Hace unos días leía algunas de las conclusiones de la encuesta realizada por Pew Research Center entre casi 2.500 docentes de Estados Unidos:
Internet, sobre todo las redes sociales, y los dispositivos móviles ocupan ya una posición central en el aprendizaje y la profesionalización de los estudiantes norteamericanos con edades comprendidas entre los 11 y los 18 años.
Si bien el profesorado encuestado se mostró preocupado por algunos aspectos del aprendizaje de sus alumnos, como la utilización de un lenguaje informal o las dificultades por asimilar textos largos y complicados. Concluyó que las herramientas digitales como Internet, redes sociales y teléfonos móviles permiten fomentar la creatividad de sus alumnos y destacaron el aumento significativo de la colaboración entre los estudiantes, como una de las consecuencias más positivas del uso de la tecnología por parte de estos.
• El 96% de los profesores encuestados está de acuerdo en que las tecnologías digitales permiten a los estudiantes compartir su trabajo con una audiencia más amplia y variada. El 79% está de acuerdo en que estas herramientas fomentan una mayor colaboración entre los estudiantes.
Este estudio muestra claramente el uso creciente de la tecnología en el aula, pero también hace referencia a la brecha digital. Se resalta que todavía existe una gran diferencia en el acceso de los niños a la tecnología e incluso se destaca que esta diferencia es cada vez mayor.
En concreto, se hace referencia a que en las escuelas con estudiantes provenientes de familias con bajos ingresos, tienen experiencias muy diferentes en la utilización de la tecnología. Sus profesores tienen, por tanto, que adaptar las enseñanzas a los diferentes niveles de habilidad, debido a la citada brecha digital.
En el informe se destaca que, a diferencia de la percepción generalizada, no todos los jóvenes son “nativos digitales”. Los que han nacido con la tecnología pueden sentirse más cómodos con ella pero esto no quiere decir que todos los niños sean nativos digitales.
Un estudio publicado recientemente “Seven myths about young children and technology”, indica que todo lo que hacen los niños con los dispositivos digitales, es el resultado de imitar a los adultos que tienen a su alrededor. Los ordenadores han sido creados con lenguaje adulto y hasta que los niños aprenden a leer no entienden muy bien cómo funcionan. La llegada de las tabletas ha mejorado bastante esta relación, aún así, al parecer los niños de entre tres y cuatro años no comprenden las convenciones del diseño de las interfaces de Internet, ni siquiera en el caso de los juegos. Esta teoría se ha formulado a partir de la observación del comportamiento de niños y niñas de entre tres y cuatro años con móviles, tabletas y videoconsolas durante un año.
Podemos estar de acuerdo en que los menores que son objeto de aprendizaje incorporando la tecnología en su educación presentan mejoras importantes en sus habilidades y capacidades cognitivas en comparación con aquellos que no tienen acceso a esta tecnología.
Pero la brecha digital no se produce solamente entre quienes tienen acceso a conectividad y quienes que no la tienen. El último estudio sobre el desarrollo de la sociedad de la información en España, e-España 2013, realizado por Fundación Orange y presentado a finales del mes pasado indica que se está produciendo una evolución gradual en el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en España.
Mientras las escuelas de EEUU incentivan el uso de las Redes Sociales y smartphones en clase, ¿Qué ocurre en Europa? En general, el uso de las TIC no ha aumentado tanto como era de esperar desde el año 2006, sino que parece haberse mantenido estable desde entonces, según los datos extraídos de la Encuesta europea a centros escolares: “Las TIC en Educación. Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado” (INTEF) de Abril de 2013.
En el caso de España, el alumnado disfruta de altos niveles de equipamiento TIC y conectividad y tiende a estar en centros equipados digitalmente y con docentes formados en TIC. A pesar del acceso a las TIC y de las actitudes positivas hacia ellas, los docentes encuentran difícil su implantación en la enseñanza y el aprendizaje.
Por ejemplo, no se aprovecha adecuadamente los altos niveles de uso que hacen los alumnos de sus teléfonos móviles. Cuando, además, estos reconocen claramente la capacidad de estos dispositivos para apoyar su aprendizaje.
Queda todavía mucho camino por recorrer antes de que las TIC se integren plenamente en los centros escolares y en la enseñanza.
Tal vez en estos momentos la mayor brecha se esté produciendo entre aquellos estudiantes con docentes que utilizan las TIC en el aula y aquellos que no lo hacen.