Los nuevos modelos de IA de última generación como Chat GPT están revolucionando el mundo, también el de las redes de telecomunicaciones. En este terreno no sólo aportan una mayor rentabilidad sino que tienen un impacto muy positivo en el medioambiente gracias a la reducción del consumo que aportan.
Tanto el usuario de a pie como las organizaciones empresariales pueden obtener ventajas del uso de las aplicaciones inteligencia artificial, pero es sobre todo estas últimas donde está causando mayor impacto al percibirse como un elemento transformador del negocio, que tiene una repercusión directa en la estrategia de la empresa.
De hecho, según Goldman Sachs (uno de los grupos de banca de inversión y valores más grande del mundo) su uso en los próximos 10 años podría generar un crecimiento de siete mil millones de euros (siete billones de dólares) en el PIB global y hacer crecer la productividad un 1,5%.
Una oportunidad que, lógicamente, toca al ámbito de las telcos donde la capacidad de aprendizaje automático de la IA y de proveer soluciones propias puede tener un impacto positivo.
Y lo puede hacer en toda la cadena de valor del negocio, desde la detección de cuellos de botella para mejorar los procesos de despliegue de infraestructura, hasta la digitalización y automatización de la experiencia de cliente a través de bots cada vez más inteligentes.
Pero también hay un lado quizá menos visible que es el de la sostenibilidad: a través de la implementación de la inteligencia artificial es posible lograr una mejora energética que repercute en el medio ambiente. Algo que, en una compañía como Orange que, desde sus inicios, se ha distinguido por su compromiso medioambiental y por tomar medidas a favor de la sostenibilidad, tiene muy en cuenta.
¿Qué hace la IA por las telecomunicaciones?
Según Microsoft, la IA generativa posibilita a la industria de la telecomunicación trabajar con grandes cantidades de datos. Un Big data que favorece poder identificar patrones y generar soluciones novedosas para superar los desafíos, desbloquear nuevas fuentes de ingresos, mejorar la eficiencia operativa y dar a los clientes nuevas experiencias. Por ello, debería ser “un ingrediente clave para acelerar la transformación de las telecomunicaciones a la tecnología”.
En su vertiente más sostenible, podemos ver cómo la IA afecta de diversos modos tal y como recoge la Agenda de investigación sobre IA para el sector de las telecomunicaciones, un documento resultado de la puesta en común de distintos operadores —incluido Orange— sobre sobre los usos actuales y futuros de la IA en el sector de las telecomunicaciones.
Esta agenda tiene un capítulo denominado “Hacia una IA sostenible” donde se afirma que “el sector de las tecnologías de la información (TI) será responsable del 20% de las emisiones en 2030”. Para afrontar este problema, ha surgido la informática verde, nueva área de investigación que busca mitigar este riesgo a través de dos ramas.
Una de ellas, denominada “Green by IT”, se dedica a emplear la tecnología con la finalidad de reducir la huella de carbono. Aquí es donde entra la inteligencia artificial que bien puede ser empleada para luchar contra el cambio climático.
Por otro lado, este mismo documento hace referencia a la IA verde y la computación ecológica y recoge la preocupación por la importante huella de carbono generada al crear (y entrenar) los grandes modelos de procesamiento del lenguaje natural como GPT.
Además, se tiene en cuenta también el papel de la IA en la sostenibilidad en la medida que esta tecnología puede usarse para resolver grandes problemas sociales y medioambientales.
Desde Orange, además de involucrarse en la transformación digital del país ya hace tiempo que están muy centrados en cómo la inteligencia artificial puede reducir la huella de carbono de Internet y evitar colapsos en la red.
Y esto se puede lograr a través del uso del machine learning para predecir posibles congestiones de la red, la mejora de la eficiencia energética de las comunicaciones y la gestión flexible del consumo energético de la red 5G (en el futuro 6G, 7G, etc).
Pero, concretando un poco más, vamos a ver algunas aplicaciones de la IA que pueden ayudar a lograr cumplir los objetivos de desarrollo sostenible y la neutralidad de emisiones de carbono.
Casos de uso
Análisis de patrones de tráfico en tiempo real
Los modelos de IA de última generación, gracias al deep machine learning, tienen la capacidad de aprender a través del trabajo constante. En este caso, gracias a la identificación de patrones tiene la capacidad de predecir picos de demanda de tráfico y usar esta información para ajustar dinámicamente la potencia de las antenas y la capacidad de la red según las necesidades del momento.El resultado es que, por un lado, es posible evitar congestiones y, por otro, apagar portadoras automáticamente en los momentos de baja demanda, contribuyendo con ello a reducir el consumo de energía.
Asignación de recursos optimizada
Los algoritmos utilizados por la inteligencia artificial son capaces de distribuir de forma inteligente la carga existente entre los distintos nodos de la red de telecomunicaciones. Esto permite garantizar un uso mucho más eficiente de los recursos y evitar el consumo innecesario de energía.
Mantenimiento predictivo
Los nuevos modelos de IA son capaces de prever posibles fallos en la red e identificar la necesidad de acciones de mantenimiento preventivo en ella. Esto evita la necesidad de mantener multitud de equipos encendidos a la espera de una posible caída de otros o de actividades de mantenimiento. La inteligencia artificial es capaz de planificar cuando es necesario operar sobre los equipos activos y cuando es posible apagarlos.
Coordinación de distintas fuentes de energía
La aplicación de esta tecnología puede priorizar el uso de energías renovables, asegurando simultáneamente la disponibilidad de energía proveniente de fuentes convencionales en caso de necesidad. Esto garantiza en todo momento la disponibilidad del servicio, reduciendo la dependencia de fuentes de energía que no sean renovables.
Asignación dinámica de recursos
La tecnología 5G permite hasta un millón de dispositivos conectados y asignar recursos de red a servicios que necesitan niveles de servicio específicos (posible gracias al 5G SA y su capacidad de network slicing). Combinando esto con la IA es posible realizar una asignación dinámica de recursos basada en el aprendizaje automático y aprovechar al máximo técnicas como el beamforming, concentrando la señal que emite la antena en una dirección específica.
En definitiva, la integración de la inteligencia artificial en las telecomunicaciones tiene una vertiente claramente verde, en favor de la sostenibilidad, que va más allá de la eficacia en la gestión de procesos y la mejora de la experiencia del servicio al cliente que, por qué no decirlo, también son importantes.
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