Cada vez hay más propuestas para fortalecer la innovación tecnológica europea y ponerla al nivel de China y Estados Unidos. Por ejemplo con la European Processor Initiative (EPI), un proyecto que acaba de presentar el European Processor Accelerator (EPAC), el primer chip europeo pensado para la supercomputación.
Su destino no es el de competir de tú a tú en potencia con otras propuestas establecidas desde hace años o décadas, pero sí es un importantísimo primer paso. Se trata de EPAC, el conocido como primer chip europeo de nueva generación, creado para impulsar la supercomputación o la conducción autónoma.
La ‘sequía’ de chips
Son raras las ocasiones en las que los análisis tecnológicos son tan fácilmente palpables entre los consumidores. Esto ha ocurrido durante unos últimos meses en los que comprar una consola de nueva generación como la PlayStation 5, una tarjeta gráfica e incluso un smartphone con el procesador más avanzado se ha convertido en una tarea compleja.
La escasez actual de chips ha saltado al debate público, trascendiendo los canales especializados. Hasta efectos climatológicos extremos como la reciente sequía en Taiwán han provocado que se desviara agua hacia las fábricas del mayor productor del mundo, TSMC, antes que a los agricultores de la zona.
La llamada “crisis de los semiconductores” se hace notar en muchos sectores. Tanto que incluso ha paralizado cadenas de producción del sector automovilístico. Y es que a día de hoy la lista de productos que utilizan chips es interminable. Pero ¿cuáles son las razones de este ‘parón’? Los expertos citan una mezcla de muchas, incluyendo las cuarentenas, el auge del minado, el outsourcing o los cuellos de botella.
Apuesta europea para desarrollar procesadores de última generación
En este extraño escenario se suceden movimientos cuyo objetivo es el de estabilizar el mercado. Los grandes actores, como la propia TSMC o gigantes como Samsung e Intel, ya se encuentran en el proceso de construir nuevas plantas. Apple y Google también han desvelado en los últimos meses chips de fabricación propia con especificaciones asombrosas.
El reto para los distintos gobiernos de actuar rápidamente en busca de asegurar la competitividad es gigante. Ante esto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció recientemente un ambicioso proyecto de inversión pública para el sector. Y Europa ni quiere ni puede quedarse atrás, intención que se ha escenificado en varias reuniones públicas.
Aquí se enmarca un proyecto de tanta trascendencia como la EPI. Esta cuenta con todo el apoyo europeo en su objetivo de diseñar e implementar una hoja de ruta que permita competir en campos tan innovadores como la supercomputación, el big data o los procesadores de máxima potencia y bajo consumo.
El verdadero objetivo del EPAC
Son varios los centros europeos que trabajan coordinadamente desde 2018 en esta iniciativa. Hay algunos en nuestro país, como el Barcelona Supercomputing Centre (BSC). También colaboran otras empresas españolas, como SemiDynamics, además de instituciones tan prestigiosas como ETH Zürich, Fraunhofer-Gesellschaft o la Chalmers University of Technology.
Y tras tan arduo trabajo, uno de los primeros logros de la EPI ha venido auspiciado por un esperanzador “Hello world”. Con este mensaje en pantalla tan habitual en la historia del sector tecnológico se ha presentado en sociedad el EPAC. Este primer chip ha pasado ya las primeras pruebas de validación.
Sus características técnicas lo alejan, de momento, de las tecnologías punteras del sector. Está fabricado con fotolitografía de 22 nanómetros, mientras que las recientes propuestas de TSMC, Samsung o Apple han bajado ya hasta los 5 nm. Pero la intención del EPAC 1.0 no es la de ‘ganar carreras’, sino la de allanar camino para el desarrollo de procesadores en Europa.
El uso de una arquitectura open source, RISC-V, una de las claves del EPAC
Nace EPAC con la idea principal de enfocar su desarrollo al campo de la supercomputación, pero hay más intereses en el futuro inmediato. El primero, la producción de un procesador de propósito general, similar al que podríamos ver en portátiles. El segundo, su adaptación para el uso en el sector de la automoción, con énfasis especial en la conducción autónoma.
Ya se ha fabricado una primera tanda de 143 chips EPAC en GlobalFoundries, con una frecuencia de trabajo de 1 GHz. En 2022 se espera su primera iteración. Se trata de un trabajo coral que también abandera otra pequeña revolución: el uso de la arquitectura RISC-V, de tipo open source. Hablamos de una especie de ‘Linux del hardware’.
Esta arquitectura, creada en la Universidad de Berkeley en 2010, nació con el propósito de afianzarse entre diseños propietarios ya establecidos. Por ejemplo los de tipo x86-64, con Intel y AMD al frente, o los más recientes ARM, populares gracias a los Silicon de Apple y los Tensor de Google. Una arquitectura libre y abierta que se abre a un amplio abanico de posibilidades. Y al frente de la cual encontramos a Europa como gran protagonista.
Por Pablo Vinuesa
Imágenes | Portada: foto de Brian Kostiuk en Unsplash. Interior: timeline del proyecto e imagen del EPAC publicadas por la European Processor Initiative.