Borja Coronado (CFZ Cobots): “Los robots deben hacer los trabajos más peligrosos de los que no deberían encargarse los humanos”

Innovación

Un brazo robot que permite detectar cáncer de piel a distancia. Realidad aumentada para descubrir la historia de las ciudades. Drones para coordinar la respuesta ante emergencias.

Todos son casos de usos de la tecnología 5G y todos están teniendo lugar en la Comunidad Valenciana de la mano de Orange y en el marco del Plan Nacional 5G. Borja Coronado, ingeniero industrial y CEO de CFZ Cobots, nos cuenta en qué consiste el robot que puede cambiar la lucha contra el cáncer y cómo la robótica colaborativa está dibujando un nuevo paradigma en medicina, industria y muchos otros sectores.

– ¿Cómo funciona vuestro brazo robótico?

Es un robot antropomorfo de seis grados de libertad. Tiene seis motores que le permiten acceder a cualquier posición. Se trata de un brazo de propósito general, es decir, puede estar en una aplicación médica, didáctica, industrial… La función que adquiere depende de lo que se programe. Es, además, un robot colaborativo. Esto significa que tiene una serie de componentes que permiten que trabaje codo a codo con humanos de forma segura.

Un robot normal, si se encuentra un obstáculo, aplica fuerza hasta superarlo. Por eso en las fábricas los robots están enjaulados para que los humanos no accedan a su entorno de trabajo. En este caso no: el robot está diseñado para trabajar con humanos. Para aplicaciones médicas son muy necesarios.

– ¿En qué consiste la aplicación médica que habéis desarrollado?

Permite un diagnóstico temprano de dos tipos de cáncer de piel muy agresivos: melanoma y carcinoma basocelular. La detección a tiempo es crucial para un tratamiento efectivo.

– ¿Cómo logra diagnosticar la enfermedad sin cirugía?

Contamos con una tecnología basada en una cámara hiperespectral que penetra unos milímetros bajo la piel del paciente y permite analizar las características de los tejidos en búsqueda de señales de la enfermedad. Esta cámara es pesada y debe ser manejada con precisión. Es decir, no es posible manejarla con la mano como una cámara normal. Por eso es necesario mover este sistema de diagnóstico a través de un robot.

El diagnóstico final lo hace un dermatólogo. El proyecto piloto consta también de dos cámaras más. Una en resolución 4K permite ver la piel en el monitor con mucho detalle y una cámara 3D ayuda a entender la volumetría del cuerpo del paciente y dibujar la trayectoria de la zona que quiere inspeccionar. Además, tiene un ratón 3D para que el médico mueva el robot en el espacio.

A todo esto, le sumamos el 5G. Esto nos permite dar servicio médico especializado a zonas que no cuentan con el personal médico adecuado y, por otro lado, multiplicar la capacidad de diagnóstico del facultativo. Permite hacer muchas más inspecciones sin cirugía y en tiempo real, lo que también nos ahorra las dos semanas que tardan los resultados de una biopsia.

– ¿Cuál es el nivel de efectividad de esta herramienta de diagnóstico?

Todo esto empezó con un ensayo clínico previo efectuado en el Instituto Valenciano de Oncología (IVO), que demostró que mediante la tecnología hiperespectral se pueden diagnosticar estos tipos de cáncer con una efectividad superior al 95 %. A partir de estos resultados, nos lanzamos al proyecto del Plan Nacional 5G para seguir puliendo y perfeccionando la tecnología. La idea es seguir trabajando en esta línea una vez se haya terminado el plan.

– ¿Se quedará en uso en el Instituto Valenciano de Oncología?

El primer ensayo se hizo de forma muy rudimentaria. Ahora estamos trabajando con las redes 5G dentro de los ensayos del Plan Nacional 5G. Después, la máquina se quedará en funcionamiento en el IVO para hacer muchos más ensayos para acabar de afinar la tecnología.

– ¿Por qué solo puede entenderse su funcionamiento con 5G?

Tenemos un brazo robot en movimiento que no debe suponer ningún riesgo para el paciente. No solo debe ser seguro, sino que debe hacer que el paciente se sienta así. Para esto, la ultra baja latencia que ofrece el 5G es fundamental. El brazo se puede mover de forma remota sin retardos para no aproximarse más de la cuenta al paciente, ya que debe quedarse a una distancia de 20 centímetros. Por otro lado, la calidad de imagen de la cámara 4K, que es la que permite trabajar al médico como si estuviera presente en la habitación, necesita un ancho de banda que solo nos ofrece el 5G.

