Las telecomunicaciones son un servicio esencial para los ciudadanos, tanto desde un punto de vista económico como social, especialmente en una situación excepcional como la que está viviendo España, debido al confinamiento establecido por las autoridades para prevenir el contagio del COVID-19.
En este contexto de necesario aislamiento, Orange, como proveedor de un servicio esencial, ha seguido estrictamente las directrices del Gobierno a la hora de minimizar las actividades comerciales que puedan implicar movimiento de personas. A estos efectos, la compañía considera que flexibilizar la obligación de suspensión de la portabilidad puede poner en riesgo la seguridad, tanto de los clientes como de los equipos logísticos y técnicos, elevando de manera sustancial el movimiento de personas en una situación crítica de contagio en nuestro país.
Si bien el proceso administrativo puede ser desarrollado en remoto, la ejecución de los procesos implica movimientos de personas. Los empleados de Orange, así como los de las numerosas empresas que participan en los procesos de provisión y logística, tendrían que desplazarse a los domicilios de los clientes, tanto para la instalación de servicios fijos como para la entrega de nuevas SIM o terminales, además de tener que resolver aquellas incidencias que no puedan ser solucionadas a distancia, así como en muchos casos para la propia instalación.
Por ello, y una vez flexibilizada la obligación de suspender la portabilidad, Orange se compromete durante la vigencia del Estado de Alarma a limitar su actividad comercial, con o sin portabilidad, tan solo a las altas nuevas necesarias para asegurar la comunicación de la población en aquellos casos en los que sea imprescindible para el cliente.
De esta forma, se reduce al mínimo la movilidad de sus empleados, así como la de las plantillas de las contratas y operadores logísticos con los que trabaja. Además, con esta acción, la compañía evita elevar el estrés en sus plataformas de atención al cliente centradas ahora en el aseguramiento de los servicios de telecomunicaciones, objetivo principal en este momento para la operadora.
Orange, que ha logrado llevar al 100% en teletrabajo a todos sus teleoperadores en call centers propios, considera que el impacto que podría suponer en los equipos comerciales y técnicos de sus plataformas, ahora con actividad dirigida al aseguramiento de la atención a los clientes, puede poner en riesgo el mantenimiento del servicio esencial.
Desde el comienzo de la crisis sanitaria, Orange ha demostrado que cuenta con una de las redes de telecomunicaciones más sólidas y estables de Europa, fruto de la inversión de más de 4.000 millones de euros en los últimos años en nuestro país. Gracias a la robustez de esta red, la compañía es capaz de mantener todos los servicios a sus más de 20 millones de clientes con los mismos niveles de calidad que venía dando antes de la crisis, con la inmensa mayoría de sus empleados trabajando desde sus hogares. Además, la red de Orange da servicio también a clientes de terceros (OMV), siendo su responsabilidad garantizar la conectividad no solo de sus clientes, sino también la de los usuarios de estos operadores. Para ello, es fundamental enfocar todos los recursos al mantenimiento y funcionamiento de la red, así como a la atención de los ya clientes.
En estos momentos de urgencia nacional, entendemos que el Gobierno y todos los agentes del país, y más aún las empresas que prestan servicios esenciales para la ciudadanía, tienen un compromiso fundamental con la sociedad. Y por ello, Orange apela a la responsabilidad del resto de agentes del mercado para que primen la salud pública y el aseguramiento de la continuidad del servicio por encima de los intereses particulares, con el objetivo de superar con prontitud esta difícil situación, gracias a la contribución de todos.