Día Mundial de las Telecomunicaciones: de las señales de humo al 5G

Innovación

El Día Mundial de las Telecomunicaciones se celebra todos los 17 de mayo desde 1969. Conmemora la fundación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) especializado en las telecomunicaciones internacionales. Y también la firma del primer convenio telegráfico internacional en 1865. Más tarde, en 2005, la asamblea general de la ONU añadió a esta celebración la de la sociedad de la información, para llamar la atención sobre la importancia de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el desarrollo de los países. 

Por este motivo, vamos a repasar la evolución de las telecomunicaciones en el mundo, desde los primeros registros, la situación actual y el escenario que se abre con la llegada del 5G y el internet de las cosas. Porque las llamadas ‘telecos’ viven una revolución permanente que ha cambiado la sociedad y va a seguir transformándola. 

La necesidad de transmitir información de forma rápida, precisa y eficiente siempre ha sido una aspiración humana. Y conseguirlo en una u otra medida ha determinado el progreso de las sociedades, desde la prehistoria hasta nuestros días. 

Los primeros intentos del hombre por conseguir una comunicación a distancia tienen que ver con medios que hoy parecen limitados, pero que en su momento fueron revolucionarios. En ocasiones, se siguen usando y son efectivos. Hablamos de incendios, balizas, señales de humo, tambores y bocinas. 

Después hubo muchos sistemas de telecomunicaciones, aunque no fueran electrónicos ni digitales. Por ejemplo, en el siglo VI antes de Cristo, se atribuye al emperador persa Ciro el primer sistema postal del mundo basado en el intercambio de mensajes transportados por palomas. Y ya en el siglo XV de nuestra era aparecen los llamados semáforos de bandera marítima, un código basado en las posiciones y movimientos de dos banderas de mano que facilitó la comunicación entre flotas. 

El teléfono de Graham Bell

El gran salto en materia de telecomunicaciones se produjo a mediados del siglo XIX en Estados Unidos, cuando Samuel Morse construyó la primera línea de comunicación telegráfica del mundo, que sentaría las bases de la telefonía fija posterior. De hecho, en 1876, el escocés Alexander Graham Bell patentó el teléfono (con permiso del italiano Antonio Meucci, que en 1871 no pudo formalizar la patente, aunque sí presentó una breve descripción de su invento). 

En concreto, el 10 de marzo de 1876, Bell y su asistente Thomas Watson lograron hablar desde habitaciones contiguas. Y en 1915 se multiplicó el alcance del invento y se estableció una comunicación entre Nueva York y San Francisco (Estados Unidos). De costa a costa y con casi 5500 kilómetros de por medio. 

Los siguientes hitos importantes tuvieron lugar ya en el siglo pasado. A finales de los sesenta viajaron los primeros datos entre nodos de ARPANET, que, con el tiempo, originaría  Internet. En 1973 el ingeniero estadounidense Martin Cooper empezó a trabajar, junto a expertos de Motorola, en lo que sería el primer teléfono móvil de la historia, un dispositivo que pesaba casi un kilo y medía 33 centímetros de largo. Tenía tan solo media hora de autonomía. 

Esos dos avances (internet y telefonía móvil) confluyeron en 1999 y volvieron a cambiar para siempre el escenario de las telecomunicaciones en todo el mundo. Ese año apareció el primer protocolo para adaptar el contenido de las páginas web a estos dispositivos. Aunque no fue hasta 2007 y 2008, con la aparición del primer iPhone, la generalización de las pantallas táctiles en los móviles y la entrada en escena de la tecnología 4G, cuando de verdad se produjo el despegue y la popularización de la llamada banda ancha móvil.  

En la última década y media, todo ha sido un no parar en el mundo de las telecomunicaciones. Aunque, la evolución no ha sido lineal para todos los formatos. Si hasta los primeros años del siglo XXI la telefonía fija dominaba con claridad el escenario, a partir de ahí el protagonismo es para las comunicaciones móviles

Caída de la telefonía fija y bum de la móvil

De hecho, desde 2009, el número de líneas activas de telefonía fija en el mundo no han dejado de caer, pasando de los 1254 millones ese año a los 884 millones de 2021, según datos de Statista. Por el contrario, el smartphone no ha dejado de ganar presencia y en estos momentos casi toda la humanidad carga un teléfono de bolsillo inteligente. 

En concreto, hoy se comunican con un smartphone 6648 millones de personas (un 85 % de los habitantes del planeta). Y la previsión es que este número siga creciendo en los próximos cuatro años, hasta rozar los 7500 millones de usuarios. De hecho, según la GSMA, la patronal mundial de las operadoras de telecomunicaciones, hay 2640 millones de conexiones de telefonía móvil más que habitantes en la Tierra. Este excedente se debe a que hay muchas personas con más de un teléfono y una línea. Y porque ya hay muchas máquinas de todo tipo, como los coches, que también cuentan como usuarios. 

En estos momentos, la gran confluencia del internet de las cosas (IoT) con la telefonía 5G prepara el terreno para que el mundo de las telecomunicaciones y la sociedad en general viva otro momento estelar. Un giro que hará que el mundo que veremos en los próximos años se parezca muy poco al actual, al menos en términos tecnológicos. 

Si hasta ahora la combinación de telefonía e internet ha permitido ‘hiperconectar’ a la humanidad y deslocalizar el acceso a la información (es icónica la foto del beduino que habla por su móvil mientras transita con su camello por el desierto), lo que viene es la carrera por unir a esa gran red todos los dispositivos del mundo. Desde los electrodomésticos de una casa a los aparatos de un hospital, pasando por la maquinaria de una fábrica y los sensores de una autopista que harán posible un transporte de verdad inteligente. Según Frost & Sullivan, en 2026 habrá más de 65 000 millones de dispositivos electrónicos conectados a IoT en todo el planeta. 

Las posibilidades del 5G

Y esa explosión de las conexiones y del trasiego de información será posible gracias a la tecnología 5G, la red móvil de quinta generación, que multiplicará por 20 la velocidad de las actuales conexiones 4G y 4,5G hasta llegar a picos de 20 Gbps. Y, sobre todo, permitirá conectar muchos más aparatos (hasta 100 veces más que la tecnología actual) y que las comunicaciones no tengan casi retardo o latencia. Todo esto es clave para el desarrollo de la conducción inteligente y autónoma, la telemedicina y la industria 4.0. 

Por el momento, y según datos de la GSMA compartidos en el último Mobile World Congress de Barcelona, solo el 8 % de las líneas móviles en el mundo disponen de tecnología 5G. En 2025 serán la cuarta parte. Y dos de cada cinco personas en el planeta podrán disfrutar de este último capítulo en la apasionante historia de las telecomunicaciones. Un episodio que, en cualquier caso, no será definitivo, puesto que ingenieros y laboratorios de medio mundo ya están trabajando en el 6G, que podría empezar a comercializarse en 2030. Aunque el tiempo dirá.   

Por Juan I. Cabrera

Imágenes | Akhenaton Images/Shutterstock, Wikimedia Commons/Daderot, Freepik.es


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