Todos podemos ayudar a frenar la acumulación de basura tecnológica (e-waste) en nuestro planeta mediante las cuatro R: reducción o compra de productos de empresas ‘verdes’, reutilización de los dispositivos, reparación (a través de los servicios de asistencia técnica de las marcas o los repair cafés) y reciclaje. Aunque es una opción personal, puede aportar grandes beneficios colectivos.
En el año 2019 se registró un nuevo récord en residuos electrónicos: 53,6 millones de toneladas métricas (Mt), un 17% más que los computados en 2014. Esta basura, que consumen a diario millones de personas, puede llegar a las 74,7 Mt en el año 2030, es decir, el doble en menos de una década.
A nivel global, Europa es la tercera región que más residuos generó en 2019 (12Mt) y la que más basura tecnológica aporta por persona (16,2 Kg anuales). En lo que se refiere a España, ese mismo año se generaron 888 Kilotoneladas en el país y 19 Kg de basura tecnológica por persona. Esto sitúa a nuestro país en el segundo mayor grupo de naciones que generan residuos electrónicos.
Son los datos publicados en 2020, con previsiones sobre 2021, del informe Global E-Waste Monitor de 2020, realizado por la Asociación Global de Estadísticas de Residuos Electrónicos (GESP). La GESP fue fundada en 2017 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) y la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA) para monitorear la evolución de los desechos electrónicos a lo largo del tiempo.
La tendencia continúa en alza, por lo que es necesario tomar medidas para frenar la basura tecnológica, que amenaza a la salud mundial y al medio ambiente. Es insostenible asumir el nivel de basura con metales y sustancias como el mercurio, los pirorretardantes bromados y los clorofluorocarbonos, todos ellos presentes en los dispositivos electrónicos que usamos y desechamos a diario. Estos materiales pueden causar enfermedades como cáncer y problemas neurológicos, cardiovasculares, respiratorios, inmunológicos, además de dañar el ADN. Además, suponen un importante impacto en el medio ambiente, puesto que contribuyen al agravamiento del calentamiento global si no se reciclan.
Cómo gestionar los residuos tecnológicos
En Europa contamos con la Directiva de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) con unos objetivos marcados por países para la recolección de esta basura. Recoger estos residuos no solo depende de las políticas de los Estados y las grandes corporaciones, como indican los informes de la Asociación Internacional de Organizaciones de Responsabilidad de Productores de Residuos Electrónicos (WEEEForum). El problema está también en la falta de concienciación de usuarios y consumidores a nivel particular.
A nivel individual, podemos contribuir y mucho a esta reducción mediante la aplicación de las cuatro R que propone la Fundación ECOLEC; reducción, reutilización, reparación y reciclaje.
Reducir
Los consumidores debemos realizar un consumo electrónico responsable. Desde el momento de realizar la compra, podemos elegir las empresas que contribuyen con sus políticas a un menor daño medioambiental. Se pueden conocer a través del listado de compañías más verdes que realiza Greenpeace.
También podemos alargar la vida de los dispositivos que compramos más allá de los dos años. Con un uso responsable, se puede prolongar la vida de las baterías, cuidar y preservar los dispositivos para evitar roturas de pantalla o de la carcasa, mantenerlos actualizados y hacer limpieza para eliminar archivos innecesarios que agotan la memoria disponible.
Reutilizar
Muchos de los dispositivos y aparatos electrónicos nos pueden servir para otras funciones tras desechar su uso principal. El móvil que ya no utilizas puede ser un reproductor de sonido, una cámara de vigilancia o una grabadora de sonido. La tablet con la que jugaban los niños podría convertirse en un despertador y reducir así el uso de la batería de nuestro smartphone principal. También se pueden donar los aparatos electrónicos a ONG o a través de portales como Dónalo. Además, existen iniciativas como Compramos tu Móvil de Orange, que facilita a los usuarios la posibilidad de desechar sus viejos móviles de manera responsable a través del reciclaje o la reincorporación a la venta de segunda mano.
Reparar
Siempre existe la posibilidad de reparar los aparatos electrónicos a través de los servicios de asistencia técnica (SAT) de las marcas, que conocen a la perfección el diseño de los dispositivos y los pueden dejar como nuevos, los reciclan de forma conveniente si no tienen fácil arreglo y nos pueden ofrecer opciones comerciales interesantes.
Además, la reparación de los equipos electrónicos se puede hacer también a través de los repair cafés, espacios donde voluntarios arreglan o enseñan a arreglar dispositivos y comunidades como iFixit, que ofrece guías para reparar equipos y una tienda de componentes y piezas.
Reciclar
La basura tecnológica no puede tirarse en cualquier contenedor, porque todos los dispositivos cuentan con sustancias dañinas (gases, aceites y químicos, minerales y metales como plomo, níquel, selenio, cadmio, cromo…) para el planeta y para la salud humana. Orange cuenta con programas de reciclado de móviles que son un ejemplo corporativo.
Ecolec, por su parte, ofrece un mapa interactivo muy práctico para que nos resulte muy fácil reciclar nuestros aparatos electrónicos. De todos se pueden extraer sustancias y componentes que se pueden reutilizar. Las baterías y pilas también deben ser recicladas y en Ecopilas informan de sus puntos de recogida.
Por Marián Álvarez Macías
Imágenes | Stefan Doncean/Pexels |