Más de la mitad de los españoles lee tanto en papel como en digital, aunque, de estos últimos, no muchos usan e-book. ¿Hay predilección por uno u otro formato?
En general, los más mayores prefieren libros en papel y los más jóvenes son indiferentes. En materia ambiental, de salud y económica, ¿libro o e-book?
¿Cómo son los hábitos de lectura de los españoles?
Como cada año, la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), con el patrocinio de CEDRO y en colaboración con el Ministerio de Cultura y Deporte, publica su informe ‘Barómetro de Hábitos de Lectura’. En la edición que analiza el año 2021 destaca que es el primer año en que descienden las lecturas digitales. Desde que se tienen registros, la cifra no había hecho más que crecer.
Como puede verse en la cronología, en 2011 solo un 6,8 % de los españoles leían en medios digitales, una cifra que en 2020 había superado el 30 % , pero que en 2021 cayó un poco hasta el 29,4 %. El medio en que más se lee es el e-reader o libro electrónico, seguido de tablets, ordenadores y móviles.
Con respecto a la obtención de los libros, el 43 % de los lectores pagan por su contenido, cifra que no ha dejado de subir desde el 32 % en 2012. El 60,3 % se los descarga de forma gratuita y el 43 % también los obtienen de amigos y familiares. Es importante destacar que ‘gratis’ no implica piratería. Plataformas como Infolibros, Proyecto Gutemberg, eBiblio y Lektu permiten descargas y lecturas sin pago.
Del informe destaca que cada año se compran más libros en formato digital (cerca del 25,3 %), y que en 2021 por primera vez en muchos años se redujo el volumen de ejemplares comprados en librerías. El 61,1 % de los lectores lee webs, blogs o foros.
¿Cómo afectó la pandemia a la lectura offline y online?
La pandemia afectó a todos los hábitos de lectura de formas curiosas. Por un lado, el hecho de no poder asistir a las bibliotecas (sobre todo en el confinamiento, pero también después por miedo al contagio) hizo que sus índices cayesen en picado. Las cifras de asistencia a la biblioteca cayeron a mínimos históricos en 2020, y en 2021 aún no se habían recuperado. Esto también afectó a la cohesión social y otros servicios prestados por las bibliotecas, infraestructuras sociales básicas.
A la vez, muchas personas tuvieron más tiempo para leer gracias al trabajo en remoto, entre otros factores, durante 2021. El año pasado se produjo un equilibrio respecto a 2020, aunque, en general, cada año se lee un poco más que el anterior. ¿El motivo? Quienes más leen son siempre los jóvenes, pero no porque tengan más tiempo libre, sino porque nuevas generaciones leen más que las previas. En unas décadas, el total de la población leerá de manera frecuente todos los meses.
Respecto a los motivos para no leer, la gente alude a no tener tiempo (49,8 % de los no lectores) o a no tener interés (25,1 %). Por otro lado, el teletrabajo o un commuting en transporte público ayuda a leer.
¿Es sostenible la lectura en dispositivos electrónicos?
Cómo de sostenible es la compra de un e-book depende del volumen de libros que se lean en él. Por un lado, es cierto que el coste ambiental de fabricar un libro electrónico (dispositivo) es muchísimo más alto que el de un ejemplar en papel. Sin embargo, al tiempo, fabricar un libro en papel tiene un coste ambiental y, con mucha frecuencia, los libros acaban convirtiéndose en pasta para otros libros o incinerados al no venderse. ¿Cuál es la opción más ecológica?
Investigadores de la Royal Institute of Technology de Suecia determinaron que fabricar un e-book tendría menos impacto que leer libros si en él se leían más de 11 880 páginas. Son unas 24 obras de 500 páginas, más o menos. Un lector que consuma en e-book más de esos 25 ejemplares está reduciendo su huella ambiental respecto a leer en papel. Más aún si el lector es un móvil o un ordenador que ya usa para otras actividades, aunque no se recomienda.
¿Es mejor leer un libro físico que uno electrónico?
Leer conlleva riesgos para la vista, sin importar el formato de lectura, si se trata de una actividad asidua en la que se invierte mucho tiempo. Los primeros problemas de vista borrosa y cefaleas se conocen desde la época de los papiros. Dicho esto, no todos los formatos son igual de perjudiciales. Por ejemplos, los audiolibros no dependen de la vista.
Hay libros en papel con tan mala calidad o letra tan pequeña que necesitan forzar la mirada. A cambio, los formatos electrónicos suelen permitir ampliar la letra e incluso seleccionar la tipografía más cómoda o los tonos que mejor vengan a cada persona. Aunque muchos formatos digitales tienen otros problemas.
De forma ‘tradicional’, la lectura digital ha sido peor en casi todos los indicadores. Algunos, sorprendentes. La vista cansada es más conocida, pero está probado que la gente que lee en formato digital estudia peor, retenía y comprendía menos e incluso se reducía el acceso cognitivo cuando la pantalla es pequeña. Dicho esto, no todos los formatos digitales son iguales, y la mayoría de papers hacen referencia a algunos que ya ni existen.
Por ejemplo, se sabe que el grueso de los puntos en contra de la lectura digital son el tamaño reducido de la pantalla (smartphones), la retroiluminación (móviles, tablets, ordenadores y algunos e-books) y las distracciones (dispositivos conectados). Sin embargo, una pantalla de tinta electrónica iluminada con luz natural y sin mensajes emergentes es indistinguible del mejor libro en papel.
En la actualidad, hay en el mercado bastantes marcas con e-books de tinta electrónica. Kindle, BOOX, reMarkable y Kobo son algunas de las más conocidas. La tinta electrónica no retroiluminada es indistinguible a la tinta impresa, aunque la retroiluminación puede venir bien en ambientes con mucha luz natural.
Libros electrónicos, cada vez más asequibles
Aunque algunos libros electrónicos solo difieren en unos pocos euros respecto a sus homólogos impresos, en líneas generales, adquirir un libro electrónico implica un desembolso de cerca del 50 % del libro en papel. Por contra, exige disponer de un dispositivo electrónico que tiene un coste a partir de cerca de 70 € (el Kindle más básico).
Como ocurría en el caso del impacto ambiental, adquirir un e-book compensa si se va a hacer un uso más o menos intenso del mismo, incluidas actividades que no sean lectura. Un desembolso de 300 €, suponiendo libros en papel con un coste de 20 €, exige leer unos 30 libros en digital para amortizar la inversión. Cifra que la mayoría de lectores alcanzan en menos de tres años.
Redactado por M. Martínez Euklidiadas
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