El uso de la biometría como herramienta para reconocer e identificar a las personas es uno de los campos en los que la tecnología actual está avanzando a grandes pasos. Estas técnicas, que en muchos casos datan de hace siglos, también tienen sus contrapartidas.
Puede que la definición del término nos recuerde a películas de ciencia ficción al estilo de ‘Minority Report’, pero el empleo de la biometría se ha estandarizado. La utilizamos, por ejemplo, al desbloquear el móvil usando la huella dactilar o el reconocimiento facial. Sectores tan pujantes como el de la banca digital fomentan su desarrollo para potenciar la ciberseguridad.
¿Qué es la biometría?
Cuando hablamos de biometría nos referimos a basarnos en ciertas características físicas o medidas biológicas para identificar a las personas. Las más estandarizadas son las citadas antes: huellas dactilares y geometrías faciales. Aunque hay más rasgos, incluso de comportamiento, que nos hacen únicos.
Y este es justo uno de sus pilares fundamentales. Para que se apliquen de forma correcta a nivel tecnológico, estas características biométricas deben de ser universales y singulares al mismo tiempo. Es decir, que todas las personas las posean, pero sean distinguibles para cada individuo.
¿Cuál es el origen de la biometría?
Se ha asentado en los últimos años, pero hay rastros de biometría que se remontan al siglo XIV, cuando en China se imprimían las palmas de las manos en papel. En 1883 Bertillon desarrolló un sistema antropométrico para identificar a criminales y en 1936 el oftalmólogo Frank Burch propuso la idea de distinguir los patrones del iris.
Una de las primeras grandes empresas que implantó estas soluciones fue Shearson, Hamil & Co. en los setenta, con un control de huellas dactilares para acceder a sus instalaciones. Mientras que el sistema IriScan comenzó a funcionar a principios de los noventa. Desde entonces, los avances han sido constantes, en paralelo al asombroso incremento de la potencia computacional.
Las diferencias entre la biometría estática y dinámica
Además de que sean universales y singulares, en su guía ‘Tecnologías biométricas aplicadas a la ciberseguridad’, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) especifica que estas medidas han de permanecer en el tiempo y tienen que poder ser cuantificadas a pesar de que se den condiciones ambientales distintas. Como veremos a continuación, las hay de diversos tipos.
Además de la huella dactilar, las venas y la geometría de la mano presentan características únicas. En estos casos y otros como la forma de las orejas o el olor corporal, hablaríamos de biometría estática, más avanzada en cuanto a tecnología. A día de hoy, cuenta con ejemplos como el escáner de iris, el control de retina y el análisis de patrones faciales, tanto en 2D como en 3D.
La biometría dinámica identifica patrones reconocibles a nivel conductual, como la manera en la que caminamos, nos movemos o nos sentamos. Los expertos aseguran que hasta los latidos del corazón, incluyendo aspectos como su frecuencia o la forma de la onda, son tan distintivos que podrían convertirse en una de las variables de identificación definitivas.
¿Para qué se usa la biometría?
Hay muchos usos interesantes para la biometría, empezando por el de mantener un registro estatal único, por ejemplo, asociado al certificado digital, que agilice operaciones burocráticas. Otra aplicación extendida es el control de acceso a espacios públicos, medios de transporte, fronteras e inmuebles privados, con sistemas automatizados que reducen bastante los costes.
En el ámbito empresarial, se pueden maximizar recursos manteniendo un registro de la actividad de los empleados. Y la utilización de la biometría en la banca por reconocimiento de huellas, rostro o voz es un beneficio de doble vía, tanto para la entidad como para el usuario, al agilizar las operaciones y sustituir métodos considerados ya anticuados como las tarjetas plásticas o las tablas de contraseñas.
¿Qué es la firma biométrica?
La firma biométrica se ha afianzado como alternativa más segura a la digitalizada. La usamos al recoger un paquete en casa o hacer compras con la tarjeta de crédito. Funciona capturando datos únicos como velocidad de escritura, presión ejercida o características del trazo, cuando firmamos sobre una tablet o smartphone. La información gráfica se cifra y blinda el documento ante posibles manipulaciones.
Ventajas y riesgos de la biometría
A primera vista, podría parecer que la biometría solo ofrece ventajas como un abaratamiento de los costes o la simplificación de tareas. Estas tecnologías también permiten avances en la lucha contra la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico.
Sin embargo, estandarizar sistemas de reconocimiento podría suponer una amenaza para nuestra privacidad si no se implementan con garantías.
Que los datos biométricos sean únicos es un arma de doble filo. Por un lado, son más complicados de usurpar que una mera contraseña, pero de hacerlo serían irrevocables. Además, si la tecnología permite registrar nuestras huellas, caras, movimientos y voces con relativa facilidad, ¿podrían ser estos replicables con ingeniería inversa? Como las posibles implicaciones de la generalización de los deep fakes, plantea un reto en el campo de la ciberseguridad.
Por Pablo Vinuesa
Imágenes | Portada: fotografía de Khosro en Shutterstock; interiores: fotografías de Lukenn Sabellano y Pawel Czerwinski, ambas en Unsplash.