– ¿Cómo ha sido la colaboración con Orange en este proyecto?

Nosotros somos una empresa de robótica, por lo que toda la infraestructura de 5G y de las telecomunicaciones no habría podido hacerse sin Orange.

– Este robot no toca al paciente, ¿pero veremos más robots operando en el futuro cercano?

Uno de los motivos por el que nos lanzamos a este proyecto fue la existencia del robot Da Vinci, que hace cirugía robotizada. Ellos fueron precursores y nosotros pensamos que, como nuestro dispositivo estaba en un nivel de riesgo inferior al de la cirugía robótica, podría funcionar mucho mejor. Las personas somos reticentes a los cambios, pero si ya tenemos un robot que opera y lo hace bien, es más fácil aceptar que haya un robot que sirva para ayudar al dermatólogo.

– ¿Qué otras aplicaciones médicas puede tener esta tecnología?

Dentro de la telemedicina, hay muchas aplicaciones. En el campo de la rehabilitación médica hay mucho trabajo por hacer. Los robots pueden encargarse de hacer movimientos complejos, repetitivos y uniformes en pacientes que necesiten recuperar la movilidad, incluso detectando el nivel de esfuerzo. Como una máquina de gimnasio, pero mucho más compleja.

Otro campo que también se está investigando es la asistencia en operaciones de cirugía. Por ejemplo, la cánula de drenaje, que es muy ligera, necesita ser sujetada durante toda la operación en una posición muy precisa y estable. Esto lo hace un asistente que a veces termina agotado. Es un trabajo que puede desempeñar también un brazo robótico.  

– ¿Cuáles son las ventajas del 5G en robótica?

En nuestro caso, el 5G ha sido fundamental. Nuestra tecnología tendría un uso mucho más limitado si no fuese por el 5G. A nivel industrial, esta nueva generación de redes móviles permite supervisar el trabajo de robots en fábricas a distancia y en tiempo real. Tiene muchos usos, como se está viendo en el Plan Nacional 5G.

– Antes hablábamos de la importancia de los cobots, los robots colaborativos. ¿Qué hace falta para que haya una colaboración fluida entre humanos y máquinas?

Los robots colaborativos tienen una serie de sensores para impedir que cualquiera de sus motores haga más fuerza de la necesaria para realizar su trabajo. Si llega a un umbral fijado por los propios sistemas de electrónica, se para. Son funciones intrínsecas: lo primero es garantizar la seguridad y después llega la programación.

– La industria apuesta desde hace mucho por la automatización. ¿Qué desafíos presenta la robotización de las fábricas?

Casi cualquier objeto que compras hoy en día está hecho de manera automática. El paso que se está dando ahora es que, además de máquinas automáticas, haya brazos robóticos capaces de manipular. Es una tendencia imparable, aunque es controvertida por el impacto que pueda tener en los puestos de trabajo.

Si pensamos en cómo se construían antes las carreteras, con peones, y en que hoy la mayor parte del trabajo lo hacen máquinas, también se han perdido muchos empleos. Pero nadie se lo cuestiona. Los robots deben hacer los trabajos más pesados y peligrosos de los que no deberían encargarse los humanos. Creo que la robotización es imparable y ya se ve en otros países donde los robots hacen el trabajo duro y los humanos piensan.

– CFZ Cobots nace en 2017, ¿cómo han sido estos primeros cuatro años en un sector tan innovador?

Originalmente somos una compañía dedicada a la automatización industrial desde 1997. En el año 2016, empezamos a trabajar con los robots colaborativos, que entonces eran algo muy poco implantado. Así, decidimos asumir el reto de apostar por su implantación y fundamos CFZ para dedicarnos en exclusiva a ello.

Han sido cuatro años bonitos, pero muy duros. Intentar encajar en la industria elementos que son totalmente novedosos es complicado, pero muy satisfactorio. Ves que los equipos funcionan, los clientes repiten y los operarios están satisfechos. Cuando llegas a una fábrica por primera vez, muchos trabajadores se quedan preocupados. Y cuando vas tres meses después a revisarlo, te miran mal como pares el robot, que es ya su ayudante inseparable.

Imágenes | CFZ Cobots, Gorodenkoff/Shutterstock

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