Todo movimiento interesante en el universo online es susceptible de utilizarse como cebo por los timadores digitales. El auge del blockchain ha hecho universales las criptomonedas y los NFT (non-fungible token), que pueden convertirse en ‘caballos de Troya’ en las redes sociales. ¿Cómo nos podemos proteger?
A estos conceptos se suman novedades como el metaverso, la web 3.0 y los procesos de tipo blockchain. Son términos nuevos y atractivos que pueden ser difíciles de entender, pero, sin duda, hacen pensar en un internet del futuro que ya está aquí. Esa barrera de entrada es, de hecho, la que los convierte en cebos perfectos para que nos estafen en las redes sociales.
Los timadores digitales campan a sus anchas en las redes
Las redes sociales han cambiado la manera en la que funcionamos. Pueden descubrirnos nuevos mundos, entretenernos y ponernos en contacto con gente diferente a lo largo de todo el planeta. Sin embargo, también plantean ciertas problemáticas que hacen necesaria una reeducación específica. Además de facilitar el acoso, se han convertido en un campo muy proclive al timo digital.
En un alarmante estudio publicado por la Federal Trade Comission (FTC) se define a las redes sociales como “una mina de oro para los timadores”. La agencia norteamericana aporta datos que respaldan la sensación de que cada vez ‘ganamos’ más iPhone 13 en concursos a los que ni siquiera nos habíamos inscrito.
Los números son rotundos: una de cada cuatro personas perdió dinero en 2021 por un fraude que comenzó en las redes. Estas se han convertido en un campo de minas virtuales donde los timadores han llegado a estafar a más de 95 000 usuarios solo en Estados Unidos. Allí el importe se estima en 770 millones de dólares (algo más de 705 millones de euros), cifra que multiplica por dieciocho los datos de 2017.
¿Por qué funciona tan bien el timo en las redes?
De todos los estafados, casi nueve de cada diez reconoce que fueron engañados en Facebook o Instagram. ¿Por qué resulta tan rentable timar en ellas? Una de las principales razones es que supone muy poco coste para los cacos del 2.0, tanto a nivel monetario como de esfuerzo. Es más bien sencillo suplantar una identidad o hackear el perfil de un amigo de la víctima.
Otro aspecto crucial es que nos hemos acostumbrado a compartir en público muchísima información, personal, familiar, económica y laboral. Esto hace que un completo desconocido pueda construirse una imagen detallada de nuestras vidas, preferencias y gustos para, a través de timos personalizados, hacer más creíble una historia inverosímil.
Hay un dato curioso que refuerza la idea de que los ataques son más efectivos si nos encontramos en situaciones emocionalmente vulnerables. La FTC sostiene que las estafas románticas, las segundas más probables, suelen empezar con la petición de amistad de un desconocido en Facebook o Instagram, por lo general. Le seguiría una fase de coqueteo y finalizaría con una estrambótica demanda de dinero.
Lo ‘cripto’ y los NFT, un cebo perfecto
Tras los asuntos del corazón, el tercer puesto en estafas se lo quedan los fraudes en el comercio electrónico. Algunos usuarios explican cómo recibieron publicidad engañosa dirigida en concreto a perfiles como el suyo. Aunque, si hay un número uno claro en este pantanoso terreno, ese es el relacionado con las inversiones online, con hasta un 37 % sobre el total.
Han sido numerosos y muy conocidos los timos que usan las criptomonedas como cebo, como en los casos de SQUID, basada en ‘El juego del calamar’, y Africrypt. Incluso se ha llegado a suplantar en el entorno ‘crypto Twitter’ (CT) la identidad de Elon Musk, en tela de juicio precisamente por manejar el mercado a golpe de tuit, para promover grandes inversiones fraudulentas.
Al final no deja de ser una adaptación a las nuevas realidades de los timos clásicos. Si hace unos años era común instigar a neófitos a invertir en supuestas acciones, la estrategia ahora deriva en convencer a estos mismos para hacerlo en campos como el de las criptomonedas. Sectores atractivos por su aura de innovación, pero complejos de entender y opacos en sus informaciones.
¿Qué hacer para protegernos?
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) alerta de que uno de los supuestos atractivos de criptodivisas y tokens basados en tecnologías blockchain, el de la falta de regulación y supervisión, puede suponer un peligro para el inversor inexperto. En esa línea se manifiesta también el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, quien las describe como “un nuevo problema” alertado por las numerosas quejas.
Es difícil de corroborar, pero un dato sospechoso es que se calcula que solo mil personas poseen más del 40 % de todas las criptomonedas que circulan por el mundo. Y en el caso de los NFT, hay otros debates en paralelo como su huella ecológica, al consumir el proceso grandes cantidades de energía eléctrica, o que terminen convirtiéndose en un mercado especulativo.
Tampoco conviene generalizar, sobre todo cuando personas de entre 18 y 39 años tienen el doble de posibilidades de ser estafados.¿Podemos protegernos? Por supuesto: limitando qué compartimos en público, desactivando la publicidad dirigida, desconfiando de amistades espontáneas, llamando por teléfono para contrastar peticiones sospechosas y reportando de inmediato cualquier intento de estafa.
Por Pablo Vinuesa
Imágenes | Portada: foto de olieman.eth en Unsplash; interiores: gráfica de la FTC y foto de Kanchanara en Unsplash.