Wifi se ha convertido en una palabra de uso común. Desde hace una década, la Fundación del Español Urgente (Fundéu), que vela por el buen uso del idioma en este país, recomienda escribir wifi sin guion, en minúscula y sin cursiva ni comillas. Es decir, la denominación, a pesar de hacer referencia a un estándar complejo de comunicación, está aceptada y forma parte del lenguaje del día a día de muchas personas. Y la tecnología que está detrás se ha popularizado hasta tal punto que hoy nos sería difícil concebir la vida sin ella.
¿Quién reserva a estas alturas en un hotel que no tenga wifi? ¿Cómo haríamos en casa, con tantos dispositivos bajando y subiendo contenidos a internet, sin recurrir a este estándar de conexión? ¿Qué empresa se puede permitir abrir unas oficinas sin ofrecer wifi a sus empleados y a todas las personas que pasan por allí de visita? ¿Qué bar o restaurante es capaz de dejar a sus clientes sin acceso a una red wifi?
Sin embargo, hubo un tiempo no muy lejano en que el wifi era una rareza. En un momento en que casi no damos un paso sin comprobar qué redes inalámbricas tenemos al alcance con el móvil, la tableta o el portátil, cuesta entender que este estándar de conexión sin cables fue un producto de laboratorio, una apuesta que ni siquiera las tenía todas consigo para triunfar.
¿Qué es el wifi?
Con el cambio de siglo, varios fabricantes de dispositivos de conexión (entre ellos algunos que ya han desaparecido, como 3Com y Lucent) se pusieron de acuerdo para crear un estándar y que sus productos (sobre todo switches y routers) fueran compatibles y se entendieran. Para ello crearon la WECA (hoy conocida como Wi-Fi Alliance), que contrató a una empresa de publicidad que buscó un nombre fácil de entender y de recordar para un invento tan ingenieril. “Necesitábamos algo que fuera algo más llamativo que IEEE 802.11b de secuencia directa”, recordaba Phil Belanger, miembro de la Wi-Fi Alliance que estuvo detrás de la elección del nombre.
De ahí salió el nombre comercial y pegadizo de wifi, que viene de la abreviatura de wireless fidelity. Interbrand, la agencia de publicidad que dio con la denominación, la misma que inventó el nombre del Prozac, buscó la inspiración en un término que desde hacía muchos años triunfaba en el mundo de la música, el del Hi-Fi o high fidelity.
También los creativos de Interbrand diseñaron el logo del wifi que luego se ha reproducido hasta la saciedad en millones de oficinas, vestíbulos de hotel, aulas de enseñanza y ordenadores portátiles. Estamos en el año 2000 y los publicitarios buscan la inspiración en la espiritualidad oriental. Concretamente en el símbolo taoísta del yin y el yang, dos conceptos que hacen referencia a las dos fuerzas que, según esta religión de origen chino, se encuentran en todas las cosas del universo y que son opuestas y complementarias a la vez. Lo femenino y lo masculino es una manifestación clara de esa dicotomía.
El símbolo del wifi también evolucionó
Con el paso de los años la potencia y posibilidades del wifi han ido aumentando. Si en 1999 el estándar de la época, el 802.11a, permitía velocidades máximas de conexión de 54 Mbps, en 2009, con el estándar 802.11n la velocidad pudo alcanzar los 600 Mbps. Y el último capítulo de esta evolución lo ha escrito el llamado wifi 6, aprobado a finales de 2019 y que se apoya en el estándar 802.11ax, y que llega nada menos que a los 10 Gbps.
Si tecnológicamente ha habido una evolución del wifi con el tiempo, también la ha habido en el plano estético. El último logo wifi aprobado por la Wi-Fi Alliance y que se puede ver en cualquier producto preparado para operar con este estándar de comunicación sin cables es más estilizado y minimalista que el original. Y más apaisado. Aunque, eso sí, mantiene los campos del yin y del yang, así como el blanco y negro y la fuente de letra.
Además, en muchos lugares donde nos podemos conectar con wifi, también se recurre al símbolo de las rayas de conexión. En versiones de todos los colores y con muchos acabados. Los hay con las formas muy redondeadas y también es posible verlos con trazos más angulosos. Es un símbolo que no recoge la Wi-Fi Alliance en su listado de marca. Pero hoy cualquiera entiende que allá donde alguien coloca una pegatina con este diseño tendrá la oportunidad de conectarse fácilmente a internet gracias a un estándar que nació hace más de 20 años y que en la actualidad es tan omnipresente como el aire que respiramos.
Por Juan I. Cabrera
Imágenes | Wi-Fi Alliance, Wikimedia Commons