¿Se ralentiza tu teléfono móvil a medida que pasa el tiempo? No estás solo. Todos los dispositivos pierden velocidad según van pasando los meses, y pese a sistemas como Android One, uno de los más fluidos, la gama media y baja de Android arrastra algunas carencias que se refuerzan con el tiempo.
Esto se traduce en que cuanto más uso le damos al dispositivo más lento va. Al cabo de uno o dos años puede resultar insufrible. Por eso te damos cinco puntos para mejorar el rendimiento de tu móvil. Con ellos recuperaremos la velocidad perdida y ampliaremos la vida útil del smartphone.
Limitar procesos en segundo plano
Entramos en ‘Ajustes del teléfono’ y vamos a ‘Acerca del dispositivo’. Hacemos clic sobre ‘Número de compilación’ varias veces hasta que se activa la ‘Opción para programadores’. Ahora en Ajustes > Sistema > Avanzado encontraremos muchas más opciones que antes no estaban ahí.
Una de ellas es la posibilidad de limitar los procesos en segundo plano. Si activamos este filtro podremos elegir cuántas aplicaciones pueden mantenerse en marcha aunque no las tengamos en pantalla. Cuantas menos elijamos, más rápido irá nuestro móvil, al destruir todas aquellas aplicaciones que no estamos usando en este momento. Aunque eso podría cerrar procesos que teníamos aparcados durante unos minutos.
Desactivar las actualizaciones automáticas
Android está continuamente buscando qué aplicaciones tienen una actualización. Esto es interesante desde el punto de vista de la seguridad, ya que permanece siempre con el último parche disponible. Pero también ralentiza mucho nuestro terminal. Para evitar que el móvil busque actualizaciones continuamente, hacemos lo siguiente:
- Abrimos la Play Store.
- Seleccionamos ‘Configuración’.
- En el panel ‘Actualizar apps automáticamente’ elegimos no hacerlo.
Ojo, si desactivamos esta opción nos conviene mirar con relativa frecuencia qué aplicaciones tienen una actualización. Por un lado, podrían tener nuevas funcionalidades que nos interesan como usuarios, pero también nuevos mecanismos de seguridad que no están disponibles en versiones anteriores.
Reiniciar el terminal
Una de las formas más rápidas de limpiar la caché del smartphone es reiniciar el terminal. O apagarlo y volver a encenderlo manualmente. Para ello, mantenemos pulsado el botón de apagado de la pantalla unos segundos y seleccionamos la opción ‘Reiniciar’. Esto apagará y encenderá el móvil, limpiándolo un poco.
¿Por qué? Porque además de las aplicaciones que hemos matado a la fuerza en el primer apartado, también hay procesos internos que acumulan deficiencias con el tiempo. Al reiniciar el dispositivo todos estos procesos se cierran y vuelven a cero, aliviando de forma notable la carga sobre el procesador.
Además, es un proceso muy rápido que apenas ocupa unos segundos. Eso sí, recuerda llevar apuntado el PIN de la SIM cuando lo hagas o no podrás acceder. Se te pedirá cuando el móvil se encienda de nuevo.
Elimina fotos, ‘apps’ y SMS
Cargar el teléfono con datos hace que este vaya más lento. Esto se aplica a cualquier otro dispositivo; una memoria más llena ralentiza el procesador. Es por eso que se recomienda borrar todo aquello que no vamos a usar, empezando por las aplicaciones que no usamos.
Recordemos que nada más encender el móvil muchas de las aplicaciones instaladas empezarán a demandar recursos y a descargar información de la red. Todos estos procesos en segundo plano hacen que el smartphone vaya más despacio. ¿Y si borramos todas esas apps que no usamos?
En Android One, así como en algunas capas, el teléfono nos permitirá ver cuántos minutos dedicamos a cada aplicación. En Ajustes > Aplicaciones > Tiempo de uso podremos ver qué aplicaciones no hemos usado nunca. También podremos ver este uso en la Play Store.
Si somos usuarios de Google Fotos también podemos liberar MB del dispositivo. Cuando entramos en esta app encontraremos el aviso, en caso de que el móvil detecte una elevada carga de archivos. Después de todo, tendremos todas estas fotografías en la nube. ¿Para qué dejarlas frenando nuestro móvil?
Restaurar el dispositivo a valores de fábrica
Esta es la opción más dura pero, sin duda, la más eficaz. Consiste en devolver el móvil al estado en que venía cuando lo compramos. Al menos a nivel de software. Cuidado, porque se borrarán todos los datos del teléfono: las cuentas, los ajustes, todas las aplicaciones, cualquier canción que tuviésemos, las fotos y cualquier dato que el usuario pudiese haber guardado.
Eso sí, al hacer esta restauración notaremos cómo la velocidad ha aumentado de forma notable. Aunque lo primero que tengamos que hacer sea actualizar el sistema operativo y bajarnos de nuevo nuestras aplicaciones favoritas, el cambio merecerá la pena. De hecho, se recomienda hacer este reset al menos una vez cada seis meses para que el móvil nos dure más.
Si nunca hemos formateado el terminal, es más probable que busquemos uno nuevo. Pero en realidad está en nuestra mano devolverlo a sus valores originales y encenderlo como si lo acabásemos de comprar. Y se nota.
Por Marcos Martínez
Imágenes | iStock/AntonioGuillem
