Viviendas e impresoras 3D: cuando la tecnología se alía con el ‘todo es posible’

Innovación

La impresión 3D ha supuesto una revolución tecnológica con nuevas posibilidades en el hogar, a nivel profesional e incluso en situaciones de emergencia. En las etapas más duras de la pandemia de COVID-19 vimos a miles de usuarios imprimieron protectores faciales para los sanitarios y válvulas para los respiradores.

Aunque si hay un hito que dispara la imaginación es la impresión 3D de viviendas. En la actualidad, la tecnología ha evolucionado para desarrollar dispositivos y materiales tan potentes como para realizar ese proyecto.

Las ventajas son variadas. La primera es la rapidez de ejecución, con edificaciones que se construyen en apenas 24 horas. A esto hay que sumar que la producción es in situ y no es necesario transportar los materiales. Todo ello influye en el ahorro de costes; según algunas empresas, el precio de una casa no superaría los 50 000 €.

Además, está la oportunidad de trabajar en lugares que han sufrido un conflicto bélico o un desastre natural, así como zonas desfavorecidas o de difícil acceso. 

Las impresoras 3D de hormigón

Si la impresión 3D de viviendas es posible ha sido gracias al desarrollo de impresoras de hormigón. Es uno de los materiales más comunes y accesibles, con el que cualquier constructor está más que familiarizado.

Y, a pesar de que estos dispositivos aún son caros, el coste a largo plazo se reduce pues el proceso es más rápido, seguro y eficiente. Genera un gasto mínimo, ya que utiliza solo el material necesario, lo que impide el desperdicio y logra una ejecución más sostenible reduciendo las emisiones de CO₂.

Las impresoras de hormigón funcionan igual que las clásicas de 3D, a partir de la extrusión del material. Para ello, primero se utiliza un software que realiza el modelado digital. A continuación, el cabezal de la impresora ‘traduce’ el diseño en capas de hormigón hasta crear la pieza perfecta.

Así, la impresión 3D de viviendas tiene otra cualidad: la creación de piezas con formas imaginativas o un esquema muy práctico, ideado desde un primer momento con los espacios necesarios para instalar después cableado, tuberías o sensores de los que utilizan los dispositivos de domótica. Se aumentan las posibilidades funcionales mientras se ahorra tiempo y dinero. 

Ejemplos de la impresión 3D de viviendas

Proyecto Milestone, la roca sostenible

El proyecto Milestone, en Países Bajos, funciona a partir de la colaboración de la Universidad Tecnológica de Eindhoven, organismos oficiales y empresas. Consiste en el desarrollo de cinco casas edificadas bajo los principios de la sostenibilidad, no solo por el ahorro de tiempo y materiales en su construcción, sino por características como su aislamiento extra grueso y su conexión a la red de calor, que la hacen más eficiente a nivel energético.

Según Theo Salet, profesor de Estructuras de Hormigón de la Universidad Tecnológica de Eindhoven, el valor de la impresión 3D de viviendas radica en que “desde el diseño hasta la implementación, la digitalización conduce a viviendas sostenibles y asequibles adaptadas a los deseos del ocupante”. 

En abril de este año se entregaron las llaves del primero de estos hogares con forma de roca para que se integre con el contexto natural. Se trata de un habitáculo de 94 m² y una sola planta. El reto es aprender de este primer proceso técnico para levantar más alturas en las próximas moradas.

La primera vivienda impresa en 3D española

En 2018, la startup valenciana Be More 3D presentó la primera casa de hormigón impreso en 3D de España. Hablamos de una edificación piloto de 24 m² con muros estructurales de 15 centímetros de espesor y revestimiento SATE (sistema de aislamiento térmico exterior) de poliuretano para mejorar su eficiencia energética.

En la web de la empresa ofrecen los detalles sobre la construcción de la residencia, como la posibilidad de imprimir pilares verticales extras para resistir terremotos, la fachada ajardinada con riego automatizado y soluciones de domótica como un sistema de control remoto para la calefacción, la luz o la apertura de ventanas.

Viviendas sociales del proyecto Yhnova

Los fines sociales de la impresión 3D de viviendas son uno de los grandes estímulos para invertir en su desarrollo. En 2017, investigadores del Instituto de Investigación de Comunicaciones y Cibernética (IRCCyN) de Nantes (Francia) pusieron en marcha el proyecto Yhnova con este propósito. El proceso de fabricación es diferente, pues primero imprime dos capas de espuma de poliuretano expansivo y después las rellena con hormigón que funciona como aislante.

Según fuentes del proyecto, las paredes se producen en apenas 54 horas, lo que supone un ahorro energético del 50%, además de una reducción de las emisiones de CO₂ del 75%. Al igual que en otros ejemplos, la edificación cuenta con monitorización de la temperatura, la humedad y la calidad del aire.

Cada vez son más las propuestas nacidas de una impresora 3D, desde la primera comunidad de viviendas en México para personas en riesgo de exclusión social hasta el modelo ecológico de Gaia, elaborado con tierra y residuos de la producción de arroz.

En una línea mucho más futurista, nos hacemos eco del proyecto MARSHA, creado por IA Spacefactory para la NASA. Su objetivo no es otro que construir un hogar seguro y sostenible en Marte con materiales que se encuentren en el propio planeta rojo. ¿Llegaremos a ver esta iniciativa convertida en realidad?

Por Noelia Martínez

Imágenes | 3DPrintedHouse

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