¿Cómo se mide (y se reduce) la huella ambiental de las telecomunicaciones?

RSC

Visualizar los gases de efecto invernadero que expulsa una fábrica o un coche no es difícil. Pero entender el impacto de una búsqueda en Google o un WhatsApp es bastante más complicado.

Aun así, la huella ambiental estimada del sector digital es alrededor del 3,5% de las emisiones globales de CO₂. Por eso, el compromiso del sector de las telecomunicaciones con la reducción de emisiones es fundamental. Mitigar su impacto negativo no solo contribuye al medioambiente, sino que también consolida la relación de una empresa con sus grupos de interés y revierte directamente en el negocio.

Pero, ¿cómo se mide la huella ambiental de las telecomunicaciones? ¿Y qué acciones se pueden llevar a cabo para reducirla? Analizamos los datos de la mano del ‘Informe de sostenibilidad 2019’ de Orange.

La huella ambiental de las telecomunicaciones

A la hora de reducir el impacto ambiental del sector de las telecomunicaciones tenemos que tener en cuenta que este se produce, fundamentalmente, en dos frentes: el consumo de energía eléctrica y las emisiones directas.

En el caso de Orange, el 80% de la energía consumida se produce en la gestión de las redes de telecomunicaciones y los sistemas de tecnología de la información (TI). Mejorar la eficiencia de las redes para intentar frenar el aumento del consumo energético y utilizar fuentes de energía renovables son las dos acciones principales para reducir la huella ambiental. 

El consumo eléctrico de Orange, una de las principales ‘telcos’ que operan en España, fue de 381,5 GWh en 2019. Este se produjo tanto en edificios como en emplazamientos de red. En los últimos años, toda esta electricidad tiene garantía de origen renovable. Pero, además, a este consumo hay que sumarle el combustible utilizado por la flota empresarial y algunos grupos electrógenos de edificios. En 2019, por ejemplo, se consumieron más de medio millón de litros de diésel y gasolina en los vehículos de empresa.

Es, precisamente, este último apartado el que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. Es decir, a la huella de carbono de la compañía. Las emisiones directas sumaron en 2019 en Orange 4323 toneladas de CO₂ equivalente, casi una cuarta parte de las registradas en 2017. Las emisiones indirectas (provocadas, entre otras cosas, por los viajes en tren y avión) se han mantenido casi invariables, aunque su peso en el total es bastante menor.

¿Cómo reduce Orange su impacto ambiental?

Cada vez más organizaciones gestionan su huella ambiental de forma integral. La lucha por la sostenibilidad ha dejado de ser algo que cada departamento persigue por separado para convertirse en un objetivo central en la estrategia de la compañía. En el caso de Orange, su política ambiental se sustenta en cuatro pilares:

  1. Fomentar la transición energética.
  2. Reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI)
  3. Proteger la biodiversidad y recursos naturales.
  4. Promover la economía circular para la mejora continua de nuestra organización y procesos.

Para alcanzar estos objetivos, la organización cuenta con estructuras organizativas y recursos que articula a través de diferentes acciones. Estas son algunas de las más destacadas.

Programa Green ITN 2025

Desde 2010, este programa busca mejorar la sostenibilidad de las redes. Entre otras acciones, Green ITN establece la renovación de equipos por otros más eficientes, la optimización de los sistemas de refrigeración de los equipos, la gestión inteligente de las redes para reducir su consumo y los acuerdos para compartir las infraestructuras con otros operadores. Este programa ha supuesto que en los dos últimos años se haya evitado la emisión de 18 170 toneladas de CO₂ equivalente.

Además, a través de Green ITN, Orange ha logrado acreditar que toda la energía que consume en las sedes, las tiendas propias y la red en España es de origen renovable. Durante el último año, también ha llevado a cabo una serie de pruebas piloto para estudiar las posibilidades de generar su propia energía mediante paneles solares en 2500 emplazamientos de su red.

Innovación tecnológica sostenible

Uno de los grandes desafíos de las operadoras de telecomunicaciones es ofrecer la última tecnología y capacidad a sus clientes y hacerlo, al mismo tiempo, de forma sostenible. Hasta ahora, aunque las redes móviles y fijas han ido ganando en eficiencia, mayor ancho de banda significaba mayor consumo y mayor impacto ambiental. Esto cambiará, sin embargo, con la llegada del 5G.

Las redes de quinta generación serán realmente eficientes y tendrán un impacto importante en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Además, permitirán el desarrollo de la tecnología de internet de las cosas (IoT), lo que hará posible mejorar la monitorización de la huella de carbono y optimizar el consumo energético de multitud de industrias.

Acciones en la organización

Por último, Orange ha establecido una serie de acciones a nivel organizativo para reducir su impacto ambiental. Entre otras cosas, calcula la huella de carbono de los vehículos de empresa y el resto de desplazamientos de los empleados con el objetivo de reducirla. Además, fomenta el teletrabajo y la reducción de viajes innecesarios y pone a disposición de sus empleados transporte colectivo y herramientas para compartir vehículos.

La huella ambiental de la tecnología y las telecomunicaciones es elevada. Sin embargo, puede (y debe) reducirse con una combinación de innovación, apuesta por las energías renovables, electrificación, optimización de procesos y con un uso eficiente por parte de los usuarios.

Por Juan F. Samaniego

Imágenes | Unsplash/Thimo Pedersen, Appolinary Kalashnikova, Gabriel Benois

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