y, por consiguiente, el cambio climático.
No obstante, no solo el email contamina. La energía que se necesita para compartir un tuit en Twitter genera 0.02 gramos de CO2. Se envían, según estimaciones, 500 millones de tuits diarios, lo que supone una emisión de 10 toneladas métricas de CO2. Y hemos de tener en cuenta que Twitter no es la red social con más usuarios en el mundo: Facebook generó en 2017 casi un millón de toneladas métricas de CO2.
Cómo enviar correos electrónicos de manera sostenible
Estos tips no suponen un sobreesfuerzo y contribuyen a un uso de internet más sostenible y adecuado. Sobre todo ahora que vivimos inmersos en una problemática de cambio climático.
Algo a tener en cuenta es que el control de emisiones de carbono también se logra disminuyendo el número de correos electrónicos que recibimos. Al fin y al cabo, el email que entra en nuestra bandeja ha tenido que ser enviado por alguien.
Veamos esos consejos:
- Usar el correo electrónico de forma racional y controlada. Antes de duplicar un email o remitir una copia a múltiples destinatarios, hay que pararse a pensar si realmente se lo estamos enviando a quien corresponde.
- Elegir sabiamente la firma de tus correos electrónicos. Es bastante habitual firmar los mensajes de trabajo con una imagen corporativa o un logotipo, un archivo que acaba pesando más que una frase breve escrita. Hay que apostar por el minimalismo en las firmas. De hecho, mucho mejor algo simple y concreto, ya que el lector del correo ha estado ocupando el tiempo leyendo lo que teníamos que decirle. Evitemos las imágenes y firmemos con una sentencia clara. Nos lo agradecerán.
- Eliminar los correos electrónicos que no sirvan. Es muy habitual dejar en la bandeja todos esos emails que, una vez abiertos, ya no son útiles. Acumular millares de correos electrónicos en nuestra cuenta también repercute de manera negativa en el medioambiente, pues los servidores deben funcionar a mayor potencia. Si usamos Gmail y queremos eliminar páginas enteras de correos, en lugar de ir uno por uno, lo único que debemos hacer es fijarnos en la parte superior izquierda de la pantalla. Pulsamos sobre la flecha, elegimos ‘Todo’ y, a continuación, clicamos en el icono de la papelera.
Los correos se trasladarán a la papelera, pero no se habrán ido del todo. Hay que ir a la papelera y, desde aquí, ahora sí, eliminarlos de manera definitiva.
- Vaciar la bandeja de correos basura y eliminar la suscripción de servicios que no usemos. Los gestores de correos electrónicos suelen disponer de bandeja de spam. En ella se suele acumular bastante correo que no solemos mirar. Y aunque en un tiempo determinado todos esos correos se eliminen de manera automática, es muy sencillo, cada semana, entrar en el apartado y borrar todos los que hay. Con solo un clic podremos evitar que nuestro correo almacene más datos de los necesarios.
Hace bien poco, Gmail ofrecía a sus usuarios una forma muy sencilla de acabar con las suscripciones no deseadas o que ya no interesaban. Se trataba de una opción con la que dejábamos de recibir contactos futuros de un correo determinado, directamente desde el mismo, sin necesidad de entrar en la página web para terminar con la suscripción. Así vamos a hacerlo:
- Primero, elige el correo que quieras marcar como spam y pulsa en el icono correspondiente.
- A continuación, si se diera el caso, aparecería una nueva pantalla en la que podremos, directamente, desuscribirnos de la newsletter de dicha página, para no tener que recibir ninguno más y así reducir los datos usados por Gmail.
Por último, si no usamos Gmail, en cualquier otro gestor de correo electrónico encontrará la correspondiente bandeja de spam. Para darnos de baja de los servicios no deseados, deberemos buscar el enlace en el boletín correspondiente.