Tecnología para revertir el fenómeno de la España vaciada

Innovación

Desde hace muchas décadas, España vive un desequilibrio territorial y poblacional que compromete su futuro. Es lo que se ha dado en llamar ‘la España vaciada’. Nuestro país sufre desde mediados del siglo XX un acelerado y profundo fenómeno migratorio que amenaza con dejar abandonadas amplias zonas rurales. Sobre todo las que están en ese ‘donut’ de 300 kilómetros de diámetro que rodea a la capital, Madrid, y que comprende Castilla y León, partes de Castilla-La Mancha, Extremadura y Aragón. Y también zonas del norte de España, como Asturias. Como resultado, hoy el 80 % de la población se concentra en únicamente un 47 % del territorio. El resto es casi un erial.

Desde 1975 a 2021, la población, según el INE, ha aumentado un 38 %, pasando de 34 a 47 millones de habitantes. Sin embargo, este avance ha sido muy desigual. Mientras que las islas (Baleares y Canarias) han doblado el censo a efectos prácticos, en provincias como Zamora, Soria, Cuenca y Salamanca la población no solo no ha crecido, sino que ha caído bastante. En la primera, por ejemplo, cayó en el último medio siglo un 30 %. 

Son los datos inapelables de la España vaciada. Y, debido a este desplome demográfico, estas zonas, muy envejecidas, sufren un estancamiento económico y social que pone en riesgo su futuro. La España vaciada es la materialización de la brecha de desigualdad que se ha abierto entre la España populosa (Madrid y gran parte de la costa) y un interior sin expectativas. 

Por suerte, este problema es visible a nivel social y político. De hecho, hoy existe un Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Además, en territorios como Teruel y Soria se han creado plataformas ciudadanas que han conseguido representación política y que claman contra el olvido institucional y la decadencia económica de estos territorios. Y los fondos europeos también tienen entre sus principales objetivos acabar con esta desigualdad territorial.  

Además, la tecnología puede jugar un papel fundamental para ayudar a cerrar esta brecha y conseguir que la España menos poblada sea un lugar de acogida para familias y empresas. Y un sitio en el que, al final, se genere riqueza y futuro. 

El 5G y la ‘agricultura de precisión’

Muchas de estas regiones viven de la actividad agraria y ganadera, principalmente. Y en el campo empieza a surgir una revolución con la llegada del 5G y del internet de las cosas

El resultado será lo que ya se conoce como agricultura de precisión. Gracias a sensores y drones, los agricultores empiezan a tener un control al minuto de lo que pasa en sus explotaciones, por grandes que sean. Además, esta información puede completarse con información meteorológica e imágenes por satélite. En este ámbito, Orange, junto a otros socios tecnológicos, ha implantado en Vega Baja (Alicante) una solución con drones y sensores que optimizan el regadío en parcelas de cítricos. 

Asimismo, la infraestructura 5G permite una mejor trazabilidad de los productos del campo, desde que son una semilla hasta que llegan al supermercado. Por otra parte, y según datos de DigitalES, el 5G es capaz de reducir un 90 % el consumo de las baterías de los sensores, lo que también supone un ahorro de costes en el mantenimiento de estos dispositivos para las explotaciones agrarias. 

Comercio online de proximidad

El ecommerce es uno de los impulsores de la globalización, pero también puede ser de gran ayuda para el desarrollo económico de comarcas y pequeñas localidades. Las limitaciones de movimiento que trajo la pandemia hicieron que muchos consumidores miraran al comercio de la esquina y la producción local. Además, los compradores también empiezan a valorar esta opción por el menor impacto que tiene en términos medioambientales

Por eso, en muchas zonas del país se han puesto en marcha plataformas de venta (marketplaces) donde los productores locales ofrece productos frescos. Y también artículos de otro tipo, como mercería, ropa y ferretería. Está, por ejemplo, el ambicioso proyecto Correos Market, que permite vender en toda España a pequeños productores de artículos de alimentación, artesanía y moda. Otra iniciativa similar más local es Cáceres Digital, donde se puede adquirir aceite, miel y semillas de la zona. 

Telemedicina 

La despoblación contribuye a la desigualdad en el acceso a la salud en España. Un pueblo con escasos habitantes es un lugar sin médicos permanentes y sin profesores. Eso obliga muchas veces a los vecinos a recorrer decenas de kilómetros para tener una asistencia sanitaria básica. Además, en los hospitales comarcales y más pequeños faltan especialistas porque es difícil atraer a estas zonas a los profesionales de la medicina. 

Sin embargo, la pandemia de la COVID-19 ha dado un impulso a la telemedicina, que en los próximos años podría paliar estas carencias en las zonas más deshabitadas. Plataformas como Meeting Doctors y Ondamédica han llegado a acuerdos con operadoras para ofrecer consultas a distancia. Los expertos también proponen que se fomente la figura del ‘cuidador’ en las áreas rurales. Para ese puesto se piensa en personas de referencia en los pueblos con conocimientos básicos médicos y tecnológicos y capacidad para dar soporte emocional. 

El futuro está en las competencias digitales

Según un documento de la Unión General de Trabajadores (UGT), la brecha digital en España se ceba, sobre todo, con los desempleados y la España vaciada. Los desequilibrios clásicos por edad, nivel de estudios y de renta son determinantes en el acceso a la tecnología, pero se hacen críticos en estas zonas. Así, un 60 % de las personas sin empleo en estas áreas solo acreditan competencias digitales bajas o nulas. Uno de cada cuatro no sabe siquiera enviar un correo electrónico. 

Este escenario se explica por el peor nivel de infraestructuras de telecomunicaciones del medio rural, pero, sobre todo, por la falta de formación tecnológica. No obstante, hay iniciativas que intentan atajar este problema desde las primeras etapas educativas. RuralBOTic tiene como objetivo acercar la robótica básica y la programación a las zonas rurales de Burgos y que este año ha logrado repartir 45 kits diseñados en exclusiva para este programa. 

Son solo cuatro ejemplos de cómo la tecnología puede ayudar a reducir los desequilibrios territoriales y de desarrollo económico y humano en este país. Y revertir así, en el largo plazo, el fenómeno de la España vaciada. 

Por Juan I. Cabrera

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