Todo el que esté familiarizado con el mundo de los ordenadores se habrá topado con la palabra SSD en multitud de ocasiones, en especial en la hoja de especificaciones de productos que han aparecido en los dos últimos años. De forma muy resumida ,podríamos decir que es un tipo de unidad de almacenamiento que ofrece multitud de ventajas frente a los sistemas tradicionales. Las unidades en formato SSD se encuentran cada vez más en ordenadores portátiles, equipos de sobremesa e incluso en la última generación de consolas de videojuegos.
¿Qué es un SSD?
La forma de guardar y mantener información en un equipo informático es a través de una unidad de almacenamiento. Hablamos de un componente físico que suele ser conocido como disco duro. Guardan la información de forma perpetua. No importa que se apague el sistema; los datos siguen permaneciendo.
Los discos duros tradicionales son los elementos que han estado (y siguen) cumpliendo esta misión, destacando que son cada vez más capaces y rápidos. Pero en el último lustro les han salido un competidor que lo mejora, en general, en todo: las unidades SSD o Solid State Drive. Estamos ante una unidad de almacenamiento con memoria no volátil que se basa en chips de memoria flash para realizar su función.
¿En qué se diferencia un SSD de un HDD?
La principal diferencia es que no existen partes móviles ni mecánicas, como sí ocurre con los discos duros convencionales (HDD). No hay discos y un cabezal lector que se mueve por ellos; en el SSD el acceso es completamente electrónico.
Este cambio lo condiciona todo, ya que los SSD son más rápidos en escritura y lectura de datos, mejorando significativamente el rendimiento del equipo en el que lo vamos a tener instalado.
Ventajas de los discos SSD
Cuando los enfrentamos a los discos duros convencionales (HDD), son muchas las ventajas que podemos enumerar:
- La lectura y escritura es mucho más rápida: una unidad SSD es de 25 a 100 veces más rápida que un disco duro típico.
- Su funcionamiento es completamente silencioso.
- No existen vibraciones.
- No hay sufrimiento con movimientos bruscos.
- Pesan mucho menos y son unidades más pequeñas.
- No les afecta el magnetismo.
- Su consumo energético es mucho menor, algo ideal para dispositivos portátiles.
Desventajas de los SSD
No todos son ventajas en el formato SSD. Nos encontramos con algunos inconvenientes relevantes como que la vida útil puede ser inferior a la de un disco duro. ¿La razón? Las memorias tienen un número finito de operaciones de borrado y escritura.
La realidad es que va a ser difícil llegar a ese punto en la vida normal de un usuario, que suele reciclar equipo cada cuatro o cinco años.
También es interesante conocer que los síntomas de degradación de los SSD son nulos. Si fallan, lo hacen de un día para otro sin avisar. Con un SSD es muy importante realizar copias de seguridad, ya que es casi imposible la recuperación de datos en caso de avería.
La otra gran desventaja a día de hoy es el precio, bastante más alto por GB. Es cierto que en los últimos tiempos se ha mejorado, pero si lo que buscamos es una gran cantidad de memoria sin importar la velocidad, los discos duros convencionales son los ganadores.
Capacidad máxima de un SSD
Al margen de los precios superiores en SSD, es una tecnología en la que encontramos productos que se mueven entre los 256 GB y 4 TB, mientras que en un disco duro convencional es fácil comprar una unidad con 1 TB y llegar hasta los 10 TB.
Como curiosidad, comentar que Numbus Data es una firma especializada en SSD de gran capacidad que tiene unidades de hasta 100 TB, una cantidad récord que también tiene un precio prohibitivo.
¿Para qué se recomienda un SSD?
Las virtudes de un SSD son tantas y mejora tanto el rendimiento de cualquier equipo que es recomendable en prácticamente todo tipo de usos, aunque está indicado sobre todo en usuarios domésticos. Es muy interesante en el mundo gaming, donde cualquier componente que sume rendimiento es bienvenido.
Su popularidad ha crecido bastante en los últimos años y es sencillo encontrar ordenadores que ya vienen de serie con SSD. Y también es posible evolucionar tu equipo con un cambio hacia este tipo de unidades.
Como los SSD son más caros, la solución ideal pasa por contar con dos discos diferentes en el mismo ordenador: un HDD de generosas dimensiones para los datos y un SSD para el sistema operativo y los programas que más se utilizan.
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