Bloomberg ya concede a la economía del metaverso una valoración de 500 000 millones de dólares, que se convertirán en 2 millones de millones y medio en menos de una década. Mientras tanto, cada día las páginas salmón informan de nuevas inversiones, cada una más colosal que la anterior, en este universo virtual en gestación.
Y no hablamos solo de Meta (antes Facebook), Google, Microsoft y Nvidia, sino de multinacionales tan variopintas como Alibaba, Disney y los grandes de la moda, que parecen fiar sus balances a lo que los apóstoles del futuro ya califican como ‘quinta Revolución Industrial’ o ‘internet 3.0’. Conviene, sin embargo, sazonar tanta profecía con una cifra del presente: el precio del terreno en los mundos virtuales se ha multiplicado por cinco desde que Zuckerberg confirmó su compromiso con el metaverso. Con los datos mencionados, compilar en unos pocos párrafos el rol de los seguros en este ecosistema se antoja titánico. Pero vamos a intentarlo.
Un planeta digitalizado
El concepto de metaverso, es decir, un universo virtual en el que los usuarios interactúan a través de sus avatares, es un lugar común en la ciencia ficción del último medio siglo. Surgido en las páginas de la literatura cyberpunk, no tardó en dar el salto al cine, alcanzando la popularidad masiva a finales de los noventa con ‘Matrix’ y sus secuelas.
En el mundo real se ha ido abriendo paso poco a poco en nuestras vidas, sobre todo desde que la generalización de internet abrió las puertas a videojuegos multijugador como ‘World of Warcraft’ y ‘Fortnite’. Estos ya presentan mapeados tridimensionales en los que los jugadores se relacionan con relativa libertad y gastan dinero real para adquirir accesorios virtuales.
La estrategia de los ‘padrinos’ del metaverso pasa por la comercialización masiva de periféricos de realidad virtual (RV). Esta tecnología será decisiva para lograr una mayor implicación sensorial por parte del usuario, alcanzando un nuevo plano de inmersión que permita el objetivo final: trasladar la existencia cotidiana a un mundo poligonal. Un mundo donde se desarrollará un sistema comercial, financiero y de servicios.
El papel de los seguros
La última frase del epígrafe anterior anticipa el peso que tienen los seguros en la concepción, desarrollo y consolidación del metaverso. En un futuro no muy lejano, serán las extensiones tridimensionales de nuestro ser quienes acudan a las reuniones de trabajo, vayan al cine, asistan a espectáculos, reciban clases de yoga o adquieran propiedades. Un mañana cuyas semillas se pueden ver germinar en el hoy: Ariana Grande ha ofrecido conciertos en ‘Fortnite’, Disney proyecta parques temáticos poligonales y Microsoft construye con Infinity Office el embrión de lo que será un Teams inmersivo. La tecnología esculpe nuevas formas de entretenimiento, socialización y negocio, pero también su reverso: nuevos riesgos y vulnerabilidades para personas, propiedades e inversiones.
Hace mucho tiempo que el sector de los seguros aprendió a abstraerse del mundo físico. Muchos de los bienes que protegen algunas pólizas no son tangibles: propiedades intelectuales, activos inmateriales, ideas, patentes… Todos ellos tienen una amplia gama de coberturas y productos asociados a su disposición. De igual modo, los tokens del metaverso necesitarán una nueva generación de coberturas.
La identidad de un gamer de alto nivel en ‘League of Legends’ puede ser usurpada. Las cuentas de ‘Fortnite’ pueden ser ‘hackeadas’, y sus ‘paVos’ robados. Las creaciones de ‘Roblox’ pueden ser objeto de apropiación fraudulenta. Todo eso está sucediendo ahora, en el hoy, obligando a los legisladores a adaptar a marchas forzadas las respuestas jurídicas a unas infracciones que cambian al mismo ritmo que lo hace la sociedad. Las aseguradoras se encuentran en la misma tesitura: tendrán que reinventarse para blindar la integridad virtual de personas y bienes, que tiene y tendrá tanta significación e importancia como la tangible.
En el metaverso, las personas podrán desenvolverse en todos los roles productivos: trabajador, emprendedor, cliente, consumidor y, por supuesto, asegurado. Será el lugar donde contrataremos pólizas que protejan lo físico (vida, hogar, vehículo) y lo virtual (cuenta de usuario, parcela de Decentraland, comercio de skins para avatares). Esta confluencia marcará el inicio de una nueva era en la evolución del sector.
El metaseguro podrá promocionarse, negociarse, contratarse y cancelarse sin salir del metaverso; ofrecerá protecciones específicas para comercios ‘tokenizados’; desplegará una nueva hornada de peritos informáticos duchos en criptografía, RV y ciberseguridad, y permitirá a los clientes pagar las cuotas en una amplia variedad de criptomonedas. ‘Matrix’ ya está aquí, y busca póliza.
Por José Sánchez Mendoza
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