Un mundo sin basura: ese es el objetivo del residuo cero

Sostenibilidad

Cada español genera 443 kilogramos de residuos al año o 1,2 kilogramos al día, según un estudio de EAE Business School. Es casi el doble que hace 40 años. Y supone un desperdicio intolerable de recursos, lo que convierte la idea de un mundo sostenible en una quimera. Sin embargo, hay un movimiento internacional que propone reducir a la mínima expresión la cantidad de basura que generamos. Es lo que se conoce como residuo cero o zero waste.  

¿Qué significa residuo cero?

El movimiento ‘residuo cero’ se ha marcado como objetivo hacer desaparecer o, por lo menos, reducir al máximo las montañas de basura que ensucian el planeta. La vía para lograrlo no es tanto reciclar (que también), sino tomar medidas para consumir menos y que la basura no llegue a los vertederos. O reutilizar todo lo posible para frenar la generación de plásticos, cartones y otros materiales usados por la industria alimentaria y por las grandes cadenas de distribución. La idea que subyace es la de que el mejor residuo es el que no se produce.  

Con el paso del tiempo, el movimiento antibasura se ha consolidado en todo el mundo. La Alianza Internacional Zero Waste (ZWIA) es un organismo internacional que promueve estas prácticas y da visibilidad a entidades que trabajan a nivel nacional en este sentido, como Amigos de la Tierra y Retorna, en España. Para la ZWIA, el objetivo primordial es “la conservación de todos los recursos mediante la producción, el consumo, la reutilización y la recuperación responsable de todos los productos, embalajes y materiales, sin quemarlos y sin vertidos al suelo, al agua o al aire para que no amenacen el medioambiente o la salud humana”.

El origen del residuo cero y el modelo de las ‘cinco erres’

Una de las impulsoras del movimiento zero waste es la francesa Bea Johnson. Ella y su familia llevan más de una década evitando generar residuos. Y su experiencia incluso ha dado para un libro y para aparecer en las muy seguidas charlas de la plataforma TED. De hecho, Johnson, que vive en California (Estados Unidos), es tan disciplinada que asegura que toda la basura que produce su familia en un año cabe en un frasco de cristal del tamaño de un puño y pesa menos de un kilo. Es decir, en un año esta familia acumula menos basura que un español al día. 

Los puntos clave del modelo que proponen los promotores de residuo cero se pueden memorizar fácilmente, como si de una regla mnemotécnica se tratara. Y se resumen en lo que ellos llaman las cinco erres: rechazar lo que no se necesita, reducir lo que sí se necesita, reutilizar materiales como envoltorios y envases, reciclar todo lo que no se pueda rechazar, ni reducir y hacer rot, palabra inglesa que se refiere a la acción de descomponer y compostar la materia orgánica para obtener abono natural. 

Se trata, pues, de una hoja de ruta que combina el rechazo al consumismo con la apuesta por el minimalismo material, y que, en última instancia, ve una buena salida a los excesos con la economía circular. 

Medidas a favor de la reducción de residuos en España

Las asociaciones y entidades integrantes del movimiento residuo cero actúan como lobby ante los organismos nacionales e internacionales, con el fin de reducir el consumo desenfrenado y la producción y vertido de plásticos. Y, poco a poco, su acción va dejando huella en la legislación internacional o española. Por ejemplo, desde el verano de 2018 está prohibida en España la entrega gratuita de bolsas de plástico en puntos de venta como supermercados y tiendas, excepto si son de plástico compostable, es decir, reutilizable como abono. 

Y este año el Congreso de los Diputados está tramitando una ley de residuos y suelos contaminados. Este texto legal sustituirá a otro de 2011 e impone restricciones a los plásticos de un solo uso, como vasos para bebidas y recipientes, que deberán reducirse en un 50 % en 2026. Esta ley también contempla actuaciones para reducir a la mitad los alimentos desechados por cada español, y hasta un 20 % las pérdidas de comida y bebida en restaurantes y cafeterías. 

Para certificar qué empresas y organismos se comprometen con esta reducción de desechos, la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) dispone de una acreditación específica. El Certificado AENOR Residuo Cero reconoce a aquellas entidades que apuestan por la economía circular y evitan que sus residuos acaben en un vertedero. AENOR reconoce así a las compañías que invierten en una gestión que permita preparar sus desechos para ser reutilizados o transformados en otras materias primas. 

Residuo cero y economía circular

Además de abogar por una reducción drástica de los niveles de consumo (el famoso menos es más), los promotores del movimiento de residuo cero también confían en la economía circular para evitar la acumulación de plásticos y desechos en los vertederos. De hecho, entre las cinco erres, tres de ellas tienen que ver con la tarea de reutilizar y darle una segunda vida a esos supuestos materiales de desecho. Se impone, pues, reutilizar, pero también compartir, alquilar, reparar y renovar. Todo con el fin de extender el ciclo de vida de los productos. 

Por Juan I. Cabrera

Imágenes | iStock.com/jchizhe, iStock.com/Julio Ricco, iStock.com/anyaberkut

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